EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

Urge reducir el período presidencial

JESÚS CANTÚ

Esta semana rendirá su Cuarto Informe de Gobierno el presidente Enrique Peña Nieto, lo que al menos en el caso de los 8 presidentes anteriores al actual, ha sido el inicio de un tramo presidencial cargado de crisis políticas o económicas o ambas. La fatal coincidencia inicia en 1968 con la matanza del 2 de octubre, poco más de un mes después de que el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, lo rindiera en medio de los serviles protocolos de la época.

Pero lo sucedido en ese sexenio no fue una excepción, se convirtió en la regla a partir de ese sexenio: su sucesor Luis Echeverría Álvarez terminó su gobierno en medio de expropiaciones de tierras en los valles de los ríos Yaqui y Mayo; enfrentamientos con los empresarios, particularmente los de Monterrey; y sumido en una crisis económica que se manifestó en niveles de inflación desconocidos en la época posrevolucionaria y la primera devaluación de la paridad peso/dólar, después de 22 años de estabilidad.

Y prácticamente el mismo script siguió el sexenio del presiente José López Portillo, que tras un inicio muy positivo, entre otras cosas por la riqueza petrolera mexicana y los altos precios de los hidrocarburos, empezó a sumirse en una crisis económica a partir de mayo de 1981 (nuevamente unos meses después del cuarto informe) cuando los precios del petróleo a nivel internacional empezó a declinar y el gobierno se mostró incapaz de reaccionar, lo que provocó nuevamente una escalada inflacionaria, una nueva devaluación y la expropiación bancaria en septiembre de 1982, al rendir su último informe de gobierno.

En el caso de Miguel de la Madrid, la crisis empezó a manifestarse en los llamados "fraudes patrióticos" a partir de las elecciones de 1985, en Nuevo León, y las repercusiones a nivel nacional e internacional fueron mayores con el cometido en julio de 1986 (unos meses antes de rendir el quinto informe) en el estado de Chihuahua, en lo que sería el preámbulo del fraude electoral en la elección presidencial de 1988. En este caso también estaría acompañado de una crisis económica, plasmada plásticamente en el llamado "crack" de octubre de 1987, con el desplome del Índice de Precios y Cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores.

Su sucesor, Carlos Salinas de Gortari, fue exitoso en el manejo de la economía, pero fracasó en lo político y lo social y la crisis empezó a manifestarse el 24 de mayo de 1993, con el asesinato del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, en el aeropuerto de Guadalajara. El primero de enero de 1994 estalló el movimiento zapatista en la sierra chiapaneca; en marzo de ese mismo año, el asesinato del entonces candidato tricolor a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio; y, finalmente, el 28 de septiembre, el asesinato de quien se perfilaba como el coordinador del grupo parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados, Francisco Ruiz Massieu.

Ernesto Zedillo, después de superar la crisis económica provocada por el llamado "error de diciembre" en 1994, Zedillo viviría igualmente días aciagos después de las elecciones intermedias de mitad de sexenio, cuando el PRI perdió por primera ocasión la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, el escándalo relacionado al desvío de recursos de los bancos privatizados a su campaña presidencial en 1994 y la aprobación del rescate bancario a través del llamado Fondo para la Protección del Ahorro Bancario (Fobaproa).

La alternancia de partido en Los Pinos, no terminó con la dinámica sexenal, y el famoso desafuero de Andrés Manuel López Obrador, lo inició Vicente Fox Quezada en mayo de 2004, aunque el escándalo estalló hasta abril del 2005, es decir, casi un año después. Y los índices de criminalidad y delitos de alto impacto, el gran fracaso del gobierno de Felipe Calderón, se vivieron precisamente a partir del 2010 y se extendieron hasta el final de su sexenio, con una ligera disminución durante el 2012.

La revisión, no deja lugar a dudas, después de rendir su cuarto informe de gobierno se agudizan las crisis de los gobiernos y esto se vuelve todavía más preocupante en un sexenio, en el que la primera crisis le estalló en el último trimestre de 2014 (los 43 desaparecidos de Ayotzinapa y el escándalo de la Casa Blanca), es decir, apenas a los 2 años de gobierno, así que si no hay un cambio radical de los ciclos sexenales, lo que nos espera una vez que rinda su cuarto informe de gobierno puede ser devastador para México.

Llama la atención que hoy que diversas fuerzas políticas impulsan una nueva reforma política para incorporar la segunda vuelta en las elecciones de presidente y gobernadores, nadie proponga reducir los 6 años del período presidencial, pues las evidencias de lo nefasto de los 2 últimos años de los gobiernos del último medio siglo no dejan lugar a dudas. La única explicación es nuevamente que los políticos y sus dirigentes partidistas, con posibilidades reales de ganar la Presidencia, únicamente piensan en sus intereses particulares y no en el interés nacional.

Los políticos quieren mantener los actuales términos porque eso les permite un ejercicio más prolongado del poder, con todo lo que eso conlleva, y eso prevalece sobre el interés nacional de reducir, al menos la duración e intensidad, de las crisis de fin de sexenio. En América Latina, los únicos países que tienen períodos presidenciales de 6 años son México y Venezuela; 12, lo tienen de 4 años; y 4 (El Salvador, Panamá, Perú y Paraguay), de 5 años. Seis años son demasiados con un mal gobierno.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: JESÚS CANTÚ

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1257308

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx