Considerado una de las figuras centrales del humanismo, el filósofo, teólogo y místico Giovanni Pico della Mirandola, quien nació el 24 de febrero de 1463, dejó un gran legado a la humanidad a través de sus obras, pues en ellas plasmó, entre otros pensamientos, la posibilidad de la transformación de la vida personal, para generar un cambio en la sociedad.
Pico della Mirandola buscó hacer trascender al hombre y colocarlo en el centro del mundo, poniéndolo como factor principal de cambio para lograr un clima de tolerancia y convivencia pacífica a nivel social, pensamiento que forjó derivado de dos corrientes que se vivieron en su época: el Renacimiento y Humanismo.
Se licenció en derecho por la Universidad de Bolonia y los centros más destacados de Italia y Francia. Entre sus principales objetivos destaca el demostrar la naturaleza del cristianismo como el punto de confluencia de todas las tradiciones filosóficas anteriores, incluidas la griega, astrología, cábala y magia.
Lo anterior lo plasmó en sus conocidas 900 tesis, a las que tituló Concluisiones philosophicae, cabalisticae et theologicae, trabajo que fue rechazado y criticado por la curia romana.
De acuerdo con el portal de Internet biografiasyvidas.com, 13 de sus tesis fueron condenadas por los teólogos de la época, motivo por el cual fue perseguido por hereje y pasó tres meses encerrado en la torre del Castillo Vincennes, sin embargo, al poco tiempo, fue puesto en libertad ante la intervención de varios señores italianos.
Es de mencionar que como introducción a las 900 tesis, Pico creó Discurso sobre la dignidad del hombre, el cual ha sido tomado como el manifiesto del pensamiento renacentista.
Fruto de sus viajes, conoció a Marsilio Ficino, quien fue el traductor de Platón al latín; Angelo Poliziano, traductor de la Ilíada; Girolamo Benivieni y Girolamo Savonarola; su contacto con estos personajes ayudó a nutrir sus argumentos y teorías.
Tras su estancia en París, regresó a Florencia, donde publicó Heptaplus, una reinterpretación cosmológica del Génesis, y en 1491 redactó De ente et uno; dos años después, escribió el documento Omnium Catholicorum, con el cual el papa Alejandro VI lo absolvió.
En 1494, el 17 de noviembre, después de crear Disputaciones contra la astrología murió envenenado, muy probablemente por su propio secretario, reseñan sus biógrafos.
En la actualidad se le considera un personaje esencial del humanismo, por manifestarse a favor de la libertad de la conciencia, además se celebra su capacidad de trasladar el campo filosófico y retórico al plano metafísico del hombre creador.
