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ENFOQUE REGIONAL URBANO

RAUL MUÑOZ DE LEON

¡Retrospectiva escolar!

En matemáticas, el profesor Alfredo Padilla Huerta; en biología, el doctor Armando Merino Aguilar; historia de México, el licenciado Victorio Aguilar Delgado; inglés, la maestra Felisa R. de Olvera; geografía física...

... el doctor Lisandro Ávila Carrillo, director del Instituto; español, el doctor José G. Juárez; educación cívica, el licenciado Ezequiel Cisneros Rocha; educación musical, profesor Mireles; carpintería, profesor Bernardino Casillas Mena; dibujo de imitación, profesor Aguirre; electricidad, profesor Antonio; educación física, profesor Luis L. Vargas.

Esto en primer año de secundaria. Un detalle anecdótico que recuerdo de esta época, es que en febrero de 1958, el licenciado Cisneros nos dice dentro de la clase de civismo: habrá un concurso de oratoria que organiza la presidencia municipal, si a alguno de ustedes les gusta esta actividad y quiere "entrarle" que levante la mano. Nos quedamos todos en silencio y mirándonos unos a otros; entonces un amigo y compañero de grato recuerdo, Manuel Tapia Rocha, "maliciosamente" y queriendo jugarme una broma, aprovechando mi descuido me levantó la mano y el maestro pensó que yo tenía interés en participar, y sin preguntar mi opinión me ordenó: pasa al frente y lee este párrafo (entregándome un libro).

Considero que tal vez le gustó la lectura porque me dijo: ve a la biblioteca y pide el libro "Veinte Discursos de Luis I. Rodríguez", prepara un tema y me lo traes. Lo que efectivamente hice, y leyendo al autor hice un modesto trabajo al que titulé "Por un México Mejor" que aprobó el maestro Cisneros, con ajustes y modificaciones; con este discurso participé en el Primer Torneo Municipal de Oratoria de Gómez Palacio, discurso que contenía el siguiente exordio tomado del autor Rodríguez: "Pido a la elegía su más patético y solemne tono; a la epopeya su voz de bronce ornada de imágenes; pido al armonioso Concierto de la Piérides, un soplo para acercarme con cabal reverencia a la gigante figura de don Ignacio Ramírez, quien con su brazo de Nigromante dejó huérfanos de divinidades a los altares de la reacción. . ." Así me inicié en la oratoria, agradeciéndole a Tapia la "maldad" que me hizo y al licenciado su aprobación y apoyo. Seguí participando en concursos y eventos, y ya no "solté" la oratoria, ni ella a mí.

En segundo año, éstos fueron nuestros maestros: profesor José Mendoza Soto, en matemáticas; licenciado Álvaro Jiménez Salcido, historia de México; doctor Armando Soto Luján, geografía económica; profesora Elba de Lomas, inglés; doctor Francisco Márquez, física; doctor Bardán Gloria, biología; licenciado Hugo López Vela, educación cívica; profesor Darío Alvarado, educación musical; doctor Nicasio Chávez Contreras, español; profesor Aguirre, dibujo constructivo; profesor Rodolfo Espinoza, mecánica eléctrica; capitán Agustín Mercado, instrucción militar; profesor Vargas, deportes.

Ya en tercer año de secundaria, tuvimos a: profesor Mendoza, matemáticas; licenciado Salvador A. Pescador, historia de México; maestra Lomas, en inglés; doctor Nicasio, en español; licenciado López Vela, civismo; Q.F.B. Lilia Suárez del Real de Valdepeñas, en química; profesor Leonardo González Alba, pintura y modelado; profesor Darío, música; doctor Héctor R. Célis, geografía humana; profesor Aguirre, dibujo arquitectónico.

En preparatoria llevamos bachillerato especializado, no único, de acuerdo a la vocación profesional a la que estábamos orientados. Los bachilleratos implementados en esa época eran cinco: leyes, comercio y administración, medicina, ingeniería y ciencias químicas; el ciclo de bachillerato era de dos años. En mi caso opté por el bachillerato de leyes, y los maestros fueron; en primero de preparatoria: licenciado Darío Carrillo Estrada, introducción al derecho; licenciado Antonio Hernández y Souza, filosofía y literatura mexicana; profesora Beatriz R. de Flores, francés y etimologías grecolatinas; doctor José Martínez Martín, biología; profesor Darío Alvarado, latín y griego; licenciada Esther Mijares Porras, lógica.

En segundo de preparatoria, llevamos las siguientes materias: sociología, con la licenciada Lilia Sonia Casas Franco; ética, con el licenciado Arturo Fourcans Olvera; psicología y literatura universal, con el licenciado Hernández y Souza; latín, con el profesor Darío Alvarado; higiene, con el doctor Roberto García Sosa, francés, con la maestra Flores; economía política, con el licenciado Ezequiel Cisneros. Las materias que llevábamos todos los bachilleratos, y concurríamos a clase a la misma hora eran filosofía, lógica y etimologías. O sea, en preparatoria acreditábamos dos cursos de francés, dos de latín y dos de literatura. Una preparación completa e idónea al perfil profesional que buscábamos.

Buenos maestros todos ellos a quienes recuerdo con respeto, agradecimiento y admiración porque nos proporcionaron los conocimientos y habilidades para hacer frente a la vida y poder librar con éxito los mil obstáculos que al hombre plantea. Por eso traigo a la memoria la expresión que en latín nos entregó el profesor Darío Alvarado: "Magister iter et vía ómnium generationum est". (El maestro es camino y guía de todas las generaciones).

Y también de él aprendimos el texto de las Catilinarias, que son cuatro discursos de Marco Tulio Cicerón pronunciados en el senado romano el año 63 A. C., al ser descubierta una conjura encabezada por Catilina, (de aquí su nombre), que aspiraba a cónsul, para dar un golpe de estado, a quien el tribuno acusó de traición. Si la memoria no me traiciona, la primera se expresaba en latín así: "Quousque tándem abutere Catilinam, patientia nostra; quam dium etiam furor iste tuus nos eludet; quaem ad finem sese effrenata jactabit audatia?". En una traducción liberal, no rigorista, que me perdonen los latinistas, diría lo siguiente: ¿Hasta cuándo, Catilina, seguirás abusando de nuestra paciencia? ¿Hasta cuándo esta locura tuya, seguirá riéndose de nosotros? ¿Cuándo acabará esta desenfrenada audacia tuya?

Así fue nuestra preparación de nivel medio superior: integral y adecuada. ¡De ello nos sentimos satisfechos!

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