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Los amigos

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

En la recta final para asegurar su candidatura priista al gobierno del estado de Coahuila, el alcalde Miguel Riquelme Solís recibió una crítica desde un ángulo inesperado: su homóloga y vecina, la presidenta municipal de Gómez Palacio, Durango, la señora Juana Leticia Herrera Ale.

Cada domingo, Miguel Riquelme suele celebrar una reunión para hacer una revisión del comportamiento de la seguridad pública de Torreón. En esas juntas, el escenario está articulado para que el alcalde dé la nota positiva para llevar a los medios, que como es natural, los domingos están buscando justo lo que el hábil precandidato supo detectar: información y que para intereses obvios, es coincidentemente de carácter positivo.

En estas dinámicas el edil se hace acompañar de diversas autoridades, destacando la presencia del general brigadier Juan Manuel Díaz Organitos, quien lidera el Mando Único Especial en La Laguna, cuya función es coordinar a todas las fuerzas de seguridad en la zona.

Así las cosas en la última junta, surgió el tema específico de dos sujetos asesinados y encobijados que aparecieron en la colonia Ampliación Los Ángeles, sito al norponiente de Torreón, que resultan ser parte de una cadena de varios asesinatos que han aparecido últimamente y por naturaleza hace a la ciudadanía recordar los años de terror que se vivieron en la Comarca Lagunera hace apenas pocos ayeres.

En ese contexto Riquelme Solís informó que había indicios de que los hombres asesinados y encontrados en Torreón aparentemente fueron ultimados en la Comarca Lagunera de Durango, ya que sus domicilios últimos eran en Lerdo y Gómez Palacio, además de existir denuncias en la Vicefiscalía para La Laguna de Durango de la desaparición de quienes resultaron ser estas víctimas fatales.

Además las autoridades de Torreón cuentan con un video donde se ve un taxi donde los cuerpos fueron transportados y luego arrojados y éste procedía de Gómez Palacio. Incluso el propio general Díaz Organitos abundó refiriéndose a que tanto en Gómez Palacio como en Lerdo, se tiene una debilidad estructural en la materia de seguridad, debido justo a que esos municipios no cuentan con suficientes elementos policiales propios.

Parecía entonces que con eso el tema había sido paleado ya por lo menos mediáticamente. Pero ¡oh sorpresa!, la flamante alcaldesa Herrera Ale reaccionó y exigió que su amigo (así llamó Leticia a Miguel Riquelme) le hiciera favor de informarle acerca de la situación de estos acontecimientos, y en tono irónico le señaló que no "hay que hablar por hablar" refiriéndose a que si Riquelme tiene información contundente que la comparta y si no es así, "pues los muertos aparecieron en Torreón y ahí ella no gobierna".

La realidad es que la situación general en materia de seguridad es distinta en La Laguna de Durango a la de Coahuila. Sea como sea, tanto el gobierno de Rubén Moreira como el de Riquelme, han logrado bajar significativamente los índices de violencia que se vivieron en los tiempos del profesor Humberto Moreira y en la última parte de la administración municipal de José Ángel Pérez y Eduardo Olmos.

En cambio, Lerdo y Gómez Palacio fueron abandonados por el gobierno de Jorge Herrera Caldera ante el servilismo de los entonces alcaldes Luis de Villa y José Miguel Campillo respectivamente, quienes pasaron todos sus trienios sin contar siquiera con policías propias, ante la indiferencia en los hechos del hoy exgobernador Jorge Herrera.

Leticia ha iniciado su mandato al frente del municipio de Gómez Palacio apenas el pasado 1 de septiembre del año en curso, y ha sido enfática en señalar que ha recibido un municipio en ruinas y abandonado por el gobierno estatal (el nuevo gobierno de Durango apenas tiene 35 días de haber asumido).

Pero más allá de la claridad de sus dichos, todo aquel que conozca un poco de la cosa pública lagunera sabe quién es Leticia Herrera y cuáles suelen ser de vez en vez sus declaraciones tronantes, que atemorizan a más de uno; el punto es que ahora sin esperar le tocó a quienes algunos ven ya como futuro gobernador de Coahuila, quien por conveniencia tuvo que aguantarse (parece que don Miguel se topó con la horma de su zapato y esta vez no reviró como lo ha hecho en otras ocasiones), y mejor concluyó el asunto diciendo que al final de cuentas, Lety y él son amigos.

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