Gran asombro causó entre propios y extraños el cónclave que esta semana sostuvieron casi todos los gobernadores priistas de esta hermosa República de folletín con el flamante Pastor Nacional del Tricolor, Enrique Ochoa, en la Capirucha del Esmog. El motivo de la reunión fue “relanzar” la estrategia del partido con miras a las elecciones de 2017 y 2018, aunque claro el mensaje fue “ser más cercanos a la gente, combatir la corrupción, reconocer la crítica, etcétera”. Pero el asombro viene a cuento porque, como ya dijimos, no asistieron todos los gobernadores ya que algunos, dicen, no fueron requeridos. ¿Adivine quiénes? Sí, efectivamente, aguzado lector, ausentes estuvieron Javier Duarte, de Veracruz; César Duarte, de Chihuahua, y Roberto Borge, de Quintana Roo; sobre quienes pesan acusaciones peliagudas que podrían ponerlos en serios aprietos incluso antes de dejar su administración. Si bien para algunos la distancia con estos personajes no resulta del todo sorpresiva, lo que si llamó poderosamente la atención es que tampoco Coahuila.
Los que también se llevaron dos grandes sorpresas fueron los senadores blanquiazules y la plana mayor del PAN que se dieron cita esta semana en la Peronera Capital coahuilense para su sesión plenaria legislativa. Y es que antes del llegar al hotel que sirvió como sede de un encuentro que muchos vieron como un espaldarazo del centro a las aspiraciones de Luis Fernando Salazar, se percataron de que había unos bonitos espectaculares en donde se les daba la bienvenida a la tierra de Humberto Moreira, el exgobernador “que el PAN exoneró”. ¡Zaz! Y es que hay que recordar que durante la administración de Felipe Calderón fue que la PGR, a cargo entonces de Marisela Morales, decidió no actuar penalmente contra el “Improcesable”. Lo curioso es que ese dardo en forma de anuncio lo arrojó la asociación Claridad y Participación Ciudadana, misma a la que pertenece el empresario taurino y flamante defensor de la soberanía nacional de la Morena del Peje, Armando Guadiana, quien se había mantenido hasta ahora como un personaje cercano a la oposición panista, incluso con participación en varios cónclaves de suspirantes. Pero la sorpresa más grande fue que al hotel donde se encontraban los panistas reunidos y diciendo que en 2017 van a conseguir derrotar por fin al “moreirismo”, llegó de pronto el alcalde de Torreón y calefacto priista, Miguel Riquelme, quien se paseó ante la mirada atónita de los senadores banquiazules para, después de unos minutos, salir por la misma puerta que había entrado. Como era de esperarse, el hecho generó todo tipo de comentarios entre los asistentes a la plenaria como que fue para tratar de acaparar reflectores de la prensa, aunque como en ese momento sólo había medios de la Ciudad de México. Pero otros, entre broma y seriedad, dijeron que había ido a felicitar a Bernardo González, dirigente estatal del PAN, quien el jueves estuvo de cumpleaños, o que simplemente fue a recoger algo que había olvidado en una de sus frecuentes estancias en la Urbe de Adobe.
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Entrados en temas de grilla, dicen que la desilusión por no acceder a un buen hueso en el nuevo gobierno estatal de Durango que encabezará en septiembre José Rosas Aispuro ha llevado al dirigente estatal del PAN, Juan Quiñones, a arremeter contra el equipo ecléctico que está armando en el cual figuran lo mismo panistas que priistas, así como coahuilenses y duranguenses. Don Juan ha declarado que al “Güero” Aispuro lo manejan “personajes oscuros” que lo están llevando a cometer, según él, equivocaciones. Y es que el líder estatal blanquiazul se refiere a la incorporación del exembajador Jorge Zermeño en el equipo de transición, o a la posible designación del excalcade priista Octaviano Rendón como zar anticorrupción en la provincia. Lo cierto es que parece que don Pepe ha entrado en competencia con Leticia Herrera, alcaldesa electa de Gómez Palacio, por jalarse a los panistas renegados de Torreón. Y es que además de don Jorge, quienes van a cruzar el río Nazas son los exediles Ignacio Corona y Rodolfo Walss, quienes se integrarán al gabinete de doña Leticia. Vaya cosas de la política.
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Así como las lluvias siempre vienen a recordar la falta de un drenaje pluvial decente en el área conurbada de La Laguna, el llamado “Padre Nazas” ha regresado a la zona metropolitana a exhibir las carencias que esta tiene como ciudad y sociedad. Y es que el paso del agua, aunque poca hasta el momento, ha puesto en evidencia todos los atropellos que varios particulares cometen y las permisividades y tropiezos de las autoridades. ¿Por dónde empezar? A lo largo del cauce es posible encontrar construcciones que invaden la zona federal, que está restringida por obvias razones. Las cribadoras, que tienen en el lecho del río una auténtica mina de oro ya que extraen un material que no les cuesta, han desaparecido el cauce natural en donde operan. Lo primero que se pudo observar con la avenida a la altura del puente Plateado fue un auténtico relleno sanitario flotante. Sí, un cúmulo de basura de todo tipo. Nuestros subagentes disfrazados de ambulantes de verbena improvisada nos reportan que había hasta sillones y televisores, o sea que ya sólo faltaba una mesita de centro para completar el cuadro de una sala de televisión. Por si fuera poco, alguien no hizo la chamba de liberar de obstáculos el cauce, Conagua quizás por tantos cambios, sobre todo a la altura del puente Solidaridad, en donde hay un sifón y, más adelante, varios “diques” que en conjunto han formado una especie de represa. Esto hizo que el agua se desbordara en un punto del canal de estiaje, que a pesar de tener una capacidad de 500 metros cúbicos por segundo, con 65 se vio rebasado. Los subagentes señalan que los que se tiraron en la hamaca fueron la Conagua, la SCT y el gobierno de Durango. Como cereza del pastel está el retraso en los nuevos puentes que se construyen sobre el río que, si ya estuvieran terminados, no se tendría el desorden vial que hoy se tiene, aunado a los fuerzas de seguridad que han tenido el “tino” de armar sus retenes antes de subir algunos de los puentes habilitados. Tache para ellos y todos los que han contribuido de alguna manera a que una avenida por ahora tan raquítica genere un verdadero caos y evidencie lo mal que tratamos a quien osamos llamar “Padre Nazas”.
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A propósito de lluvias y desmanes, nuestros subagentes disfrazados de operarios nos reportan que en el Parque Industrial Lagunero ya se hizo costumbre que cada vez que Tláloc bendice a estas tierras semiáridas se tiren aguas azules en plena calle, cosa que afecta a trabajadores, empresarios e incluso pobladores de colonias aledañas. Cuentan que se trata de una empresa textil que aprovecha los charcos pluviales en las calles del maltrecho parque para disfrazar sus desechos. Pero la versión de las autoridades municipales de Gómez Palacio, en voz del director de Medio Ambiente, Humberto Muñoz, es que las aguas brotaron del drenaje saturado y que no representan ningún riesgo. Pero en su versión hay dos serios problemas: primero, ¿por qué se permite que se arrojen desechos industriales al drenaje sanitario cuando eso está prohibido?; y segundo, ¿cómo no va a haber riesgo para la población si esos desechos industriales están mezclados con la mengambrea del drenaje sanitario? No cabe duda que en la agonizante administración de José Campillo ya están echados en la hamaca. A ver si el gobierno de Leticia Herrera, que está por comenzar, pone cartas en el asunto.
