Cultura

Las palabras tienen la palabra

La enfermedad duele

Juan Recaredo

Al enfermo lo que pida… Así me decía la "jechu" cuando era yo un imberbe chicuelo. (Jechu era mi jefecita chula e imberbe es un chamaco cuando es tan chamaco que todavía ni la barba le sale). No sería descabellado decir que en aquellas lejanas épocas infantiles, si la enfermedad no dolía mucho, hasta nos daba gusto estar enfermos, porque no íbamos a la escuela y además nos consentían y nos apapachaban como nunca.

Ahora, la cosa es muy diferente, porque la enfermedad duele en el organismo o en el bolsillo y muy frecuentemente en las dos cosas, aparte ¡claro!, de que una enfermedad, por leve que sea, es una especie de acercamiento al momento en que te cargue "Patas de Cabra", o sea, al momento en que te mueras. Lo de patas de cabra es porque en algunas culturas el demonio se representaba por un animal terrible que tenía las patas como uno de esos ejemplares del ganado caprino.

¿Qué es estar enfermo? Pues perder la salud, no estar sano. La palabra enfermo viene del latín infirmus, que es "el que no está firme, el que está débil, o sea, que no está fuerte". La enfermedad es pues la alteración más o menos grave de la salud.

El enfermero o enfermera es la persona que cuida a los enfermos y se encarga de que haga lo que tiene qué hacer y de que no haga lo que no debe, porque ya ve usted que cuando hay alteración de la salud, la situación especial requiere un comportamiento fuera de lo usual, y si de veras queremos recuperar la salud, debemos seguir las instrucciones precisas de quien está autorizado profesionalmente para darlas (las instrucciones).

El o la enfermera se ocupa también de que el enfermo tome sus medicinas de acuerdo con las instrucciones que haya dado el médico. La palabra médico proviene del latín mederi, que es curar, aliviar o cuidar, y las medicinas o medicamentos son las sustancias que el médico ordenó para que el sujeto pueda recuperar la salud lo más pronto posible.

También, hay que mencionar que a cada rato nos están recordando que no hay que automedicarse, o sea, que no hay que recetarse uno mismo las medicinas o el tratamiento que debe seguir para aliviarse, ni tampoco seguir las indicaciones de una persona que no tenga conocimientos, creyendo que porque éste o aquel medicamento le funcionaron bien para aliviarse, va a suceder lo mismo con otra persona.

No todos los organismos son iguales aunque a veces así lo parezca, así que las reacciones de una u otra persona a un mismo medicamento pueden ser muy diferentes, de ahí el peligro de la automedicación.

Escríbale a Don Juan Recaredo: La dirección de su correo electrónico es [email protected].

PREGUNTA DEL PÚBLICO:

Cris Peña pregunta: ¿Es correcto usar la palabra cuatrimestre?

RESPUESTA:

Sí. Aunque el Diccionario de la Real Academia Española no lo menciona así, al período de cuatro meses podemos llamarle cuatrimestre o tetramestre. Es igual.

Y me retiro con esta reflexión: Hay qué darle sentido a la vida, ya que la vida carece de sentido. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.

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