Columnas la Laguna

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

"Puse una casa de mala nota" -le dijo el oficinista jubilado al amigo que lo encontró en la calle. Éste le había preguntado a qué se dedicaba ahora, y el emérito señor respondió con esas seis palabras: "Puse una casa de mala nota". "¿De veras?" -se asombró el otro, pues su amigo había sido siempre hombre de buen vivir, morigerado en sus costumbres, y metódico. "Sí -reiteró el señor-. Puse un congal, burdel, mancebía, lenocinio, casa pública, prostíbulo, ramería o lupanar". Ya clarificada la cuestión inquirió el otro, cauteloso: "¿Ycómo va el negocio?". "Muy bien -respondió el jubilado-. La clientela es abundante, porque en el establecimiento hay de todo: si quieres mujer, hay mujer; si quieres hombre, hay hombre". Dijo el amigo: "Seguramente tienes mucho personal". Contestó el señor: "No. Por lo pronto somos nada más mi esposa y yo"... Astatrasio Garrajarra invitó a Empédocles Etílez, su eterno compañero de parranda, a tomarse la última copa en su casa. Empédocles se mostraba renuente: le temía a la furia de la esposa de Astatrasio. Pero éste le aseguró: "No te preocupes. La tengo dominada". Cuando entraron en la casa la mujer recibió a su beodo marido con dicterios y sonorosas maldiciones. Astatrasio la retó, desafiante: "A ver: si estás tan enojada, pégame". ¡Cuaz! La mujer le propinó un tremendo mamporro que lo sentó en el suelo. Desde ahí le dijo Astatrasio a su asustado contlapache: "¿Lo ves? La tengo dominada. ¡Hace lo que le ordeno!". Una joven mujer se presentó ante el juez del pueblo y se quejó de que don Avaricio Cenaoscuras, el avaro del lugar, se había aprovechado de ella. "Me emborrachó -le dijo llorosa al juez-, y luego abusó de mí". Preguntó el juzgador: "¿Qué le dio para emborracharla?". Respondió la muchacha: "Vueltas"... El mayor problema de México es la pobreza. Más de la mitad de la población de este país vive en condiciones que a veces se acercan de plano a la miseria. Los informes oficiales hablan de que el número de pobres ha disminuído, pero la realidad muestra un panorama bien distinto. Lo cierto es que el reloj de la justicia social está trágicamente atrasado. Hemos hecho avances de consideración en la búsqueda de la libertad. En lo que hace a la democracia vamos caminando, siquiera sea vacilantemente, entre tropiezos. Pero en el renglón de la justicia no hemos conseguido logros de significación. De no ser por los fondos que los trabajadores mexicanos envían a sus familias desde Estados Unidos ya habría habido aquí un estallido social. Nunca me cansaré de decir que si no vamos hacia los pobres de México ellos vendrán contra nosotros. Si el país no los levanta, ellos se van a levantar contra el país. La paciencia del pueblo mexicano es grande, pero no infinita. Malgastamos el dinero en mantener una cáfila innumerable de políticos, mientras millones de mexicanos carecen hasta de lo más indispensable. Cuidado. Lord Feebledick llegó a su casa después de terminada la cacería de la zorra, y el entrar en la recámara encontró a su mujer, lady Loosebloomers, en apretado consorcio de lujuria con Wellh Ung, el toroso mancebo encargado de la cría de faisanes. "Bloody be! -maldijo el coronado esposo al follador-. ¿Para esto te pago, miserable?". "No, milord -respondió cortésmente el individuo-. Esto lo hago completamente gratis". Al empezar la noche de bodas Simpliciano le preguntó, solemne, a su flamante mujercita, Pirulina: "Dime: ¿soy yo el primer hombre?". "Claro que no -respondió ella-. El primer hombre fue Adán". "No evadas mi pregunta -se amoscó el recién casado-. ¿Soy yo el primer hombre con el que haces el amor?". Opuso Pirulina: "Pero si todavía no lo hemos hecho". "Lo haremos a su tiempo -replicó Simpliciano-. Entretanto contesta claramente mi interrogación: ¿soy yo el primer hombre con quien tienes sexo?". No pudo ya la desposada dejar de responder, y dijo francamente: "No". Al escuchar aquella confesión el pobre Simpliciano se echó a llorar desconsoladamente. Le dijo ella con amoroso acento: "¡Por Dios, no llores, Simpli! ¡Tampoco los otros nueve que hubo antes de ti fueron los primeros!". FIN.

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