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Escritura

Diálogo

YAMIL DARWICH

Sin duda, uno de los grandes descubrimientos del hombre fue la escritura; anterior a ello, la comunicación era solamente verbal y gesticular, entre sujetos que debían encontrase uno frente del otro y por tanto limitada.

La experiencia y la memoria humana se perdía en buena parte con el tiempo y la oportunidad de contar historias era pobre; con el paso de las generaciones las narraciones llegaban a perder su esencia y hasta la verdad; de hecho, mucha de la mitología del mundo nació así.

Los pueblos primitivos -10 a 15,000 años- debieron desarrollar capacidades retentivas para recordar compromisos, caminos y rutas, festividades de importancia, eventos y hasta deudas - creo que de eso no tanto-.

Alrededor de 30,000 años A.C., los sumerios encontraron un código que les permitió recordar cantidades e inventaron la primera escritura con un sistema en base a múltiplos de 6 -de ellos nos queda la fracción del día en 24 horas-.

Existe una tablilla de arcilla encontrada en Uruk, escrita por aquellas fechas, en la que un tal Kushim expide una constancia de haber recibido -o saber del acto- 29,086 medidas de cebada en 37 meses -o durante ese tiempo-. Así, el primer escritor dejó constancia de su conteo de granos; fue administrador-contador-amanuense, profesional especializado que en nuestro tiempo equivaldría a algo así cómo ser neurocirujano endoscopista, como mi amigo Cosme, en Puebla, Puebla.

Poco a poco la escritura fue perfeccionándose y hay evidencias del largo proceso que debió seguir la humanidad para poder escribir temas más complejos y abstractos, como la poesía amorosa.

En América -1,000 a 1,500 A.C.- también buscaron la manera de encontrar formas para asentar por escrito hechos y circunstancias; por ejemplo, los andinos usaron nudos en hilos de colores llamados quipus para representar cantidades de bienes, soldados, personas o muertos y los españoles conquistadores utilizaron el método, pero sólo por poco tiempo, ya que requerían de algún aborigen que manejara el sistema, lo que les generaba desconfianza de saber la verdad -con alguna razón-, por lo que retomaron su lenguaje y el sistema numérico.

Un buen ejemplo es el códice Maya Quiche, conocido como Popol Vuh, poesía que describe con el sentido humanista y amoroso la creación del mundo y la naturaleza.

Para el 2,500 A.C., los faraones egipcios, sus cortesanos y militares utilizaban los jeroglíficos, escritura más avanzada y precisa, aunque aún no la podemos comprender plenamente y lo poco conocido se lo debemos al hallazgo de la Piedra Roseta -196 A.C.- dejada por Ptolomeo y descubierta por Francois Champollion.

En Oriente -1,200 A.C.- crearon su propio código en base a Kanjis, símbolos que expresan ideas completas y que llegan a ser miles.

Después llegó el perfeccionamiento con lenguas que ahora consideramos muertas, como el Arameo -con ella se escribió la primera Biblia Cristiana- lengua semítica y también apareció el orden matemático con números del 0 al 9, atribuido a los árabes que, en realidad lo tomaron de la India y lo popularizaron en el mundo antiguo.

El paso al Griego Antiguo -IX a VII A.C.- cuyo testimonio queda en las primeras versiones de la Ilíada y Odisea de Homero y el Latín, lengua de los conquistadores romanos, fueron consecuencia de evolución intelectual.

Poder contar historias, dio oportunidad al nacimiento de un verdadero archivo de la memoria de los humanos y provocó un avance vertiginoso en el pensar, con el nacimiento de la filosofía y su hija la ciencia, que dejaron como consecuencia el desarrollo de la tecnología. Imagine que para el siglo III A.C., Ptolomeo I, había creado la famosa Biblioteca de Alejandría, que fue ampliada por su hijo Ptolomeo II, llegando a albergar hasta 900,000 manuscritos.

¿No le parece una larga y maravillosa historia?

También las matemáticas se desarrollaron, incluyendo el álgebra -muchos aprendimos del libro de Baldor, con su portada de un científico que hoy día sería declarado miembro de la Estado Islámico y condenado por su apariencia-.

Luego vendrían los avances incluido cálculo diferencial e integral hasta llegar a las altas matemáticas y sus aplicaciones a la tecnología, la astrofísica y otras ramas de la ciencia, llegando al cálculo binario, donde el 0 y 1 pueden combinarse infinitesimalmente hasta crear el "código de las estrellas".

Nuestra lengua debió sufrir su propio proceso y del Español Antiguo pasar al Moderno, con todas las influencias externas que ha recibido -árabe, francés, inglés, náhuatl-.

Actualmente, cuenta con 70,000 a 80,000 vocablos y con ellos creamos las más fabulosas historias y dejamos constancia de nuestro existir individual y grupal; aprendemos del pasado y dejamos información para el futuro, construyendo nuestra memoria colectiva.

Tristemente nuestros jóvenes no reconocen el esfuerzo y consecuentemente no defienden nuestro idioma, siendo de los más bellos, completos y complicados de los sistemas de la comunicación humana.

¡Defiéndalo!

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