En la segunda jornada de su primera gira por México, el Papa Francisco se dirigió a los representantes del poder político, económico y religioso del país, a quienes reprendió de forma diferente y con tono distinto.
Por la mañana, el Sumo Pontífice denunció que la búsqueda del camino de los privilegios conduce a la corrupción, el narcotráfico y la violencia.
Estas palabras, que Francisco pronunció ante el presidente de la República Enrique Peña Nieto, los 32 gobernadores del país, empresarios como Carlos Slim y Daniel Servitje, y otros 1,200 líderes políticos, empresariales y sociales, cobraron un fuerte simbolismo en el histórico momento en que por primera vez un jefe del Estado Vaticano fue recibido en el Palacio Nacional.
En su discurso, el Papa dijo que "para construir un futuro esperanzador" en México, se necesitan "hombres y mujeres justos, honestos, capaces de empeñarse en el bien común".
Y denunció que cuando se busca el "camino del privilegio" tarde o temprano "la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo".
Francisco habló a los "dirigentes de la vida social, cultural y política", para que garanticen a todos los ciudadanos "el acceso efectivo a los bienes materiales y espirituales indispensables: vivienda adecuada, trabajo digno, alimento, justicia real, seguridad efectiva, un ambiente sano y de paz".
Para el Pontífice Romano no es sólo un asunto de aprobar leyes o actualizarlas, sino que urge "la formación de la responsabilidad personal de cada uno, con pleno respeto del otro como corresponsable en la causa común de promover el desarrollo nacional".
Más tarde, en la Catedral de la Ciudad de México, Francisco pidió a los obispos y a todos los religiosos mexicanos que "no minusvaloren el desafío" que el narcotráfico representa para la sociedad mexicana, incluida la Iglesia.
Les pidió "coraje profético y un serio y cualificado proyecto pastoral" para contribuir a crear una "delicada red humana, sin la cual todos seríamos desde el inicio derrotados por tal insidiosa amenaza".
También les dijo que "no tengan miedo a la transparencia. La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar. (...) No se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa", les aconsejó.
"Si tienen que pelearse, peléense. Si tienen que decirse cosas, díganlas. Pero como hombres, en la cara", le dijo a los religiosos.
Recepción. Francisco es el primer Papa en ser recibido en el Palacio Nacional por un presidente, en este caso Enrique Peña Nieto.
