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Trasplante en rostro devuelve su sonrisa

SE BUSCó LA MEJOR ALTERNATIVA, QUE EN ESTE CASO FUE SACAR UNA PARTE DEL MUSLO

Sonríe. Meredith tuvo una fractura expuesta cuando ella y su madre chocaron contra un muro de contención. Hoy se recupera. (EL UNIVERSAL)

Sonríe. Meredith tuvo una fractura expuesta cuando ella y su madre chocaron contra un muro de contención. Hoy se recupera. (EL UNIVERSAL)

AGENCIAS

En la habitación no existe ningún espejo, todos temen la reacción de la pequeña Meredith Alisson, de tan sólo seis años. Ese día, después de varias semanas de estar en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Regional "Adolfo López Mateos" del ISSSTE, está inquieta, aburrida y le prestan una tablet para que juegue. Frente a la pantalla se ve reflejada, su rostro está ahí y sólo dice a su mamá: "Me veo chistosa sin dientes y con el pelo corto".

En Miriam, su mamá, aún permanecía la primera impresión de cuando, después del accidente, logró ver el rostro de su hija con el injerto de piel.

Algún día le explicarán que para su intervención se requirieron varios traslados en ambulancia; una gran coordinación interinstitucional entre hospitales y de 30 personas en quirófano que le salvaron la vida con una técnica completamente nueva, en la primera cirugía de trasplante autólogo (cuando el paciente es el donante de la piel) que se realiza a una niña de su edad en México.

La noche del 18 de diciembre de 2015, ambas subieron al vehículo para viajar rumbo a Sinaloa. Meredith Alisson iba en el asiento de atrás, cuando el auto que manejaba su madre, que es médico, chocó contra el muro de contención de la autopista y volcó.

"Sentí que chocaba contra algo, di el 'volantazo', salimos volando. Después, sólo recuerdo que no me dejaban acercarme a mi hija por la dimensión de sus heridas; intentaron protegerme para no verla así", relata Miriam Cruz.

Como médico adscrita al servicio de urgencias "conozco perfectamente la gravedad de los accidentes; sabía qué significaba que tuvieran que hacerle un aseo quirúrgico en el cráneo a mi hija; sé lo que significa una fractura expuesta y cuando te dedicas a esto dimensionas el posible desenlace; así que en este caso ser doctora no ayudó en nada; o quizá sí… agilicé los trámites para su traslado a la Ciudad de México. Más no podía hacer".

La agilidad con la que su hija fue atendida desde el momento del accidente en la carretera y después en el hospital "López Mateos" "fue lo que le salvó la vida", dice.

Al ver la gravedad de la lesión de la menor, el paramédico de la ambulancia que acudió al lugar pronosticó un desenlace fatal. El rostro de la niña estaba totalmente desfigurado del lado izquierdo y tenía fractura expuesta en la cabeza y el malar (perteneciente a la mejilla).

Ingresó enseguida a un hospital de Acámbaro, Guanajuato, donde el médico indicó que necesitaba ser valorada de manera urgente por un neurocirujano en la Ciudad de México. Fue así como llegó al ISSSTE.

LA GRAVEDAD DEL CASO

Meredith ingresó a quirófano con casi la pérdida total del lado izquierdo de su rostro; perdió también el párpado, tuvo fractura expuesta del cráneo (del hueso temporal izquierdo); su malar estaba totalmente expuesto y tenía serias heridas en su mano derecha.

Se determinó, a través de una tomografía computarizada de cabeza, que la menor no tenía daño cerebral. Después de un lavado quirúrgico, se retiraron fragmentos óseos, y se procedió a una neurocirugía para cubrir la fractura del hueso temporal izquierdo. Para ello fue necesario diseñar un colgajo de piel, que se tomó del muslo derecho, y éste se cubrió con injerto de piel del muslo izquierdo de la paciente. El colgajo se unió a la arteria facial izquierda, para concretar el trasplante autólogo.

"El trauma tuvo que ser resuelto de inmediato, puesto que existía un riesgo de neuroinfección y que quedara una deformidad marcada del lado izquierdo de su rostro", explica Elizabeth Rodríguez Rojas, encargada de la jefatura de cirugía plástica del Hospital Regional "Adolfo López Mateos" del ISSSTE.

"Planificamos rápidamente para que la paciente pudiera contar con una cubierta en su rostro; se realizó un procedimiento que es la colocación de un tejido vascularizado que le sacamos del muslo derecho, que es similar al del rostro, sin necesidad de recurrir al banco de piel".

Se buscó la mejor alternativa, que en este caso fue sacar una parte del muslo que llevara piel, tejidos y vasos cutáneos (soportados por una arteria y una vena).

"Unimos arterias faciales y la vena facial del lado izquierdo, y de esa manera logramos que el colgajo sobreviviera y no quedaran mayores secuelas en las piernas, en los muslos de la paciente", agrega Rodríguez Rojas.

Ella intervino a Meredith Alisson junto a especialistas de cirugía plástica del Hospital General de México "Eduardo Liceaga". Participaron todo el equipo de terapia pediátrica, personal de terapia intensiva, del área de anestesiología y un infectólogo; un promedio de 30 personas realizaron el procedimiento.

Intervenciones

Es la primera intervención de esta magnitud que se realiza en el hospital "López Mateos" "y fue un éxito, con esto estamos ampliando los horizontes para ofrecerle al derechohabiente la mayor cantidad de procedimientos y cirugías reconstructivas con la mínima posibilidad de que queden secuelas. Por las tardes, haremos cirugías craneofaciales y por la mañana microcirugías en el hospital", dice la cirujana.

Los tejidos que fueron tomados de los muslos para ser colocados en el rostro de Meredith fueron en principio vigilados de forma permanente, a toda hora.

"Con el tiempo tendremos que darle un contorno facial para que la mejilla izquierda de la paciente se parezca a la derecha -tenemos suficiente piel para ello-; se reconstruirá el párpado superior izquierdo para que cierre el ojo completamente. La segunda cirugía será para mejorar la simetría con el lado derecho de su rostro", detalla la especialista.

La segunda intervención de cirugía estética será aproximadamente en dos meses, para entonces adelgazar el injerto y que su rostro quede simétrico. A decir de los especialistas, los niños se adaptan fácilmente a los cambios; sin embargo, el reto con Meredith fue que después de la intervención no dejaba que los médicos se acercaran a ella y la tocaran; lloraba, gritaba y pataleaba. Los doctores tuvieron que explicarle a la niña, que la culpa del accidente no era de nadie.

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Escrito en: Trasplantes

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