La deuda de Durango
La ola de rumores rompió en la playa de la realidad. La deuda pública del gobierno de Durango es voluminosa, hipotecó el futuro de la entidad que afectará su desarrollo por varios lustros, es un boquete por el que se fugarán mensualmente muchos millones de pesos para el pago de acreedores; el exgobernador Jorge Herrera Calera, dejó en la bancarrota a las finanzas estatales.
Así, Durango pasó a formar parte de las entidades más endeudadas de México. En los últimos años, se ha hecho costumbre que algunos gobernadores salientes dejen en la ruina financiera a la sociedad que gobernaron, uno de los primeros fue el impune exmandatario coahuilense Humberto Moreira Valdés.
Y la mata de la corrupción siguió y sigue dando, la cosecha de pillos no se acaba, la impunidad es una gracia de facto que disfrutan al salir del poder. Por eso la paciencia social está agotada.
Rodrigo Medina de la Cruz en Nuevo León, Javier Duarte de Ochoa en Veracruz, César Horacio Duarte Jáquez en Chihuahua, Roberto Borge Angulo en Quintana Roo y el fugitivo Guillermo Padrés Elías de Sonora, integran la banda de exgobernadores ligados a indignantes escándalos de corrupción –vía endeudamiento, en su mayoría- que cuestionan sus administraciones.
En el caso de Durango, Jorge Herrera Caldera hasta pocos días antes de su salida de la gubernatura, reconocía que la deuda estatal ascendía a la cifra de 6,500 millones de pesos, cuando en realidad existía un pasivo escondido que ocultó hasta el final de su mandato. Las nuevas autoridades declararon que el verdadero adeudo asciende a casi 15,000 millones de pesos.
Distribuyendo proporcionalmente el polémico pasivo, según los últimos datos publicados, cada duranguense adeuda la cantidad de 8,550 pesos.
En términos comparativos, Durango no tiene la infraestructura comercial e industrial de entidades como Nuevo León, Coahuila y Chihuahua, su economía es mucho menor que la de estos estados norteños. Por lo tanto, su capacidad financiera para sanear su devastada hacienda pública es harto difícil, será un vía crucis cuesta arriba.
Aispuro, tendrá que ordenar medidas acertadas y drásticas para rescatar las finanzas duranguenses del caos, no se diga en la austeridad que debe implementar entre los altos funcionarios tan afectos al insultante lujo oficial.
Los efectos del inmoral pasivo serán funestos. Las participaciones económicas que la autoridad estatal, reparte a los municipios, se verán mermadas considerablemente; el espectro de los recortes, se yergue amenazante. Por consecuencia, los índices de pobreza podrían incrementarse y decrecería la obra pública, las arcas están vacías y los cobradores tumban la puerta.
José Rosas Aispuro Torres el flamante gobernador de Durango, posiblemente hará lo mismo que su colega el impopular mandatario de Coahuila, Rubén Moreira Valdez. Tendría como alternativa forzosa que recurrir a la indeseable alza de impuestos y derechos para enfrentar, así, los infranqueables compromisos de pago a los acreedores y sacar el gasto corriente; decisión que siempre provoca descontento social.
Los ciudadanos de Durango, como ha sucedido con los defraudados coahuilenses, tendrán que pagar a costa de sus bolsillos la deuda trabucoide que les fue heredada. El multicitado saldo rojo lo tendrán que sobrellevar y perdurará… ¡hasta el año 2038! O sea, los últimos pagos de este deleznable y no esclarecido pasivo, los realizarán los duranguenses que ahorita son niños y jóvenes y los millares que están por nacer.
La auditoría que Aispuro Torres está realizando a las finanzas estatales era muy necesaria. El resultado del escrutinio financiero, una vez dado a conocer a la opinión pública debe ser objetivo, transparente y apegado a la verdad rigurosa. Si aparecen corruptelas deberán ser identificados y castigados los culpables.
De nada valdrá la tarea de investigar los orígenes del réprobo endeudamiento, si no se persigue y alcanza una meta justiciera, se caería en otro caso de perversa impunidad como ha sucedido en otros estados del país.
Con la intención no basta.
Domingo Deras Torres,
Gómez Palacio, Durango.
