Hace 35 años, María Teresa huyó de El Salvador a México para salvar su vida. Atrás dejó patria y familia. "¿Cómo se me va a borrar que dejé a mi marido y un hijo preso, y hui una madrugada con un bebé de 10 meses en brazos y otros dos hijos?", dice.
María Teresa tuvo que salir de su país por motivos políticos. El Salvador estaba entonces en medio de una guerra civil y ella militaba en una organización guerrillera. Una tarde, un comando armado secuestró a su hijo mayor junto con otros jóvenes. Teresa lo buscó en el río, "a donde aventaban los cadáveres para que se los comieran los perros", hasta que se enteró que estaba en la cárcel.
Tras varios días escondida, abordó un autobús con sus tres hijos y llegó a la Ciudad de México en busca de una vida digna. No fue fácil. Como muchos refugiados, Teresa tuvo que enfrentar hambre y discriminación, y criar a sus hijos en albergues y pequeños departamentos.
A pesar de la negligencia gubernamental, Teresa obtuvo el asilo político, a costa de la separación familiar. Nunca más ha vuelto a El Salvador. Pero detrás de ella han llegado muchos más. De su país y sus vecinos centroamericanos como Honduras y Guatemala. Por eso la región es una de las principales preocupaciones de organizaciones civiles y del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
"Cada día hay más más solicitudes de asilo y son más las mujeres, niñas y niños, hombres, que salen de sus países para salvar sus vidas”. — Paulo Martínez, Sin Fronteras
VIDAS EN RIESGO
El refugiado es una persona que fue desplazada de manera forzada, obligada a huir de su país a causa de una persecución, un conflicto armado o una guerra, y no puede ser devuelta a su país porque su vida está amenazada. "Es una persona que huye para salvar la vida porque no puede contar con la protección de su propio país y la busca en uno distinto", dice Mariana Echandi, asociada de comunicación e información pública de ACNUR México.
Aunque hoy los ojos del mundo están puestos en la crisis humanitaria de los refugiados sirios que arriban todos los días a Europa, México y América Latina tienen sus propios retos en políticas de atención para refugiados, coinciden Echandi y Paulo Martínez, de la organización civil Sin Fronteras.
"Cada día hay más más solicitudes de asilo y son más las personas, mujeres, niñas y niños, hombres, que salen de sus países para salvar sus vidas", dice Martínez. Sin embargo, agrega, es un fenómeno que se queda atrás de la migración económica, de tránsito.
Esa invisibilidad hace que se pierda de vista la dimensión del fenómeno, explica Echandi. Pero "también tenemos una crisis emergente de refugiados, que involucra a población del triángulo norte de Centroamérica: Honduras, Salvador y Guatemala", dice.
Desde hace años, las personas de estos países huyen porque son objeto de persecución o a causa de la violencia que generan las pandillas organizadas, el crimen organizado, las maras que obligan el desplazamiento de familias completas.
"En Centroamérica hay un reclutamiento forzado muy intenso de niñas, niños y adolescentes que se ven obligados a abandonar sus países para evitar ser parte de esas pandillas", dice Echandi, de Acnur.
Sólo Sin Fronteras atiende a mil personas en promedio al año, entre personas migrantes y refugiadas. La mayoría son mujeres con niños, afirma Martínez.
Acnur coincide. Echandi afirma que ha cambiado el perfil de las personas refugiadas. "Ya no son jóvenes, en su mayoría varones. Ahora vemos a familias completas: adultos mayores, sobrinos, nietos, incluso hasta bisabuelos que han sido forzados a abandonar sus países, después de haber sufrido acoso, extorsión, hasta que llega un punto en que no pueden parmanecer más en su país porque ya les asesinaron a algún familiar o no pueden pagar más la extorsión de las pandillas".
"Lo más grave es que están deportándolas, cuando uno de los principios básicos de los refugiados es la no devolución al correr peligro”. — Marina Echandi, ACNUR México
ESCAPAN DE SUS PAÍSES
La mayor parte de las personas que salen de manera forzada de sus países busca como destino Estados Unidos, "que ha recibido una gran cantidad de solicitudes de asilo de personas de El Salvador, Guatemala y Honduras", dice Echandi.
Después están México, Belice, Costa Rica, Nicaragua y Panamá, que también reciben a población refugiada de esos tres países, de acuerdo con Acnur.
De hecho, afirma Paulo Martínez, cada año hay más solicitudes de asilo, pero el gobierno mexicano no está reconociendo a estas personas y muchas ni siquiera saben que pueden solicitar la protección de la Comisión de Refugiados (Comar).
Como consecuencia, agrega, muchas personas refugiadas son detenidas en estaciones migratorias. "En 2015, más de 170 mil fueron detenidas o presentadas ante el Instituto Nacional de Migración, porque la mayoría no sabe cómo solicitar asilo y no conoce la figura de refugiado", explica Martínez.
"Lo más grave, agrega, es que están deportándolas, cuando uno de los principios básicos de las personas refugiadas es la no devolución porque sus vidas corren peligro si vuelven a sus países", dice.
Por eso, dice Echandi, debe ser una prioridad que la población que llega a México cuente con información sobre su posibilidad de encontrar protección en el país.
Echandi y Martínez coinciden en que la ley mexicana sobre refugiados, protección complementaria y asilo político, de 2011, es una buena legislación, pues integra estándares internacionales de protección a los refugiados.
"Una persona en México, que ya es reconocida como refugiado, tiene derecho a la residencia, la salud, educación, trabajo y a la libre circulación. Legalmente, el país le brinda protección y garantiza sus derechos básicos", explica Echandi. Sin embargo, aclara, siempre hay dificultades para acceder a estos derechos.
"En la práctica se puede enfrentar a dificultades para tener trabajo o rentar una vivienda, al no contar con requisitos como tener un aval o alguien con quien contar", explica.
Martínez, de Sin Fronteras, afirma que la situación es peor para las personas que no hablan español, pues su proceso de integración es más complejo.
"El principal responsable para velar por la integridad de estas personas es el gobierno mexicano, pero falta mucho trabajo coordinado con la Comar para atender el tema de asilo en México y hay muchos retos de las políticas publicas enfocadas a impulsar esta integración", afirma.
Echandi, de Acnur, asegura que México tiene la capacidad de acoger a la comunidad desplazada. "Aun en la crisis económica de los 80, México recibió una cantidad de refugiados guatemaltecos en el sureste de México, y tuvo la capacidad de dar respuesta a esta población", dice.
Martínez, por su parte, retoma el caso de la crisis migratoria cubana del año pasado. "México y con los gobiernos de Centroamérica se pusieron de acuerdo para el salvoconducto de los cubanos y el país recibió a miles. Hubo una organización, una visión más progresista y humanitaria, que puede replicarse para la personas centroamericanas", dice.
Pero la ley y otros instrumentos internacionales como la Declaración de Cartagena de los Refugiados, ratificada por México, no son suficientes si en la sociedad mexicana persiste el rechazo, la discriminación y la falta de conocimiento sobre la situación que enfrentan miles de personas que huyen de manera forzada de sus países.
Aumenta el número de refugiados
El número de personas desplazadas y refugiadas en el mundo aumenta, en una tendencia que ha rebasado todos los precedentes históricos al alcanzar hoy el nivel más alto jamás registrado: 65.3 millones de personas desplazadas de manera forzada, que incluyen a población refugiada y desplazados internos que no han cruzado una frontera internacional.
Esa cifra equivale a la población de todo un país: son más que los habitantes de Francia, Inglaterra o Italia, dice Mariana Echandi, asociada de comunicación e información pública de ACNUR México.
"Son más de 21 millones de refugiados y más de 40 millones de desplazados internos. Eso significa que cada minuto hay 24 personas en el mundo que son desplazadas de manera forzada, ya sea obligadas a cruzar una frontera internacional que las convierte en refugiadas o desplazadas en su propio país", dice.
Siria, Afaganistán y Somalia son los países de donde procede el mayor número de refugiados, de acuerdo con Acnur. Turquí, por su parte, es el que más recibe y tiene 2.5 millones de personas refugiadas. "Hay países abrumados por la cantidad masiva de refugiados", dice Echandi.
Líbano es el país que más recibe, en comparación con su población total: 183 refugiados por cada mil habitantes. La República Democrática del Congo recibe más refugiados en comparación con el tamaño de su economía: 471 refugiados por cada dólar de su PIB per cápita.
"Estos países están rebasados por la llegada de refugiados, y por eso están asociados con organizaciones como ACNUR para no dejar solo al Estado con la responsabilidad de atender y dar respuesta humanitaria", explica Echandi.
No obstante, Acnur considera que hay un desequilibrio en el nivel de responsabilidades de los países. "Si bien en los últimos años ha adquirido mucha visibilidad la presencia de los refugiados en Europa, porque es una situación crítica y sin precedentes, "eso no significa que sea la mayor crisis de refugiados a escala global, porque 86 % de los refugiados llega a países en vía de desarrollo de renta media", dice Echandi.
Un recuento
En 2015 México recibió:
⇒ 3,423 solicitudes de asilo.
⇒ 939 personas fueron reconocidas.
⇒ 152 recibieron protección complementaria.
⇒ 1,302 personas no fueron reconocidas.
FUENTE: COMAR
18
MIL
Niños venían no acompañados, la mayoría era centroamericano.
51
POR CIENTO
de los refugiados es niño o niña.
100
MIL
Niños fueron refugiados no acompañados o separados.
