El sueño es una función biológica esencial, de importancia vital para la recuperación y la conservación de la energía y la supervivencia. También, parece ser central para el desarrollo del sistema nervioso, el aprendizaje, la memoria; la regulación emocional, cardiovascular y metabólica y para la eliminación de toxinas celulares.
Es claro que se necesita de un sueño de calidad para mantener la salud. Existen alteraciones en el dormir relacionadas parcialmente con factores modificables para una adecuada calidad y cantidad del sueño, como el tener un sitio seguro, cómodo y predecible para dormir y el tiempo apropiado para esta actividad. La cantidad de sueño necesario para cada persona varía considerablemente con la edad. Los niños, por ejemplo, no son sólo "adultos pequeños" en relación al sueño y requieren atención específica de los procesos madurativos asociados a éste. El sueño de corta duración (menos de 6 horas cada día) se asocia con resultados adversos, incluyendo mortalidad. El sueño excesivo (más de 9-10 hs. diarias) puede relacionarse con efectos negativos a la salud. La duración óptima para adultos es de 7-9 hs. con variaciones individuales. Aunque dormir más de 9-10 hs. puede ser normal, también puede asociarse con varias causas patológicas a las que hay que estar atentos. Las recomendaciones para la duración del sueño en niños deberían estar basadas en la edad, permitiendo el despertar espontáneo en el tiempo deseado con la implementación de horarios regulares. Se recomienda que en adolescentes se retrase la hora de entrada a clases para ajustarla al ciclo fisiológico diario, propio de esta edad. Los adolescentes son un grupo particularmente susceptible.
Todos los conductores de vehículos deben estar al tanto de los síntomas y consecuencias de la somnolencia. El conducir vehículos cuando hay somnolencia es una causa frecuente de accidentes viales. En ocasiones, los requerimientos laborales son causa de sueño insuficiente y de accidentes en los sitios de trabajo.
Es importante señalar que hasta el presente, los proveedores de servicios de salud reciben poca educación formal sobre la importancia del sueño para la salud y el manejo de los trastornos comunes del sueño. Hay que educar sobre la higiene del sueño y animar a los pacientes a optimizarlo. Hay datos que sugieren que quienes no duermen lo suficiente pueden ser particularmente sensibles a los efectos del alcohol. Se requiere mayor educación al público en general y a los médicos sobre el impacto de las horas y los turnos de trabajo en la calidad y duración del sueño. Los médicos debieran estar al tanto de la eficacia de la terapia cognitivo conductual (psicológica) para el insomnio como una alternativa a la prescripción inmediata de hipnóticos y sedantes.
Los trastornos del sueño son comunes, causan malestares asociados y tienen un impacto económico importante, pero son tratables. Sin embargo, muchas personas con trastornos del sueño permanecen sin ser detectados y por lo tanto sin tratamiento apropiado.
*Siquiatra. Profesor de Siquiatría de la Facultad de Medicina, Torreón, UA de C.
La próxima colaboración será del Dr. Eduardo Mayet Machado, Pediatra.
