Estados Unidos y Rusia pactaron ayer un frágil cese de la violencia en Siria en el plazo de una semana, así como la intensificación de la ayuda humanitaria en este país, aunque las diferencias entre las dos potencias siguen siendo palpables.
El compromiso se logró tras más de seis horas de negociaciones del Grupo Internacional de Apoyo a Siria, en el que se encuentran EU y Rusia, pero también Turquía, Irán, Arabia Saudí, Catar, Egipto, Francia, Alemania y Reino Unido, y que se reunió en Múnich.
El secretario de Estado de EU, John Kerry, anunció en una rueda de prensa conjunta con el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, que se habían comprometido al "ambicioso" objetivo de detener la violencia en el país árabe en una semana.
Para acordar cómo se podrá evolucionar desde este cese de la violencia hacia un alto el fuego "duradero", Kerry explicó que se pondrá en marcha, en el marco de Naciones Unidas, un grupo de trabajo con una presidencia compartida por Rusia y EU.
Este cese de las hostilidades, no obstante, tiene dos excepciones: por un lado permite las acciones defensivas y, por otro, no afecta a las acciones militares contra los grupos terroristas.
La guerra civil en Siria, otrora uno de los países más estables del Cercano Oriente, está a punto de cumplir un lustro, ha cobrado la vida de más de 260,000 personas y ha dejado cerca de 11 millones de desplazados y refugiados.