Columnas la Laguna

SIMÓN ÁLVÁREZ FRANCO

HIGINIO ESPARZA RAMÍREZ

De las más relevantes, las que marcan el estilo y vocación de las personas y definen conductas y valores en una sociedad convulsionada por la violencia, la corrupción y la intolerancia, son tres las pasiones que distinguen a Simón Álvarez Franco, un "trotamundos" que se jacta de ser lagunero por elección y convicción: el trabajo, la cultura y la amistad.

Las inclinaciones mencionadas serían las básicas y más entendibles de un comportamiento rector asumido desde la niñez y fortalecido en la edad adulta, pero no, no es así: en forma paralela surgieron oficios, tareas y aficiones que sorprenden por lo insólito:

Escribidor de cuentos cortos publicados en el suplemento "México en la cultura" dirigido por Fernando Benítez, entrevistador de luminarias del cine mexicano, cronista y guionista de obras teatrales, catedrático en instituciones universitarias, discófilo, contrabandista por necesidad de guías forestales, extra en la película "Los Caifanes" y figura principal en la película "La Otra Historia" dirigida por Mauricio Wallerstein, en la cual alternó con la primera actriz Lupe Rivas Cacho.

Toda esta inimaginable laboriosidad la desarrolló a lo largo de su vida activa sin descuidar sus trabajos de planta: casi 30 años en el Sistema Bancomer en el territorio nacional, 22 en la empresa "El Trasgo" de don Manuel Villegas y 16 en Leche Bell.

Conferencista de alta solvencia intelectual, en estos tiempos aprovecha el tiempo libre que le genera el retiro forzado para ejercer tareas de índole artística y testimonial: el grabado en linóleo con la técnica poco usual de neolitografía. Se le conoce como "transferencia múltiple" similar -explica- al grabado en piedra, pero menos onerosa y con una intención futurista: legar a los estudiantes, profesionistas y población en general grabados de arquitecturas antiguas de Mapimí, San Pedro, Lerdo, Gómez Palacio y Torreón, "a fin de que las futuras generaciones tengan una idea del desarrollo alcanzado por esta región hace 100 años".

En su juventud se graduó como tenedor de libros y estenógrafo, carreras de moda -por únicas- en aquellas remotas épocas y ya más crecidito concluyó con éxito las carreras de Relaciones Industriales y Humanas, mismas que le permitieron impulsar el nacimiento y desarrollo de empresas importantes para la vida económica de la Comarca Lagunera. Con los trabajadores, empleados y compañeros de cada una de ellas mantuvo una cercanía personal y profesional que alcanzaba niveles amistosos.

El reportero pregunta escéptico y Álvarez Franco contesta sin titubeos:

-Simultáneamente con mis trabajos profesionales, sin descuidarlos en ningún momento, impartí cátedras de Administración General, Administración de Personal, Diplomados de Mercadotecnia y conferencias. Fui sinodal -el orgullo enciende su rostro- en exámenes profesionales de quienes son en la actualidad destacados profesionistas y empresarios laguneros, tanto en la Universidad Autónoma de Coahuila, Isytac (hoy Universidad Lasalle), Universidad Iberoamericana y otras escuelas superiores del norte del país.

Y subraya para disipar dudas: -Como docente en escuelas superiores y universidades, entregué a la enseñanza pública y privada 42 años de mi vida.

Devoto entrañable del "arte de la vida", le rinde honores a la buena música y a la obra plástica de pintores de la talla de Diego Rivera, Francisco Toledo, José Luis Cuevas, José García Ocejo, Gilberto Guerra, Elvira Gascón y el lagunero Raúl Esparza, autor de un mural de barro de dos mil metros cuadrados en la iglesia "La Encarnación" de la colonia La Rosita, en Torreón, Coahuila. "Muchos no lo conocen y eso es imperdonable", lamentó.

Cuadros de estos notables artistas de la plástica mexicana, adornan una de las salas del hogar que comparte desde hace 55 años con su esposa, la maestra y educadora Lucrecia Valdés González, orgullosa hija del maestro normalista nacido en Rancho Camargo, José Santos Valdés García de León, maestro normalista, escritor, periodista y hombre de izquierda rotundamente fiel a sus convicciones.

La firma auténtica del querido Panzón esposo de Frida Khalo, enmarcada, le otorga un valor adicional a la muestra pictórica particular, merecedora de figurar en salas y museos de proyección nacional e internacional.

Es dueño absoluto -no presta ni regala- de un admirable archivo musical integrado por diez mil composiciones instrumentales y cantadas de las que sobresalen los tangos de Carlos Gardel, los conciertos clásicos de Agustín Lara -sonatas y sinfónicas poco conocidas en público- y reproducciones de los lustrosos discos de pasta del reciente pasado: de 78, 45 y 16 revoluciones, éstos últimos sólo tocables en aparatos cuadrafónicos.

-Los discos originales de 78 y 45 revoluciones los regalé a diversos museos, los de 78 al Gorozave de Ciudad Lerdo debido a que esta institución cuenta con una "ortofónica" de 1902 (antiguo aparato mecánico que reproduce esos discos). Ahora ya tiene los necesarios para utilizar el reproductor musical, ilustró el ilustre melómano.

En su discoteca cantan, además de Gardel y Lara, Olga Guillot, las Hermanas Hernández, las Hermanas Águila, Nicolás Urcelay, Nestor Mesta Cháirez, Alejandro Algara, Juanito Arvizu, todos los tríos habidos y por haber y los contemporáneos en canto, composición guitarra y piano Ramón Ruiz Cavazos, los tres Ramos: Armando, Paty y Carlos; Charles Aznavour, Chamín Correa, Susana Harp, insigne investigadora del folclore nacional; el español Alfredo Krauss, Plácido Domingo y María de Lourdes con su clásica "La Barca de Guaymas". Linda Rondstand tampoco escapó a los afanes coleccionistas de quien es también un bohemio puntual y solemne. -¡Salud! Le digo para no desentonar.

Avalan la colección dos gruesos catálogos de música romántica, de música con clase; reunió 17 versiones de la canción "Azul" de Agustín Lara, interpretadas en canto y piano por Pedro Vargas, Tete Cuevas, Rebeca y Fred MacDonald, uno de los alias de Fernando Z. Maldonado y sin dilación pasma al reportero: "Janitzio" -un suave vals dedicado al lago de Pátzcuaro- nació en Torreón, precisamente en el andén de la estación del Ferrocarril, en una de las giras de Agustín Lara por la provincia, a mediados del año 34.

Son dos las canciones preferidas del ex banquero metido a musicólogo: "Venecia sin ti" de Charles Aznavour y "Cruz de Olvido" de Juan Zaizar, de quien se hizo amigo. -Una noche en el jardín de un hotel colonial de Tequisquiapan se le ocurrió a Juan -a mitad de nuestra plática- componer la canción como homenaje a una de las dueñas de la posada, una hermosa dama por cierto descendiente de una familia lagunera de apellido Morato, evocó nostálgico.

El vasto repertorio lo enriquecen no sólo grabaciones antiguas y música vieja -de 1896 y 1910-; también contemporáneas procedentes de Cuba, Colombia y Mérida, puntualizó. -Estoy al corriente en música y sones de la actualidad y sus eximios intérpretes: María Marta Serra Lima, Alfredo Noriega, Gloria Stefan, Chavela Vargas, Alberto Cortés o Tania Libertad desde su primera época con Aria para una Sola Voz hasta Nube Viajera, uno de sus últimos éxitos.

En su amplia diversidad de oficios y profesiones, se incorporó como locutor por algún tiempo a la radio difusora XEGZ de la ciudad de México para transmitir anuncios publicitarios. Atraído por los tangos que difundía Jacobo Zabludovsky, le obsequió por conducto de un tercero dos regrabaciones de discos impresos en 1936 por Carlos Gardel: "Ramona" y "Canción de Cuna". El locutor y periodista nunca le dio las gracias.

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