Columnas la Laguna

FACULTAD DE MEDICINA

FRUCTOSA E HÍGADO GRASO

DR. EDUARDO MAYET MACHADO*

Desde niños, los seres humanos disfrutamos de los sabores dulces. Dulce es la leche materna y debe ser por eso que a los niños les gustan los caramelos y todo lo que se le parezca. El Dr. Robert Lustig, médico especialista en desórdenes hormonales y obesidad en los niños y miembro de la Escuela de Medicina de la Universidad de California, Estados Unidos, ha realizado múltiples acciones de difusión de un concepto clave para la vida saludable: que el azúcar es uno de los principales enemigos de la salud humana. El Dr. Lustig no duda en calificarlo como un veneno, responsable de la obesidad y de miles de muertes asociadas con esa causa que ocurren cada año en el mundo.

En sus conferencias, seguidas por miles de personas, el Dr. Lustig acusa al incremento en el consumo de jarabe de maíz de alta fructosa, utilizado en la industria alimentaria para una infinidad de productos (refrescos, dulces, jugos embazados, pastelillos, cereales). Este jarabe vino a reemplazar por su menor costo a otros azúcares. El promedio de consumo anual por persona a mediados de la primera década del siglo XXI es de 25 kilos. Ello coincide, sostiene Lustig, con el explosivo aumento de la obesidad.

El azúcar es un ingrediente que aumenta el almacenamiento de grasa en el cuerpo, pero no sacia el hambre. Por el contrario, engaña al cerebro haciéndole creer que tiene hambre. Según Lustig, el problema está en la forma en que se procesan glucosa y fructosa en el cuerpo humano. Mientras la glucosa puede ser metabolizada por cualquier órgano, la fructosa sólo lo es por el hígado.

En sus investigaciones, Lustig probó que si la fructosa llega al hígado en cantidad y velocidad suficientes, este órgano la convierte casi en su totalidad en grasa lo que induce la resistencia a la insulina (pre-diabetes). Y cuando las células se vuelven resistentes a esta hormona, el páncreas -que es el órgano encargado de producirla- intenta regular los niveles de azúcar produciendo más y más de esta hormona con lo que consigue que el organismo acumule cada vez más grasa. Además, niveles altos de insulina elevan la presión arterial y reducen el colesterol bueno en la sangre lo que da origen a una condición llamada "síndrome metabólico", una de las principales causas de la obesidad. El resultado de este proceso es también un hígado graso. Es decir, el azúcar provoca en el hígado el mismo daño que el consumo de alcohol. Los pacientes con hígado graso deben evitar o reducir drásticamente el consumo de azúcar, ya que está comprobado que el consumo de fructosa se asocia a mayor frecuencia de esta condición, así como de su severidad.

RECOMENDACIONES PARA REDUCIR EL CONSUMO DE FRUCTOSA

Erradique de su hogar las bebidas azucaradas.

Incentive en sus hijos el consumo de carbohidratos ricos en fibra porque ayudan a limitar la absorción del azúcar (frutas con cáscara); no agregue azúcar al té, café, jugo o agua de frutas; restrinja el consumo de kétchup y aderezos artificiales que están endulzados con fructosa; limite al mínimo el consumo de pasteles o golosinas endulzadas con azúcar. Aumente la práctica de ejercicio. La actividad física acelera el ciclo del ácido cítrico, un proceso metabólico que desintoxica al cuerpo de la fructosa y hace que los músculos sean más sensibles a la insulina y bajen los niveles de esta hormona en la sangre.

Fuente: http://www.higadograso.cl/fructosa-higado-graso.htm

*Pedíatra. Profesor de Pediatría de la Facultad de Medicina de Torreón, UA de C.

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