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EL FINAL DE 2015

JUAN ROBERTO REYES SOLÍS*

De cara al fin de este 2015 y ante las complicaciones que se han presentado tanto en la economía global como en la del país, es prudente manejar con responsabilidad -en su conjunto- las finanzas de las empresas, las familias y el gobierno. Estas circunstancias han propiciado un ritmo de altibajos en el crecimiento de los sectores productivos, así como impactado en la estrategia económica de México. Ante ello, el escenario que se vislumbra para iniciar 2016 requiere asumir la necesidad de una mayor cautela y fortaleza en lo económico.

El panorama mundial -de por sí complicado-, no ha terminado de llegar a buen puerto. El fortalecimiento relativo de las actividades productivas en los Estados Unidos que aún está pendiente de lograrse mantiene también en reserva las posibles decisiones en materia de política monetaria. Al mismo tiempo, el impacto que puede generar una eventual desaceleración de la economía global es otro factor de incidencia en los sectores productivos nacionales. A ello también se agrega la caída de los precios del petróleo, considerando únicamente estos factores, en una metáfora, la perspectiva de arranque para 2016 se asemeja a subir con gran lentitud una pendiente con inclinación de 45 grados.

Para lograrlo, se requiere de un motor potente, que a pesar de que vaya despacio, debe rendir muy bien para llegar a una mejor altura. En esta perspectiva es necesario fortalecer la productividad, rentabilidad y competitividad en el mercado interno y concretar mejores escenarios que puedan darle mayor fuerza a las expectativas de los consumidores.

En estas circunstancias, y a pesar de que la situación externa impacta a todos los países de manera diferente, en el caso de México, el gobierno federal ha programado anclar algunos de los indicadores económicos fundamentales al mejor de los escenarios posibles. A manera ilustrativa, el Banco de México proyecta que la inflación de 2015 cerrará alrededor del 3%, mientras que se tratará de hacer todo lo posible para que -a pesar de un repunte en 2016- ésta se pueda mantener -también- al menos en el mismo nivel. Una situación así, permitiría mantener con relativa estabilidad los niveles de consumo y el relativo vigor del mercado interno, pues aprovechando la circunstancia y a pesar de los incrementos notorios en el índice de inflación subyacente, el Índice de Confianza del Consumidor ha repuntado en 1.6% en los últimos dos meses, de acuerdo con el Inegi. En este caso, aunque muchos bienes y servicios han experimentado incrementos en sus precios, los que han tenido un mayor aumento han sido los alimentos, frutas y verduras, así como los energéticos, entre otros. Los aumentos que registran dichos bienes merman el poder adquisitivo, en el cual, de acuerdo con la Conasami, los consumidores han perdido entre abril de 2014 y abril de 2015 cerca de 11% de su capacidad de compra.

En fin, el panorama no es muy fácil. Cuando esta perspectiva se transfiere al entorno del gobierno federal, puede apreciarse que a causa de la reducción en los ingresos del petróleo en las finanzas del país, esto se reflejará en 2016 a través de distintos frentes. Uno de ellos es la postergación de proyectos estratégicos amarrados a las reformas de los últimos años; otro es el establecimiento de una mayor fortaleza en lo fiscal a través de la recaudación y el mantenimiento de la disciplina en el gasto público. Al mismo tiempo, en el sector empresarial, los estrategas de la iniciativa privada tendrán que visualizar la manera en que deberán mejorar las condiciones de su participación en el mercado interno, eventualmente la búsqueda de opciones en el exterior para verse favorecidos con un peso depreciado y obtener más ingresos.

Ante las circunstancias mencionadas, los mejores consejos para evitar un entorno desfavorable, son preservar en buen estado las finanzas a nivel familiar y empresarial, así como conducirse con responsabilidad y moderación. También serán relevantes la optimización de los recursos y el fortalecimiento de nuestras capacidades competitivas para avanzar en buen ritmo en un 2016 complicado, pero llevadero. Como decía William Ward: El pesimista se queja del viento. El optimista espera a que cambie. El realista, ajusta las velas. A ajustarlas en 2016.

*Académico de la Universidad del Valle de México.

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