La oficina de la presidencia taiwanesa emitió un comunicado en el que dijo que Trump y Tsai discutieron temas que afectan a Asia y el futuro de las relaciones de Estados Unidos con Taiwán. (ARCHIVO)
El presidente electo de los Estados Unidos Donald Trump sostuvo un intercambio telefónico ayer viernes con la presidenta de Taiwán, en una acción que representa un claro desafío a la República Popular de China.
Se trata de un hecho quizás sin precedente, que un presidente o un presidente electo de Estados Unidos hable directamente con un líder de Taiwán, una isla autogobernada con la que la nación norteamericana rompió relaciones diplomáticas en 1979.
Desde ese año, Washington se ha apegado a la política denominada "una China", cuando cambió su reconocimiento diplomático del gobierno de Taiwán al gobierno comunista en la parte continental. De acuerdo con esa política, Estados Unidos reconoce a Beijing como representante de China, pero mantiene vínculos no oficiales con Taiwán.
Un comunicado del equipo de transición de Trump señaló que éste habló con la presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen, quien le ofreció sus felicitaciones.
"Durante la conversación, ellos señalaron los cercanos vínculos económicos, políticos y de seguridad entre Taiwán y Estados Unidos. Trump también felicitó a Tsai por haberse convertido en presidenta de Taiwán este año", agrega.
Posteriormente, Trump tuiteó: "La presidenta de Taiwán me llamó para felicitarme por ganar la presidencia. Gracias".
La oficina de la presidencia taiwanesa emitió un comunicado en el que dijo que Trump y Tsai discutieron temas que afectan a Asia y el futuro de las relaciones de Estados Unidos con Taiwán.
"La presidenta espera con ansias fortalecer las interacciones y los contactos bilaterales, así como establecer relaciones de cooperación más estrechas", dice el comunicado.
La llamada telefónica del viernes es el ejemplo más notable hasta ahora de la forma en que Trump ha desdeñado los convencionalismos diplomáticos desde que ganó la elección presidencial el 8 de noviembre.
Durante décadas, el estatus de Taiwán ha sido uno de los asuntos más delicados en las relaciones entre China y Estados Unidos. China considera a Taiwán como una parte de su territorio que será retomada, a la fuerza si es necesario, en caso de que busque la independencia. Para China es inaceptable que un líder taiwanés sea reconocido como jefe de Estado.