En su primer día de operación en Torreón, las unidades de Uber tuvieron una gran demanda de viajes, tanto de empresarios que ya habían utilizado el servicio en otras ciudades como de jóvenes, amas de casa, adultos mayores y estudiantes que buscaban conocerlo.
José nunca se imaginó como chofer, trasladando gente de un punto a otro, pero ayer por la mañana fue su primer día como conductor asociado de Uber y para el mediodía ya llevaba cinco viajes.
Hace un mes, José era el encargado del área de sistemas en una institución educativa, pero luego de un recorte, se vio obligado a buscar otro empleo para sostener a su esposa y sus tres hijos. En las redes sociales encontró un anuncio de Uber, buscó más información y consideró que podía ser una buena opción.
Como su vehículo no alcanzaba los estándares de la empresa, pues deben tener menos de 10 años de antigüedad, un seguro de cobertura amplia para daños a terceros y otro de gastos para los ocupantes, le pidió su automóvil a su cuñado.
-Vamos a medir el mercado y, si todo va bien, hago la inversión de comprar un coche más nuevo-, dice.
Son las 12:00 horas y la temperatura es de 36 grados centígrados al abrigo, pero el sol brilla con intensidad y la sensación térmica en la calle es considerablemente mayor. Se solicita el servicio por medio de la aplicación del celular y en segundos responde José. Está a unas cuadras del Centro de Torreón y la solicitud es para un viaje a un centro comercial en Gómez Palacio.
En la pantalla, aparece un pequeño automóvil que se acerca rápidamente al primer cuadro de la ciudad y en un recuadro en la parte baja aparece la foto de José, su nombre y la opción para hacer un cálculo de cuanto se pagará por el viaje, son de 80 a 85 pesos. El vehículo llega en menos de 3 minutos, se estaciona, el conductor saluda y comienza el viaje.
El automóvil luce impecable, limpio, el aire acondicionado está encendido, hay un aroma de auto nuevo. El conductor viste pantalón de vestir, camisa de manga larga, es un hombre de unos 48 años de edad, lleva el cabello hacia atrás con mucho gel y su bigote perfectamente recortado. Dice que anda trabajando desde las 7:30 horas, que ha atendido a todo tipo de usuarios, en diversos puntos de la ciudad, y que no ha escuchado de ningún problema, hasta ese momento.
-Sé que hubo amenazas de los taxis, de vandalizar las unidades, y del alcalde, de aplicar multas, en Uber nos dijeron que ellos se encargarían de todo eso, si resultamos afectados-, comenta.
El chofer pide que uno de los pasajeros viaje adelante, como medida preventiva, para que no se vea que es un taxi y evitar conflictos con los concesionarios. José dice que en Torreón se permite también el pago en efectivo, en otras ciudades es solamente con tarjeta de crédito. Aún así, considera que no son una competencia para los taxis convencionales porque atienden a otro sector de la población, que debe contar con la aplicación en el dispositivo de telefonía móvil y tener registrada la tarjeta de crédito o Paypal.
Dice que carga una hielera en la cajuela, que llenará con refrescos y botellas de agua para ofrecer al pasajero, para aliviar el calor. No tiene problema en cruzar a Gómez Palacio, lleva el estéreo apagado a petición de los tripulantes. Cuenta que presentó varias evaluaciones para ser aprobado como conductor, exámenes psicométricos y llevó una carta de no antecedentes penales.
El precio promedio por viaje es de 50 pesos. José duda un momento cuando se le pregunta si será rentable con el incremento que ha tenido la gasolina, pues debe tener el aire acondicionado encendido y es mayor el gasto.
-Sólo el tiempo dirá, esperemos que sí-, dice. Le preocupan más las multas de parte del Ayuntamiento o las agresiones de los taxistas, por eso considera que ya es necesaria una regulación, para evitarse problemas.
El viaje termina y el conductor amablemente solicita que se evalúe el servicio brindado, la aplicación indica que se recorrió una distancia 10 kilómetros y que el costo serían 81 pesos, pero como promoción especial, se otorgan dos viajes gratis, así que no se aplica ningún cargo.
Buen trato. Al final del viaje, el conductor pide al usuario que califique su experiencia en Uber. (RAMÓN SOTOMAYOR)
