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Siria

Diálogo

YAMIL DARWICH

Con estremecimiento recibimos la noticia: terroristas del Estado Islámico atacaron arteramente en varios puntos de París, causando más de 150 muertes y otros tantos heridos, ejecutando un asalto coordinado en la ciudad.

El salvaje ataque causó el repudio mundial y en unas cuantas horas, Francia declaró "estar en guerra" bombardeando bases guerrilleras en Siria, apoyada por los países occidentales, la aprobación de Rusia y el silencio chino.

Desde ahora le escribo que por ningún motivo es justificable la violencia y el magnicidio, que representan nuestro lado oscuro, el más salvaje y de pobre construcción humana; sin embargo, habrá que entender -nunca aceptar- los porqués de esa rabiosa actitud.

Le comparto algunos datos para formarnos opinión:

Medio Oriente es una zona que, por sus características geográficas, requiere un sobreesfuerzo de sus habitantes. Buena parte es desierto o semidesierto y la limitante por la escasez de agua obliga a sus moradores a luchar extremadamente por la vida.

En realidad, hasta hace poco tiempo fue una región dominada por los otomanos, quienes con la fuerza bruta impusieron su hegemonía sobre grupos diversos de habitantes, muchos nómadas y con pobre o nula escolaridad, aunque con tradiciones culturales muy arraigadas y principios religiosos sólidos.

Recuerde que ésos, en conjunto llamados "árabes", tienen tres diferentes creencias religiosas: unos son seguidores de Yahvé, otros de Alá y algunos más de Jesús, todos practicantes de las llamadas creencias monoteístas; así que, de paso, elimine el concepto impuesto por la mercadotecnia occidental de que todos son musulmanes.

De hecho, el Islam es la última religión en aparecer -VI siglos después de la Cristiana- y a la muerte de Mahoma se diversificó, apareciendo algunas sectas de locos radicales -igual que entre cristianos y judíos- quienes malinterpretando las enseñanzas del profeta ejercen la violencia extrema y el antifeminismo radical. Sumándolos a todos, son minoría musulmana.

Esa zona geográfica contiene más de la tercera parte de las reservas petroleras del mundo, codiciadas por occidente y oriente; de hecho, para transportar el oro negro a Europa, deben rodear la península hasta llegar al canal de Suez, siendo el camino más directo y rápido -económico- la línea recta, ¡atravesando Siria!, de paso Líbano, con el agua que baja de sus montes nevados durante buena parte del año.

La misma ubicación geográfica le hace ser codiciada como punto de estrategia militar. Tener bases militares en el área es importante para amedrentar a los contrarios.

Si consultamos la historia del mundo, encontraremos que Siria siempre ha sido atacada e invadida por: egipcios, griegos, romanos, persas, ingleses, norteamericanos o franceses. Los sirios, a su vez, sienten especial apetito por Líbano y sus recursos.

Los otomanos, luego de perder la guerra, fueron obligados a fraccionar su territorio, apareciendo en el mapa pequeños países pobres, como Iraq, Jordania, Arabia, Turquía, Líbano y la propia Siria. Todos "requerían protección de los imperios" -Inglaterra y Francia- quienes prestos acudieron a dársela, creando "protectorados" y llevando tecnología para extraer su petróleo.

Más tarde y basándose en la historia religiosa, aprovechando la debilidad de los países de la región, insertaron a Israel en territorio que estaba ocupado por palestinos, creando un factor más de inconformidad.

Recuerde que los habitantes de la zona -salvo los libaneses que son fenicios- tienen un mismo origen genético; por ejemplo: la historia asienta la estrecha amistad y afecto entre Salomón y el Rey Hiram de Líbano. Descarte diferencias étnicas.

En la misma historia, los países imperialistas han buscado hacerse del control de la zona imponiendo líderes, caso de Hussein en Palestina o Al-Assad en Siria y otros en general, siempre con el mismo proceso: primero armándolos y financiándolos para luego derrocarlos; de ahí emergieron las cortes modernas de reyes, príncipes y jeques brutalmente ricos y poderosos, junto a la pobreza extrema del resto de los habitantes, dejándoles como último recurso la emigración. ¿Culpables?

En el camino, florece el negocio de las armas y el rencor de los medio orientales.

Cuando analizamos el contexto general, entendemos -no justificamos- la patología social manifestada con la violencia extrema, quedando la interrogante sobre el origen del conflicto que, a mi parecer, va más allá de simples creencias religiosas.

Curiosamente, muchos de los brutales terroristas son residentes o hijos de emigrados a Occidente, que conocen su historia y han recibido maltratos por sus creencias y costumbres.

Le comparto una receta de análisis social: "siga la huella del dinero" y seguramente encontrará respuestas verdaderas.

Recuerde lo que se ha dicho de la destrucción de las Torres Gemelas, la guerra contra Iraq o la muerte de los periodistas-caricaturistas franceses. A mí me surgen dudas de los quiénes y porqués.

Esperemos que esta guerra de intereses entre los poderosos no se propague y, en cambio, sirva para que acuerden en favor de la paz mundial. ¿Qué opina?

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