LLEGARON SIN ANUNCIARSE Y ME DIJERON:
-¿No te acuerdas de nosotras?
La verdad, no las recordaba.
Me preguntaron, desafiantes:
-A ver: ¿quiénes somos?
-Perdonen -respondí-. A mis años se pierde la memoria. Les ruego que me digan quiénes son.
Respondieron muy orgullosas:
-Somos las viejas rencillas.
Quedé asombrado. Les dije:
-Pues se ven muy jóvenes.
Explicaron:
-Nos sometimos a una operación rejuvenecedora.
Las felicité cumplidamente. Y a ustedes les digo: si ven unas rencillas que parecen nuevas no se dejen engañar: son las viejas rencillas de siempre.
¡Hasta mañana!...