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¿A qué diablos vino Trump?

Ventana

JOSÉ CÁRDENAS

La presencia del odioso, odiado, antipático y nada grato candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos irritó a México porque aprovechó la visita para hacer campaña política, proyectar su imagen, y amenazarnos -otra vez- con cancelar el Tratado de Libre Comercio y construir un muro en la frontera para frenar el tráfico de drogas, armas y personas. Trump habló desde aquí para los suyos de allá.

¿Vino a "chamaquearnos"?

Parecería que al invitar a Trump, nuestro presidente apostó contra la casa; que tomó una decisión impopular… si sólo leemos la reacción popular.

Sin embargo, Peña Nieto dejó clara la intención del gobierno de defender los intereses nacionales, privilegiar una visión de futuro constructivo con nuestro poderoso vecino y primer socio estratégico, y vacunar al país para evitar que la eventual llegada de Trump a la Casa Blanca pueda resultar un peligro para México.

El miedo nace de lo que se conoce…

Dirán los adversarios del régimen que una cosa es buscar un diálogo civilizado, a pesar de los desacuerdos, y otra distinta invitar a casa a quien no se ha cansado de agraviar, insultar y escupir a los mexicanos; recibir a Trump en Los Pinos se lee como pésima idea, a menos que tomemos en cuenta algo nada menor: ese candidato del copete ridículo podría llegar a ser Presidente de los Estados Unidos.

La presencia de Trump hizo hervir las redes sociales, voraces y carnívoras; hubo protestas en el Ángel y la Asamblea Legislativa; sobraron descalificativos de los adversarios políticos del régimen… todos, acusando a Peña Nieto de cometer un error; algunos alegan que al recibir a Trump, el presidente legitimó el discurso de odio y olvidó toda la mierda que ese señor ha lanzado contra nuestro país y su gente; ¿que "golpear a México no tiene costo", como reclama el exembajador en Washington, Arturo Sarukhán?

A pesar del enojo, respire profundo; considere que el presidente Peña cumplió una obligación política: velar por los mexicanos que viven dentro y fuera del país, y mostrar que el entendimiento y el diálogo con quien piensa distinto debe estar más allá de fobias a pesar de las heridas abiertas y el mal humor social exacerbado; que los intereses de México y los mexicanos merecen respeto y no pueden quedar supeditados a pasiones, menos cuando un demonio anda suelto… y huele a azufre.

¿Me ayuda usted a construir un muro de nopal, por si se ofrece?

@JoseCardenas1 | [email protected] | www.josecardenas.com

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