Entre los síntomas destacan dolor de cabeza, ansiedad, irritabilidad, tensión muscular, sobrepeso y obesidad, tensión en quijada, fatiga crónica, aumento del ritmo cardiaco, entre otros. (ARCHIVO)
El estrés es la tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces muy graves.
Algunos estudios apuntan a un mayor riesgo de padecer problemas cardiovasculares en las personas competitivas, muy autoexigentes, apegadas al trabajo y obsesionadas con el éxito.
Éste se produce en menor y mayor medida según la intensidad de un estímulo exterior y la capacidad individual de respuesta ante él y depende de cada individuo el adaptarse a esa situación que le afecta.
Entre los síntomas destacan dolor de cabeza, ansiedad, irritabilidad, tensión muscular, sobrepeso y obesidad, tensión en quijada, fatiga crónica, aumento del ritmo cardiaco, entre otros.
MANEJAR EL ESTRÉS
La Secretaría de Salud emitió 10 consejos prácticos para manejar el estrés, los cuales son: Conducirse a uno mismo, es decir aprender a reconocer las reacciones frente al estrés y verlas como un aviso.
Investigar las causas inmediatas del estrés como el trabajo, la familia o el dinero; aprender a relativizar, pues en ocasiones el estrés es por cosas que pronto se olvidarán. “No se deje acelerar por pequeñas preocupaciones. Sólo son preocupaciones no catástrofes”.
También recomienda no formular casos hipotéticos. No atormentarse por los “y si hubiera…”, ya que en la mayoría de los casos, las personas se preocupan en exceso por situaciones que nunca llegan a suceder.
Aprender a respirar adecuadamente y no perder la cabeza sobre lo que no tiene remedio; respirar profundo, pues poner en práctica algunos ejercicios respiratorios puede resultar altamente efectivo.
Asimismo propone delegar las responsabilidades, es decir dar y aceptar apoyo social, con el fin de compartir las cargas; buscar compensaciones, “si lo está pasando mal en el trabajo, busque apoyo en la familia y recurra al trabajo si lo que falta es la vida familiar”
Abarcar sólo lo que pueda y ser realista, mantenerse en forma, lo que implica hacer ejercicio para liberar la energía contraída por el estrés, además de evitar las bebidas alcohólicas y el tabaco.
Finalmente, sugiere valorar y asumir la situación, es decir cambiar lo que pueda cambiar, aceptar lo que no se puede e intentar una compensación si la situación es seria o duradera.
La dependencia recomendó no esperar a presentar las consecuencias del estrés, pues además de las sugerencias señaladas, hoy en día existen diversas terapias que ayudan a controlar este padecimiento.
