S.O.S. perros bravos
Los perros bravos, feroces, violentos o de ataque se han convertido en una seria amenaza para la sociedad. Estamos ante un problema que ha venido creciendo con los años y al cual no se le ha dado una solución adecuada.
Los Pitbull, Rottweiler, Bull terrier, Doberman, entre otras especies caninas son producto de experimentos humanos de manipulación genética para crear, intencionalmente, verdaderos monstruos y poderosas armas.
Son innumerables los registros que se tienen de funestos y macabros ataques de estos perros a bebés, niños, mujeres y adultos mayores cuyas víctimas —cuando la libran—, así como sus familiares, tienen que recorrer un laberinto de burocracia, corrupción e impunidad para exigir cuentas a los propietarios irresponsables quienes siempre encuentran recovecos legales para eludir sus obligaciones y, no sólo eso, las víctimas viven su drama en soledad, con indiferencia de la sociedad y sin contar con el apoyo de las organizaciones protectoras de los canes que se preocupan más por la integridad del animal que por la de la persona atacada.
Hoy estas organizaciones vitorean los logros alcanzados en beneficio de los animales con el nuevo reglamento canino aprobado por el R. Ayuntamiento de Torreón y hasta se dice que es de vanguardia, pero los líderes de estas agrupaciones protectoras y los experimentados regidores, olvidaron tratar con responsabilidad el tema de los perros violentos, pues al igual que el reglamento abrogado, el vigente únicamente exige la obligación al propietario de colocar un bozal al perro lo cual, como lo ha demostrado la historia, nunca se cumple ni tampoco la autoridad supervisa y mucho menos sanciona.
Me pregunto si en este proceso fueron escuchadas las víctimas de un ataque canino, sus familiares o los vecinos del lugar donde habita uno de estos canes, o bien, al padre o madre de familia y a sus hijos que desean salir a la vía pública o a un parque y que temen ser sorprendidos por un perro que puede cambiar el destino de sus vidas.
Considero que esta clase de perros deben de estar bajo el cuidado y servicio de cuerpos de seguridad pública y no de particulares quienes con el pretexto de tener derecho a una mascota se hacen de una verdadera arma de ataque sin ninguna intervención del Estado y, no sólo eso, sus propietarios, por lo general, alardean de la posesión del perro y cuando se les cuestiona al respecto se molestan y argumentan que su can no hace nada.
Se dice que en el futuro se propondrá incorporar al texto legal la necesidad de contar con una licencia especial, pero, claro está, que la autoridad no tiene el equipo material y humano para tratar con eficacia estos casos y así las cosas seguirán quedando sin resolver.
La sola amenaza o riesgo de que una persona pueda ser atacada por un perro de malos instintos, exige tratar el tema con responsabilidad, pero partiendo siempre de que se trata de un animal que, sin duda, se debe respetar, pero sin perder el objetivo de que ningún derecho que se les reconozca podrá vulnerar la integridad del ser humano.
El problema no se resuelve haciendo leyes, hoy tan de moda, la cuestión es de educación, pero tal parece que en este mundo bizarro —raro o distinto de lo normal— hoy en día para las organizaciones protectoras de animales y las propias autoridades, tiene más valor la vida de un perro que la de un ser humano. Irracional.
Fernando Antonio Cárdenas González,
Torreón, Coahuila, México.
