Columnas Social

Historia de las bibliotecas en México

Dr. Leonel Rodríguez R

(Segunda y última parte)

En 1762, el doctor Manuel Ignacio Beye de Cisneros y Quijano fundó con sus propios libros de biblioteca de la Real y Pontificia Universidad, primera que se abrió al público, la cual se incrementó en los años siguientes con nuevas donaciones y con los volúmenes de los colegios de la Compañía de Jesús cuando ésta fue suprimida en 1767. Hizo el catálogo Basilio Manuel Arrillaga, pero se perdió al ser incautada en ocasión de las Leyes de Reforma. El chantre de la Catedral de México, Luis Antonio Torres Quintero, reunió un considerable número de libros en el curso de la primera mitad del siglo XVIII; los heredaron sus sobrinos, Cayetano y Luis, y al morir éste, en 1788, aquél la donó a la sede metropolitana; en 1844, eran 12, 295 volúmenes, pero sólo pasaron a la Biblioteca Nacional 10, 210.

En 1785, empezó a formarse la biblioteca de la Academia de San Carlos con un donativo personal de Carlos III; la enriqueció Javier Cavallari entre 1867 y se mantiene en servicio en la Escuela Nacional de Artes Plásticas. La de San Gregorio, reunida originalmente por los jesuitas, fue dirigida en el siglo XIX por Juan Rodríguez Puebla y luego por José María Díaz de Sollano; su rica colección de manuscritos en lengua náhuatl fue trasladada a la Nacional. La de San Idelfonso, que llegó a tener cuatro mil títulos, se perdió totalmente de igual forma ocurrió en la época del presidente Calles, con la del Seminario fundada a fines del siglo XVII por el arzobispo Francisco de Aguiar y Seijas.

La Biblioteca Nacional de México, aunque creada por decreto del 24 de octubre de 1838, abrió sus puertas al público hasta el 2 de abril de 1844. 30 después, tenía 104, 337 volúmenes, de los cuales cien mil procedían de los antiguos conventos. Fue instalada en el ex templo de San Agustín, desde 1929 pertenece a la Universidad Nacional Autónoma de México y en 1952, al inaugurarse Ciudad Universitaria, pasa a ocupar un gran edificio en sus nuevas instalaciones. En 1975, tenía medio millón de libros.

Algunas bibliotecas fueron vendidas al extranjero. La de José Ma. Andrade, adquirida por Maximiliano para fundar con ella la Biblioteca Imperial de México, fue subastada en Viene en 1869, contenía 7 mil volúmenes relativos al país. Bancroft adquirió el mismo año la de P.A. Fischer, capellán del propio emperador. La de José Fernando Ramírez, que se propuso como base para la Nacional, fue vendida en Londres en 1880; la mexicana y guatemalteca del abate Basseur de Borubourg se vendió en París en 1894; la del barón Kaska, médico farmacéutico de Maximiliano, en 1911; la de Antonio Peñafiel, en 1912; la de José María de Agreda y Sánchez, cuyo catálogo publicó Luis González Obregón en 1916, fue a pasar a California; la de Aubín, que contenía manuscritos de la Colección Boturini, se vendió a Goupil y llegó finalmente a la Biblioteca Nacional de París; la de Villian Baker Stphen, rica en documentos y libros sobre el sur de los Estados Unidos, fue vendida en Austin después de la muerte de su dueño; la de Genero García, 25 mil libros y folletos, y 300 mil manuscritos de Alemán, Guerrero, Santa Anna, Gómez Farías, Comonfort y otros, se vendió al gobierno de Texas en 1921 y se encuentra en Austin; la de Joaquín García Icazbalceta corrió la misma suerte. Fue tal la dispersión de los acervos bibliográficos mexicanos, que Henry R., Wagner, buscando el paradero de impresos del siglo XVI, encontró 218 ejemplares en Estados Unidos, 124 en México, 50 en Inglaterra, 25 en Chile y 24 en España, Alemania y Costa Rica. Otras obras raras y valiosas procedentes de México, se hallan en las bibliotecas de la Academia de Historia y del Palacio Real de Madrid, en la Vaticana, en la de Florencia, en las universidades de Texas y Tulane, en el departamento de Guerra de los Estados Unidos y en la Fundación Hispánica deWashington.

Hasta fines del siglo XIX, se fundaron 42 bibliotecas en 17 entidades federativas; de 1900 a 1909, otras seis, tres en el Distrito Federal, dos en Michoacán y una en Nuevo León, y de 1910 a 1970, 969. Hay además otras 420 cuya fecha de instalación se ignora. En conjunto, tenían un acervo de 6, 200, 191 volúmenes, 70, 006 tomos de revistas, 15, 989 de publicaciones periódicas y 11, 630 de folletos. En el DF funcionaban hasta el año de... 353 bibliotecas, con 1, 910, 909 volúmenes, destacando la del Congreso de la Unión inaugurada en septiembre de 1936 en lo que fuera la Iglesia de Santa Clara de Asís, la biblioteca de México en servicio desde noviembre de 1946 en un local de la antigua Ciudadela; la“Miguel Lerdo de Tejada ”, la de la Secretaría de Hacienda fundada en 1928 y llamada así desde 1957, hoy en la antigua iglesia del oratorio de San Felipe Neri; la de la Academia Nacional de Ciencias “Antonio Alzate”, de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, la del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, de la Barra de Abogados, la Benjamin Franklin y la Nacional de Antropología e Historia, misma que se ha enriquecido con compras, donaciones y la adquisición de las bibliotecas de Luis González Obregón, Luis Álvarez y Álvarez de la Cadena, Pablo González Casanova y Alfonso Caso.

Fue en este edificio en donde en octubre de 1917, antes de ser trasladados los restos de Manuel Acuña a Saltillo capital para depositarse en la Rotonda de Coahuilenses Distinguidos, se le tributan otros honores. La Orquesta Sinfónica Nacional ejecuta la Marcha Fúnebre de Beethoven y Marcelino Dávalos pronuncia un emotivo discurso. Entre los distinguidos personajes de las letras, figuraban Julio Torri, Antonio Caso, Ramón López Velarde, Jesús Urbina, Miguel Alessio Robles, José López Portillo y la señora Laura Méndez de Cuenca. (Junio de 2016).

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