Se ha hecho bonita costumbre en la provincia coahuilense la realización de tremendos convites y festejos con el objetivo de usarlos como escaparate para los suspirantes y acercamiento de políticos con huestes de otras regiones. Nuestros subagentes reportaron en entregas anteriores de las fiestas de cumpleaños del diputado federal Melchor Sánchez, de Monclova; del alcalde de San Buenaventura, Oscar Flores Lugo, “La Pólvora”, y del delegado de Programas Estatales en Frontera, Marco Morales; así como la reciente boda del alcalde sampetrino, Juan González, a la que asistió la crema y nata de la grilla estatal. La semana pasada tocó el turno al diputado local, también priista, Ricardo Saldívar, quien no se quiso quedar atrás y se festejó como si fuera presidente municipal de San Pedro de los Saguaros, el mítico pueblo donde se desarrolla la trama de la Ley de Herodes. Y es que todos los días armó una pachanga para poder invitar a grupos distintos, a los cuales agasajó prendiendo todo tipo de pirotecnia, cosa curiosa porque se supone que el uso privado de la misma está prohibido en este estado.
Pero ¿adivine quién fue el invitado de honor de todo el jolgorio? Pues sí, Miguel Riquelme, alcalde de Torreón, que de varios meses para acá no falta a ningún convite, celebración o simple pastelito, sobre todo si se realiza en el interior de la provincia. Cuentan los subagentes disfrazados de “cuetones” (de los de pólvora, no de los otros) que don Ricardo anduvo muy solícito presentando al munícipe de la Perla de La Laguna con cuanto invitado hizo acto de presencia y varios de ellos hasta se tomaron fotos con el que creen que puede ser el próximo mandamás de Coahuila. Pero estas frecuentes visitas sociales a otros municipios de la entidad han propiciado que los agudos observadores de la cosa pública se planteen una pregunta: con tanto “socialismo” ¿le quedará tiempo al edil para atender los asuntos de gobierno?
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Dicen que la que ha agarrado vuelo luego de sus participaciones en las comparecencias de funcionarios municipales ante el Cabildo de Torreón es la síndica panista Gabriela Casale. Cuentan que luego de que señalara toda la gama de travesuras, incongruencias y gazapos que ocurren en la única estación municipal del país, Radio Torreón, varios cultureros y excolaboradores se acercaron con ella para comentarle que estaban de acuerdo con la crítica que había hecho y que esperaban que pronto se hiciera algo al respecto, ya que el 96.3 de FM va de mal en peor al grado que ya sólo falta que transmitan “infomerciales” y narcocorridos. Según reportan subagentes disfrazados de correveidiles, doña Gaby está preparando una batería de cuestionamientos y señalamientos para enviarla al contralor municipal, Javier Lechuga, con el fin de que éste inicie una investigación y una auditoría sobre todo lo que ocurre con la otrora “radio que todos hacemos” y que ahora más bien están deshaciendo. Y es que entre las diabluras del director Armando Cobián, quien también funge como maestro de ceremonias oficial del ayuntamiento, se reporta que ha estado solicitando recursos etiquetados para Cultura con el fin de usarlos para pagar a la gente que contrata para ciertas actividades. El problema es que, dicen, don Armando no pide facturas de nada por lo que no existe un registro claro sobre lo que en verdad se paga por servicios contratados. A ver si Lechuga se anima a entrarle al toro por los cuernos (perdone usted la expresión sacrílega en este santo estado animalista), aunque cabría esperar que antes de ello, como Virgilio Andrade con su jefe el preciso Peña Nieto, voltee a ver hacia su patrón, don Miguel, en espera de un movimiento de cabeza en señal de aprobación.
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Luego del ruido estridente causado por la detención y posterior liberación del Profe Humberto Moreira, “víctima” desamparada del enjuague que lleva su propio nombre, el “Moreirazo”, dicen que ahora el ruido de más lo están haciendo él mismo y sus seguidores. Como se reportó de forma oportuna en este espacio, al conocer que el maestro cuasi doctor estaba platicando casual, personal e involuntariamente con los reos de la prisión madrileña de Soto del Real, algunos simpatizantes tuvieron la iniciativa de crear páginas en facebook para respaldar moralmente a quien tantos beneficios les dio (con dinero del erario, claro está). El problema es que esas páginas se convirtieron muy pronto en espacios de desahogo tan sinceros que los simpatizantes comenzaron a contar con santo y seña todos los beneficios económicos que recibieron de manos del exgobernador, lo cual se convirtió en evidencia involuntaria del derroche que se registró en el sexenio pasado, sobre todo porque la mayor parte de los apoyos descritos están fuera de cualquier esquema de programa social fiscalizable. Dicen que al darse cuenta los operadores del moreirismo en sus dos versiones de lo que estaba pasando y del aprieto en el que estaban metiendo al régimen, pidieron a los administradores de las páginas que o bien las bajaran o restringieran el acceso. Pero no sólo fue eso. Nuestros subagentes disfrazados de despensas nos informan que el jueves pasado estuvo don Humberto de visita en Saltillo, mientras coincidentemente su hermano, el gobernador, estaba en la capirucha del esmog en el acto conmemorativo de la Constitución encabezado por el preciso Peña Nieto. Según reportan, el expresidente nacional del PRI tenía la intención de reunirse el sábado con lideresas de colonias para agradecerles que hayan organizado a la clientela para manifestarse a su favor y, de paso, sondear las aguas para ver si es chicle y pega eso de una posible candidatura. Sin embargo, dicen que el Profe fue parado en seco por jerarcas de su propio partido, quienes le dijeron que estaba muy bien que el caso en su contra en España se haya caído y que entendían su felicidad, pero que ya le bajara dos rayitas a su ímpetu porque el horno no está para bollos y al gobierno de don Rubén le es cada vez más difícil tapar el desastre que dejó su administración. Las malas lenguas comentan que la petición de poner un alto a don Humberto vino del mismísimo gobernador, aprovechando su visita al extinto Distrito Federal. ¿Será?
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Muy consternados se encuentran algunos ciudadanos de Lerdo por el “pago de subsistencia” a unos pobres exfuncionarios municipales blanquiazules que fueron despedidos al iniciar la administración de Carlos Aguilera por no ser de su confianza, y como no se iban a quedar así, asumieron el rol de despechados sin importar que sus expedientes estuvieran plagados de irregularidades. Los subagentes disfrazados de virus de computadoras descontinuadas rascaron en los expedientes de algunos de los “mártires” y encontraron algunas joyas. Una de ellas es el caso de Luis Núñez, quien fue uno de los favoritos de esa administración, pues según el expediente en abril de 2006 fue dado de baja y recontratado el mismo día, pero con el doble de sueldo para ocupar un puesto de coordinador de desarrollo rural y ganando la nada despreciable suma de casi 1,000 pesos diarios, por encima del doble de la mayoría de los directores municipales que no llegaban a ganar los 450 pesos. Una de las que no ganaba tanto es la exdirectora del Instituto de la Mujer, Silvia Longoria, quien aún así anda peleando por una indemnización, sin embargo para no sentirse sola invitó a la causa a su hija Silvia Rosales, directora de Prevención Social en aquellos ayeres. O sea, como entonces, todo sigue entre familia y su despido les parece un acto más ofensivo que los procedimientos al estilo Nepote de la administración de referencia. Y en la misma línea se encuentra el exdirector jurídico Jorge Castro, quien en abril de 2007 dejó de laborar una quincena para ser recontratado con sueldo de director VIP. Entre otras finezas de los demandantes está el caso de Roberto López, a quien estar en la nómina municipal de Torreón como “adiestrador de perros policías” no le es suficiente. Nomás falta que todos estos servidores desamparados armen un sindicato de despedidos en busca de nuevos huesos.
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Cualquiera con tres dedos de frente sabe que detrás de la movilización que hicieron los campesinos el lunes pasado en las oficinas de Sinagua -perdón, Conagua-, estuvo la mano del alcalde de Matamoros, Raúl Onofre, ya que su acérrimo opositor, Jesús Conteras Pacheco, pretende apoderase de la presidencia del módulo de riego número 9. La búsqueda desesperada del cacique de Coyote se debe, dicen, a que cada vez se debilita más su capital político al no tener ya el cobijo desde Saltillo de los exfuncionarios estatales, Noé Garza y Oscar Pimentel, por lo que lucha a toda costa por mantenerse vigente. Fue el mismo director de Comunicación Social, Jordi Benítez, quien dio el “pitazo” de la movilización, además quien la encabezaba era el dirigente cenecista Servando Chavarría, personajes ambos que tal parece nada más están puestos para el trabajo de grilla y no para el de verdad. El reclamo que se hizo en las oficinas de la dependencia federal es que interviniera para que, primero, se hiciera una asamblea para elegir a los delegados y se vigilara que la elección fuera limpia y democrática, lo cual por tratarse de un módulo de riego, y los usos y costumbres que ahí imperan, es mucho pedir. Posteriormente quieren que se haga la elección para la renovación de la administración del módulo, ante el riesgo de que Contreras Pacheco, amo y señor del Partido Primero Coahuila, logre aumentar sus bonos. Dicen por ahí que incluso Contreras pidió la presencia del alcalde matamorense, quien también es usuario y ha ahorrado lo suficiente para hacerse de unas tierritas y negociar, pero éste rechazó la propuesta al argumentar que en todo caso con quien tenía que ponerse de acuerdo es con el alcalde de San Pedro, Juan González, ya que el módulo abarca cuatro ejidos de ese municipio. Total, las mafias de los módulos siguen a todo lo que da. Mientras tanto, friéguese el campesinado.
