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Soldados de Salamina de Javier Cercas

Seres forjados con imaginación y recuerdos

Foto: Joan Tomás

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Minerva Anaid Turriza

La novela Soldados de Salamania del escritor y columnista español Javier Cercas marcó un hito en su carrera literaria; aunque para el año de su publicación (2001) el autor ya había escrito tres libros, fue gracias a esta que alcanzó el reconocimiento mundial.

Javier Cercas, nació en Ibahernando, Cáceres (España) en 1962. Estudió filología en la Universidad Autónoma de Barcelona. Escritor y columnista de El País Semanal, revista dominical del periódico El País. Durante dos años ejerció como profesor en la Universidad de Illinois y posteriormente impartió clases de literatura española en la Universidad de Gerona.

Sus primeras obras, escritas entre 1987 y 1997, no tuvieron mucho éxito. El móvil es una colección de cinco cuentos muy distintos entre sí, fue reeditado por Tusquets pero conservando sólo el relato que daba título al conjunto; El inquilino es una novela en la que no acaba de quedar claro si los sucesos fueron reales o mera imaginación, sueño o alucinación del protagonista y El vientre de la ballena, novela en la que el destino del protagonista da un vuelco total a raíz de una sola decisión.

A pesar de la publicación de estas obras, Cercas siguió siendo un escritor muy poco conocido, al grado de que fue excluido de Páginas amarillas, una antología que compila a varios autores españoles de su generación publicada en el año 2000.

La cuarta fue la vencida, Soldados de Salamina, publicada en 2001, lo llevó al reconocimiento mundial. Recibió comentarios favorables de escritores prestigiosos como Doris Lessing, J.M. Coetzee, George Steiner y Mario Vargas Llosa. Además recibió premios otorgados por los libreros (Premi Libreter, Premio Librería Cálamo), por los escritores (Premio Salambó de Narrativa), por los críticos (The Independent Foreign Fiction Prize, Premio de la Crítica de Chile, Premi Ciutat de Barcelona) y por los lectores (Premio Qué Leer, Premio Crisol). El gran éxito de ventas de este libro le permitió dejar su empleo como profesor y dedicarse de lleno a escribir.

Esta obra mereció también una adaptación cinematográfica, realizada por el director español David Trueba en 2002 y estrenada al año siguiente. El rodaje duró once semanas, contó con recursos muy limitados y no se interrumpió el tráfico vehícular ni peatonal para realizar las grabaciones. El film homónimo contiene algunos cambios en la trama y personajes, en lugar de Javier Cercas como protagonista tenemos a Lola Cercas (interpretada por Ariadna Gil, esposa de Trueba), y en lugar de Roberto Bolaño quien entrega la pieza clave es Gastón, un alumno de Lola, encarnado por Diego Luna. La película fue nominada a ocho Premios Goya en 2004, obtuvo sólo el de Mejor Fotografía.

Aunque Javier Cercas tuvo el falangismo en casa, ya que su familia cercana lo era, es un gran crítico de la dictadura de Francisco Franco y durante mucho tiempo tuvo una mala opinión de su padre a quien tachaba de oportunista del franquismo. Sin embargo, acabó escribiendo Soldados de Salamina cuya figura central es Rafael Sánchez Mazas, fundador, ideólogo y el “principal proveedor de retórica” de la Falange (tenía el carnet número cuatro) y colaborador cercano de José Antonio Primo de Rivera. Según Cercas, no es exagerado decir que este individuo fue el primer fascista de España y su más influyente teórico.

El título del libro alude a la batalla naval de Salamina en la que los griegos, bajo el mando de Temístocles, vencieron al ejército persa, comandado por Jerjes I, salvando a su nación. El argumento de la novela no tiene relación con este episodio, pero esta batalla era uno de los temas de interés de Rafael Sánchez Mazas.

Además, el autor ha comentado que para su generación, la Guerra Civil Española es algo tan distante como la batalla de Salamina, pero las consecuencias de ambos conflictos persisten hasta el presente.

Todo comienza cuando Javier Cercas, convertido en narrador y personaje principal de su libro, escucha hablar de Sánchez Mazas. La Guerra Civil Española está llegando a su fin, las derrotadas tropas republicanas comienzan la huida tratando de alcanzar la frontera francesa perseguidas por los nacionales. Rafael Sánchez Mazas está preso en Cataluña, en el enclave en que se encuentra alguien tiene la brillante idea de fusilar a los presos franquistas antes de huir y, por azar, Sánchez Mazas consigue escapar del fusilamiento colectivo. Cuando salen en su busca, un soldado republicano, lo encuentra, lo encañona y, tras mirarlo fijamente a los ojos, decide perdonarle la vida. Después Sánchez Mazas vivirá emboscado con ayuda de algunos campesinos de la región y en compañía de tres desertores republicanos.

El autor/narrador/personaje encarna a un periodista que indaga en este episodio buscando comprender por qué aquel miliciano anónimo eligió no matar ni entregar a su enemigo. Esa es la pregunta en torno a la cual gira este libro, ¿qué habrá pensado el miliciano al momento de elegir no disparar? La última parte del libro está dedicada a las peripecias de Cercas por encontrar a este soldado desconocido, hasta que una entrevista fortuita con el escritor chileno Roberto Bolaño lo llevará tras un hombre que puede (o no) tener relación con los hechos, Antoni (o Antonio) Miralles.

Miralles es un exsoldado radicado en Dijon, luchó en la Guerra Civil Española para defender a la República y se encontraba en el lugar del fusilamiento colectivo del que escapó Rafael Sánchez. Tras la derrota, Miralles pasó a Francia y se alistó a la Legión Extranjera francesa; la Segunda Guerra Mundial lo pescó en África bajo el mando del general Leclerc (jefe del ejército de las fuerzas de la Francia libre) y, peleando en todas y cada una de las batallas intermedias, llegó en la vanguardia aliada que liberó París.

A pesar de que todas las novelas de Javier Cercas son muy diferentes entre sí, es posible observar algunas similitudes, por ejemplo: la mezcla entre realidad y ficción, los recursos autobiográficos explícitos (al grado de que él mismo aparece como personaje en algunas), circularidad del relato que se manifiesta con la repetición textual de algunas partes al inicio y al final de la novela, el mismo escritor comentó que todas sus novelas comienzan con una pregunta y el desarrollo corresponde al intento por responderla, que finalmente se logre (y de qué manera) es otro asunto. Describe sus novelas ideales como “fáciles de leer y difíciles de entender”, al estilo de su favorita Las aventuras del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.

Soldados de Salamina es definida por el narrador como un “relato real”, no como una novela, y por los críticos como una “novela testimonio”; distintas formas de decir que es un híbrido literario que mezcla la ficción y la realidad, los recursos de la novela y el discurso testimonial, hechos comprobados y ficción. En palabras de su autor, “lo que […] consigno no es lo que realmente sucedió, sino lo que parece verosímil que sucediera; no ofrezco hechos probados, sino conjeturas razonables”. Finalmente la verosimilitud es requisito de toda ficción respetable.

Hay un momento de la novela en el que Javier Cercas, en conversación con Roberto Bolaño, se queja de que no tiene imaginación por lo que no puede escribir una novela, a lo que Bolaño replica que la imaginación sobra, basta con tener recuerdos porque las novelas se hacen mezclando recuerdos. Tal vez la clave sea combinar recuerdos e imaginación para darle vida a seres más auténticos que los reales.

Una frase que a fuerza de repetirse se convierte en una especie de hilo conductor del relato es: “A última hora siempre ha sido un pelotón de soldados el que ha salvado la civilización”. No es a los gobernantes, ni a los ideólogos, ni si quiera a los grandes jefes militares sino a ese pelotón de anónimos soldados a quien les debemos la civilización, sean los soldados de Salamina o los republicanos de la Guerra Civil Española. Tal vez para salvar a la civilización o redimir, parcialmente al menos, a nuestra especie no son necesarios grandes actos heroicos, quizá basta un gesto como perdonar la vida del enemigo.

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