Cuidado. Maltrato de animales es síntoma de problemas en el seno del hogar. (EDITH GONZÁLEZ)
El maltrato o crueldad animal por parte de niños o adolescentes, es un claro indicador de problemas en el seno familiar que pueden ir desde una débil figura de autoridad hasta violencia, por lo que se debe tratar y corregir para evitar que estas conductas se repitan en la edad adulta, ya sea con animales o personas.
Recientemente se informó sobre la detención de un joven acusado de dar muerte a un perro de raza pitbull que fue encontrado pendiendo de una rama.
El psicólogo Roberto López Franco dice que estos actos de crueldad reflejan la forma en la que están siendo educadas las nuevas generaciones.
"Se trata de personas que tienen un gran distanciamiento emocional en las relaciones afectivas, interpersonales y cuando se encuentran este tipo de casos indica que el papá y la madre o la familia, no han educado adecuadamente al niño o niña y que en mucho de los casos tienen que ver con actos de maltrato no consiente, porque el niño o la niña no saben el daño que le están haciendo a un animal".
En términos psicológicos, dice que es a partir de los 6 años cuando el niño toma conciencia del mundo en el que está viviendo debido a que se le obliga a madurar mucho más rápido, mientras que en el caso de la mujer, puede ser a los 8 ó 9 años.
Explica que para prevenirlo se deben poner límites, lo que en psicología entra dentro de la modelación de las conductas, una niña que maltrata una vez a las mascotas y no hay llamada de atención por parte de la figura de autoridad, vuelve a generar un segundo acto de maltrato, un tercero o cuarto, etc., entonces es seguro que llegue a la edad adulta maltratando animales, ya que nunca hubo una sanción, represión o acto normativo que le dijera que eso estaba mal.
"Puede indicar que la figura de autoridad no se está ejerciendo como debiera y que la familia no ha marcado límites en la relación con las mascotas".
Otro factor es la violencia, ya sea física, psicológica, económica o sexual, provoca en niños y niñas un sentimiento de frustración, de impotencia que luego se canaliza con la mascota.
"Cuando se da esto y alguno de los miembros de la familia recibe golpes, los niños o niñas, primero reprimen, luego se sienten impotentes y si tienen una mascota o ven una mascota callejera se pueden desquitar, es decir canaliza el enojo y la frustración para con esa mascota", dice.
Agrega que la violencia en el medio social, también genera sentimientos de frustración e impotencia en los menores, que sólo pueden descargar con alguien más vulnerable.
Otro factor es la personalidad del niño o la niña, pues pudiera tener un temperamento más agudo que requiere mayor atención y socialización. Es por eso que el especialista dice que se debe legislar para que cuando se presenten estos casos, los menores tomen cursos remediales, en donde hagan conciencia sobre la desventaja que tiene una mascota con respecto al ser humano y evitar que se conviertan en adultos que maltraten animales o personas.
En el caso del joven que fue detenido y posteriormente liberado López Franco reitera que este tipo de conductas pueden devenir en actos similares en seres humanos, por lo que debe ser atendido por un psiquiatra.
