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Deslealtad

FEDERICO REYES HEROLES

"Claro que hay desgaste", la expresión no deja duda. Todo se desgasta, los materiales más duros o las relaciones humanas, las de pareja, las de trabajo, las sociales. Lo grave de la afirmación es que provino del general secretario Salvador Cienfuegos. Desgaste en las Fuerzas Armadas por las tareas de seguridad.

El desgaste es natural, no es debilidad de la materia sino exposición a factores externos: la incesante gota sobre la roca. Los metales frente a la fricción del viento a cientos de kilómetros por hora se "fatigan". Hay un desgaste natural, nuestro cuerpo se desgasta por el simple paso del tiempo. Pero hay otro tipo de desgaste, el indebido, que surge de un mal uso, por suplir una función para la que no se fue diseñado: el cuchillo haciendo las veces de desarmador. "Claro que hay desgaste" provocado por las tareas de seguridad en auxilio de municipios, estados y la propia Federación. Los años pasan, lustros, legisladores entran y salen y el país ha sido incapaz de revisar el diseño institucional para garantizar mayor seguridad a los ciudadanos. Claro que hay desgaste.

La afirmación es muy preocupante. Las Fuerzas Armadas es una de las instituciones mejor evaluadas por la ciudadanía, nada que ver con los partidos políticos que aparecen regularmente en el sótano de la confianza. Preocupante porque la impopular estabilidad política de México en buena medida se explica por el papel institucional de las Fuerzas Armadas. Impopular porque el discurso de la estabilidad institucional parecía ser patrimonio del PRI en exclusiva. Quizá por ello evaden el tema en otros frentes. Pero esa estabilidad es patrimonio de todos los mexicanos.

Las Fuerzas Armadas igual han servido a presidentes priistas que panistas y servirían a quien llegue a la presidencia. También a gobernadores de todos los partidos. Hoy mismo arriesgan la vida por el orden institucional del cual algunos se burlan. Al diablo con las instituciones es la afirmación de un irresponsable. Qué darían en muchas otras latitudes por tener algo similar y poder dormir tranquilos. Estamos hablando de un país que lleva más de cien años sin un golpe de estado, casi cien años con la misma Constitución. Se dice rápido y fácil, pero basta con recorrer mentalmente nuestro continente para recordar que somos una de las muy pocas excepciones. El domingo Venezuela vivió un golpe. Turquía, más lejos, la misma nación que quería entrar a la Unión Europea, acaba de sufrir un golpe o autogolpe, lo que haya sido. El mismo día que se anunciaba la muerte del muy querido Rey de Tailandia, Bhumibol Adulyadej, los altos mandos trataban de tranquilizar a la población temerosa de otro golpe de estado. Han sido doce desde 1932, el más reciente en 2014.

Construir esa estabilidad institucional ha llevado mucho tiempo y ha costado vidas. Sin ella México no podría exigir respeto internacional, ser imán inversión y buscar mayor prosperidad y justicia. Cómo estará de revuelto el ambiente político que esas palabras suenan huecas. Este país, con todas sus carencias y sus logros, no se puede explicar sin esa estabilidad institucional. De allí la relevancia de las palabras del general Cienfuegos. México tiene un Ejército proporcionalmente pequeño, el gasto también es reducido en comparación de otros países. Pero si las Fuerzas Armadas van a seguir supliendo las funciones de seguridad, se necesitarán más efectivos y más dineros.

Lo absurdo del caso es que la sociedad no les brinda respuestas. La petición de un marco legal que les brinde respaldo en esas actividades naufraga desde hace una década. La preparación de las policías municipales y estatales no pareciera una prioridad para los gobernantes locales. El financiamiento de esas corporaciones, que debería provenir de impuestos locales, en particular del predial, no está en la agenda. La malformación es brutal. Los dos países más seguros de continente, Canadá y Estados Unidos, cuentan con potentes policías locales y pocos elementos federales. En contraste Brasil y México, con problemas serios de seguridad, han seguido un esquema inverso: más fuerzas federales y debilidad local. En el planteamiento del secretario hay implícita una lectura: si los legisladores locales, los presidentes municipales, los gobernadores, los legisladores federales, la Federación, la República, han sido incapaces de brindar soluciones a la inseguridad en el largo plazo, "tendremos que estar en las calles", ha dicho Cienfuegos.

Dentro de la cautela, seriedad e incluso parquedad del discurso militar, las palabras de Cienfuegos no dejan duda: "Pareciera que los gobiernos prefieren decir mándenme tropas... sin generar sus propias instituciones de seguridad". Otro sexenio está por terminar, ellos no han traicionado la lealtad institucional, los gobernantes sí.

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Escrito en: Federico Reyes Heroles

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