En tantos años de beisbol nunca se había llegado a pensar que no era tan decisivo terminar en primer lugar ya que todavía hace unos pocos años era la meta más importante y necesaria para los equipos. De una manera todavía lo es, pero por lo menos en las ligas de invierno, las Series del Caribe de la nueva era, el que termina en último del calendario de todos contra todos tiene tanto chance de conquistar el campeonato como el que terminó invicto. Todo comenzó antes del regreso de Cuba que se pensó erróneamente en que su presencia iba a lograr grandes asistencias y es lo que necesita estos clásicos de habla hispana que varias veces han estado al borde del abismo por el dinero que pierden los organizadores.
Ya en la Serie del Caribe del 2013 se puso el sistema de que al final del calendario se enfrentaran los que terminaron en primero y segundo lugar en juego por el campeonato y fue cuando se produjo el partido final celebrado en Hermosillo que duró 18 entradas y ganaron los Yaquis de Ciudad Obregón con aquel jonrón de Douglas Clark. Con el sistema anterior hubiera sido República Dominicana y no Yaquis el campeón y los quisqueyanos ya tendrían 20 Series del Caribe ganadas.
Pero entonces, después de muchos años de lucha, lograron que Cuba, que originalmente fue el inventor de estos clásicos cuando no tenían el cerrado comunismo de los Castro. Pensaron equivocadamente que Cuba, con su gran tradición beisbolera, iba a llenar los parques, pero no ha sido así. Ya los grandes estrellas se escaparon hace tiempo de la isla para hacerse profesionales y ganar mucha plata. Además al juntarse cinco equipos en lugar de cuatro tuvieron que idear un nuevo sistema de competencia, el cual lograron al jugar todos contra todos y quedar uno de los equipos eliminado mientras los otros cuatro decidían en dos días quién es el campeón.
Ya llevamos tres años con ese sistema de los equipos sotaneros ya que el equipo que queda en último lugar en la primera ronda tiene el chance de ser campeón ganando los dos últimos juegos. Eso es lo que va a pasar en el actual torneo en que el viernes por la noche se enfrentaron Dominicana y Cuba con récords idénticos de cero ganados y tres perdidos, pero con el ganador pasando a la semifinal y teniendo chance de ser campeón.
Con ese sistema, sinceramente insulto a las buenas costumbres del deporte, se supone que hay expectación hasta el último día y Dominicana todavía tenía esperanzas, igual que Cuba, de encaramarse al último vagón del tren. De una manera el nuevo sistema es un engaño total para el aficionado pero, que caray, estamos en la era de los engaños. Después de todo los play offs nacieron para poder sobrevivir los altísimos costos de operación que suben y suben. Pero esta Serie ha resultado diferente y no han tenido público desde la jornada inaugural y posiblemente se deba a que los fanáticos dominicanos no se han dejado engañar por baja calidad y porque el sotanero puede ser campeón con dos días buenos.
