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Verdades y rumores

EL AGENTE 007

Versa el dicho que si ves las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar, y tal parece que eso hizo el senador Luis Fernando Salazar luego de observar los dardos envenenados que le lanzaron al alcalde Miguel Riquelme por su fiesta de cumpleaños. Los subagentes disfrazados de manteles largos comentan que el suspirante panista a la gubernatura le bajó considerablemente al presupuesto que tenía programado para su acto de promoción -perdón, informe legislativo- y a la comida que organizó posteriormente en Torreón el sábado pasado. Para evitar ser tachado de derrochador, la estrategia original cambió y en vez de extraordinarios manjares para sorprender a los comensales terminó ofreciendo un modesto buffet mexicano. Además, convirtió el convite en acto de beneficencia al colocar unos sobres y un mensaje en el que se pedía la colaboración de los asistentes para apoyar económicamente a dos asociaciones civiles de corte asistencial. Y para tratar de evitar suspicacias, en el mismo mensaje agradeció abiertamente a una docena de empresarios que figuraron como patrocinadores y organizadores del evento, como diciendo que él no planeó nada, que todo fue idea de terceras personas... y que la Luna es de queso. Pero más allá de esto, lo más interesante fue ver quiénes asistieron tanto al informe como a la comida, y aquí llamó la atención primero que aunque no vinieron todos los gobernadores panistas electos y en funciones, si acudieron el de Aguascalientes, Martín Orozco; de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca; José Rosas Aispuro, de Durango, y Francisco Domínguez, de Querétaro, así como legisladores y exlegisladores federales: José Luis Preciado, Roberto Gil, Héctor Flores, Silvia Garza y Ernesto Cordero. Del panismo coahuilense y torreonense prácticamente asistieron todos salvo Juan Antonio García Villa, quien se excusó por estar fuera de la ciudad, y las regidoras Vero Soto y Angélica Campos. Tampoco asistió el Pastor Nacional del PAN, Ricardo Anaya, de quien se dice que respalda al senador calefacto, aunque mandó su mensaje de apoyo en video. Don Luis también matizó mucho su discurso para centrarlo más en la famosa unidad del partido que en sus aspiraciones personales... aunque fueron sus amigos asistentes los que se encargaron de promoverlo como candidato. Y en ese tenor de la siempre temblorosa unidad blanquiazul, a quienes se les vio muy juntos y sonrientes fue a Guillermo Anaya, también suspirante, y a Jorge Zermeño, quien tuvo serias diferencias con el grupo que encabeza al PAN de Coahuila; al parecer están en plena operación cicatriz, habrá qué ver qué posición le ofrecen a don Jorge. Sobre don Memo, Salazar dijo que es su amigo, que la aspiración no los divide, que están de acuerdo en que el partido elegirá al mejor candidato y que todos terminarán apoyando... lo cual conmueve hasta las lágrimas. Con todo y el cambio de estrategia, el bajón en el presupuesto y el bonito mensaje de hermandad blanquiazul, don Luis no se salvó de algunos dardos patrocinados por las huestes priistas que intentaron hacer tendencia en redes sociales el mismo día de su informe con la vieja anécdota del pestañazo en una comisión, lo que para muchos evidencia que más allá de eso, o tienen poca batería los tricolores o la están guardando para mejores momentos. Habrá que ver.

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Cuentan que el fuego amigo está más duro que nunca dentro del PRI. Y no sólo a nivel nacional, sino también en el ámbito provincial. Los subagentes disfrazados de despensas arrumbadas nos reportan que alguien desde dentro está moviendo fuerte los hilos para intentar serruchar la silla del Pastor Nacional Tricolor, Enrique Ochoa, personaje cercano al preciso Peña Nieto que pretende arrebatar el control de toda la estructura priista a los gobernadores de cara a las elecciones de 2017, pero sobre todo de 2018, y frente al desplome en la popularidad del inquilino de Los Pinos. Una de las medidas que ha aplicado Ochoa es la de al menos aparentar que quiere iniciar una limpia al interior del partido para deshacerse de personajes incómodos como los Duarte, Javier y César, y Roberto Borge, para empezar, y así generar la impresión de que los señalamientos de corrupción sí les importan. No obstante, hay quienes desde la oposición ven esto como un verdadero teatro y que sólo va a llegar a tocar al gobernador de Veracruz, el eslabón más débil de la cadena y el más fácil de cortar, lo que lo haría quedar como un chivo expiatorio. En contraparte, dentro del partido hay algunos que ven que esto pudiera llegar un poco más lejos de lo previsto, con dos o tres cabezas rodando por los suelos, con el calculado control de daños al asumir la PGR las investigaciones. Además, muchos gobernadores priistas no se resignan a tener que ceder algunas riendas al CEN priista. Dicen los que saben que en este contexto hay que leer el golpe que le propinaron al jefazo del tricolor al revelar que a pesar de haber renunciado a la CFE se llevó una más que jugosa liquidación cuando no le correspondía. Por otro lado, los golpes internos parecen haber llegado también a la provincia coahuilense, en donde una fuente “allegada” -por no decir, incrustada- a la Secretaría de Finanzas estatal que encabeza Ismael Ramos sacó los trapos al sol de una red de contrataciones millonarias a empresas fantasma, situación que a puesto a sudar la gota gorda a los del Palacio Rosa. La situación es tal que hasta los mismo priistas del Congreso local estuvieron dispuestos a dar crédito a la investigación publicada y ya citaron a comparecer a don Lito, que algunos muy mal pensados dicen que se está convirtiendo como en una especie de “péguenle al gordo” en esta administración. Pero más allá del fuego amigo, no ha pasado desapercibido el hecho de que el mismo esquema de firmas fantasma denunciado en esta provincia fue el que ha puesto a Javier Duarte contra la pared, y que en otros rumbos gobernados por el PRI también hay hilos que jalar, con lo que se intuye que esto podría bien resultar en un patrón de comportamiento.

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Y ya entrados en gastos con eso de las elecciones y preparativos, nos llegan noticias de que en días pasados arribó la avanzadilla de asesores y analistas del CEN del PRI encargados de medir el agua a los camotes entre los suspirantes de esta provincia y comenzar a hacer las primeras recomendaciones. Los subagentes disfrazados de mesas y sillas comentan que recientemente se reunieron con don Miguel en la Perla de La Laguna para comunicarle los positivos y negativos que desde la Capirucha del Esmog observan. Dicen que entre las recomendaciones que le hicieron está la de buscar la manera de no parecer tan cercano al moreirismo, lo cual se antoja harto difícil. Incluso, le sugirieron que comenzara a marcar distancia con algunos de los funcionarios de su gabinete y dirigentes priistas que estuvieron involucrados en el enjuague de la aprobación de la megadeuda en 2011, tales como Jaime Russek, Shamir Fernández y Verónica Martínez. Por otra parte, dicen, los asesores chilangos le advirtieron que percibían cierto nivel de dispersión en su equipo de imagen, y que el problema principal es que muchos de sus integrantes ya se sienten despachando desde la Urbe de Adobe en vez de hacer la talacha en el terreno. Esto pudiera explicar las desconocidas que de pronto le dan al alcalde desde la opinión pública.

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Pues también la grilla en la vecina provincia de Durango está al rojo vivo. Por un lado los nombramientos van y vienen y, como era de esperarse, han dejado contentos a unos y molestos a otros, mientras que las predicciones de algunos fueron más que erradas. No pocos se han mostrado sorprendidos de que la mayoría de las secretarías hayan quedado a cargo de priistas y que sólo una lagunera forme parte del gabinete principal, Rosario Castro Lozano, como contralora. Por el otro lado, al interior del PAN estatal se empezaron a mover las piezas tras la licencia que solicitó Juan Quiñones para atender la encomienda como director de la Comisión de Agua del Estado de Durango, la CAED, que dicen por ahí es como poner la iglesia en manos de Lutero. En este caso, la gran pregunta es quién quedará a cargo del timón estatal que de manera interina ocupa el diputado Antonio Ochoa, ya que los bandos opuestos radicales están más que puestos para iniciar el golpeteo. Por una parte, está el pupilo de Quiñones, Lorenzo Martínez a quien señalan será sólo un subordinado de su padrino político y, por lo tanto, ya tiene un punto malo con la gran mayoría de los gurús panistas. El otro, Jorge Salum, parece ser un personaje más serio y con algunas medallitas, pero que en el bando de los rudos los rechazan de igual forma por poner en riesgo sus intereses, y por no garantizar una verdadera unidad (como si eso fuera posible en el PAN). Dicen que los poderosos del panismo tienen en la mira a un lagunero que ha estado en más de mil batallas (aunque no ha salido victorioso en muchas de ellas) y que puede tener interlocución con todos y cada uno de los líderes del partido, se trata del exregidor y excandidato a diputado local Oswaldo Santibáñez, quien para muchos ha mantenido un perfil menos desbocado, además de que fue fiel al proyecto de Aispuro cuando todos sus excompañeros regidores no le hicieron caso y emprendieron la huida al PRI. Faltaría ver qué dice el primer panista del estado, José Rosas Aispuro Torres, aunque para eso don Oswaldo se anda moviendo y presume que tiene una línea directa de la cúpula nacional por su cercanía con el exsecretario de Gobernación, Santiago Creel. Por lo pronto los tiempos están avanzando y no hay nada claro para nadie.

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