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Familia y parasuicidio

Una amarga experiencia que puede superarse

Foto: Archivo Siglo Nuevo

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Marimar Centeno

Los familiares de personas que intentan suicidarse pueden llegar a experimentar profundos sentimientos de culpa, vergüenza, enojo y miedo a que la situación se repita, es por eso que buscar ayuda profesional resulta de vital importancia.

Encontrar a su hija tirada en su cuarto, casi sin vida, fue la más terrible experiencia que han vivido; había pastillas alrededor de su cuerpo y mientras la llevaban camino al hospital, su hermana, destrozada, se preguntaba por qué habría hecho algo así, las dudas y preguntas aún sin respuesta, atormentaban a cada integrante de la familia pensando que tenían relación directa con lo que había sucedido. ¿Cómo podrían haberlo evitado? ¿Sería diferente si hubieran puesto más atención a su comportamiento?

Según la infografía para el plan de prevención de suicidios 2013-2020 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el suicidio es la segunda causa de muerte de personas de entre 15 y 29 años de edad. Ocurren más de 800 mil suicidios al año (el 75 por ciento de ellos en países de ingresos bajos y medianos) y superan la cifra de muertes causadas por guerras y homicidios. En 1969 Kreitman introdujo el término parasucidio para referirse a todas aquellas conductas suicidas que no tienen un desenlace fatal.

La conducta suicida es multidimensional, resulta de una compleja interacción entre factores biológicos, genéticos, psicológicos, culturales y sociales. También puede haber una predisposición a él si se padece alguna enfermedad mental, como la depresión o trastornos relacionados al consumo de alcohol, el abuso de sustancias, la violencia y las sensaciones de pérdida.

Nuestro self, siempre buscará la manera de sobrevivir ante cualquier circunstancia, si se siente amenazado, de manera inmediata y automática pondrá en función los mecanismos de defensa para disminuir o suprimir las excitaciones internas originadas por lo que la mente percibe como una amenaza, dando lugar a una lucha entre el mundo interno y el mundo externo.

Anna Freud llamó al mecanismo de defensa de autoagredirse la 'vuelta del instinto contra el yo', que es un desplazamiento del instinto agresivo en el que la persona se convierte en su propio blanco de agresión, existe una lucha interna y busca de una manera impulsiva escapar o terminar con lo que le resulta frustrante, doloroso o insoportable porque cree que no tiene fuerza emocional suficiente para afrontar lo que está viviendo. La manifestación de enojo hacia sí mismo puede ser tal vez por la incapacidad de comunicar lo que siente dentro de su sistema familiar.

LA FAMILIA Y EL PARASUICIDO

Tras un intento de suicidio, el sistema familiar se puede desestabilizar por el impacto psicológico y social que ocurre, en algunos casos a los miembros de la familia les preocupa ser señalados o juzgados socialmente. Las relaciones entre los integrantes de la familia pueden sufrir un deterioro si experimentan sentimientos de culpa, reproche o frustración. Por ejemplo, en los casos donde es alguno de los hijos quien tiene la conducta suicida, los padres empiezan a cuestionarse si hay algo que hicieron mal, experimentan enojo, vergüenza e inseguridad de sus roles familiares en el futuro.

La familia es un sistema interconectado por vínculos inconscientes de afecto que existirán siempre. Cuando algún integrante manifiesta un síntoma, muestra a través del mismo la funcionalidad familiar. Culparse no ayudará a resolver la crisis que están atravesando, algunas personas por amor a su sistema familiar, inconscientemente buscan hacer algo, lo que sea para intentar volver a unir a la familia, cuando buscan llamar la atención es porque la necesitan.

Buscar ayuda profesional en estos casos es fundamental porque de esta forma se sentirán acompañados durante la crisis, descubrirán qué roles han estado desempeñando y podrán establecer nuevas pautas de comportamiento, sabrán que es muy importante que todos los integrantes del sistema se den cuenta que tienen derecho a expresar lo que sienten, merecen ser escuchados con respeto, necesitan descargarse y liberarse emocionalmente para sanar y restaurar sus vínculos afectivos.

Se debe prestar atención al integrante de la familia que presentó el intento suicida, intentando que no sienta invadido su espacio personal ni se sienta sobreprotegido porque podría resultar contraproducente, la comunicación respetuosa, clara y directa es clave para que la familia salga adelante. La desesperación irá desapareciendo paulatinamente, se pueden fortalecer los vínculos buscando siempre lo mejor para cada integrante del sistema familiar.

La prevención para que no exista un intento de quitarse la vida nuevamente es primordial, existen señales que son indicadores de que algo no está bien en la persona: tristeza profunda y prolongada por días o incluso semanas, apatía, desánimo, falta de concentración, irritabilidad, trastornos de sueño, abandono de actividades o pérdida de la capacidad de disfrutar lo que hace, dolores físicos recurrentes, cansancio crónico o problemas para iniciar su ciclo de sueño o para despertar, falta o incremento excesivo de apetito. Si una persona manifiesta al menos tres de estos síntomas podría estar en situación de riesgo y hay que actuar en el momento para evitar que se pueda lastimar nuevamente.

MANTENER LA ESPERANZA

A lo largo de la vida, los seres humanos nos enfrentamos a situaciones de crisis que desestabilizan nuestro bienestar emocional, pero en todos nosotros existe esta capacidad para adaptarnos y resistir lo que sea que se esté presentando, si el malestar emocional se experimenta por un tiempo prolongado se debe buscar ayuda inmediata.

En algún momento podemos experimentar sentimientos de desesperanza que invaden nuestros pensamientos, sea lo que sea que esté sucediendo debemos confiar en que siempre en algún punto del camino habrá algo de esperanza, si logramos sentir nuestra respiración, si tocamos nuestra piel, si nos damos cuenta que nuestro corazón aún está latiendo y podemos abrir los ojos, tenemos el poder de elegir hacia dónde guiamos nuestra mirada y nuestra atención, hacia lo que sentimos que nos falta y no está o hacia todo lo nuevo que se puede construir con tan solo atrevernos a dar un paso hacia la vida.

Twitter: @Marimar_Centeno

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