Para los nostálgicos

Aquel 1994 fue un año que trajo consigo muchos cambios para el mundo y sobre todo para México, empezando por la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá; la aparición del ejército zapatista en Chiapas; aquella terrible -e inolvidable- devaluación del peso; los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y Francisco Ruiz Massieu; el primer debate televisado entre los candidatos a la presidencia -lugar que ocuparía después Ernesto Zedillo. Esto en materia social y política, pero en la industria automotriz marcaría la desaparición del mítico Chrysler Shadow, auto que le diera tantas alegrías a la marca norteamericana en el tema de ventas de volumen y cuyo reemplazo sería el "extraño y redondo" Neon.

En aquel entonces yo tenía 14 años y empezaba a manejar, metiendo y sacando coches en el taller mecánico de mi papá. Ver la llegada del Neon al país fue para mí uno de esos acontecimientos que no olvidaré, pues viví rodeado de autos de la marca como el LeBarón que hablaba, el New Yorker de lujo, el Spirit R/T, el Dart K unos años antes y aquellos diseños cuadrados y muy angulados darían paso a un auto totalmente redondo, sin un solo corte y con un espacio interior tan grande que no veía en un sedán de cuatro cilindros. Así comenzó la leyenda de un vehículo que durante diez años fue referencia dentro de un segmento; primero con carrocería de cuatro puertas como sedán, luego llegaría el coupé dos puertas, luego la versión SXT, la R/T y finalmente la SRT-4 -que todavía puede verse en las competencias de arrancones de ¼ de milla. Incluso hubo un campeonato de automovilismo, cuna de grandes pilotos mexicanos que también le significó mucha presencia a la marca: la Copa Neon.

Después llegaría su reemplazo: el Caliber… una propuesta extraña mitad auto y mitad crossover, lleno de materiales de baja calidad y con una transmisión CVT que más allá de darle funcionalidad, marcaría la decadencia de Dodge en este segmento que comenzaba a florecer con el Sentra, el Jetta, el Civic, etc. Años más tarde llegaría el Dart, como una apuesta dentro del segmento de sedanes compactos, sin embargo el precio elevado y reputación de la marca serían dos enormes costales llenos de piedras que no lo dejarían despuntar. Finalmente, la apuesta de Sergio Marchione es el Fiat Tipo, construido en Turquía y al que decidieron llamar Neon.

Llegará a México en cuatro versiones, de las cuales se separan dos motorizaciones y dos transmisiones. La primera es la SE, con un motor aspirado de 1.4 litros y 95 hp. Habrá caja manual y automática de seis velocidades, bolsas de aire frontales, frenos ABS, control de tracción y asistente de arranque en pendientes. La SE de caja manual tendrá un precio de 217 mil 900 pesos y la automática 238 mil 400, incluyendo pantallas digitales en tablero y consola central para el sistema multimedia Uconnect que además, tiene controles al volante. Le siguen las versiones SXT, ambas con transmisión automática, un motor de 1.6 litros con 108 hp y más equipamiento como rines de aluminio, insertos en piel, navegador satelital y asientos de tela y alcantara. Los precios son: 260 mil 200 pesos y 279 mil 900.

El diseño es apegado al Dart sólo que en menor escala. Sin embargo, para quienes hemos conocido la gama Fiat en la última década, tiene esos detalles que no lo vuelven un Dodge.

Por otro lado, el equipamiento es muy completo y es ahí donde se justifica el precio, además de tamaño, se colocándose a la par de los súperventas: Volkswagen Jetta, Nissan Sentra, Mazda3, Toyota Corolla, Hyundai Elantra, Ford Focus, KIA Forte, Chevrolet Cruze y Honda Civic.

El manejo es más de un Fiat; no lo podemos negar. La suspensión es suave, la dirección es demasiado asistida -aunque se agradece en una ciudad llena de tráfico- y la potencia no es la mejor si ponemos de frente a sus rivales con más de 110 caballos. Volvemos a lo mismo, vale la pena el equipamiento y si comparamos este nuevo Neon con su antecesor, lo único que tienen en común es el nombre. Mucha suerte al nuevo Neon.