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Debajo de dos grados

A la ciudadanía

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

El próximo 29 de noviembre se celebra en París la 21 reunión de la Conferencia de las Partes (COP21) que Naciones Unidas auspicia como parte de la Convención Marco para el Cambio Climático, cuyo objetivo es acordar un plan que reduzca a dos grados la temperatura del planeta, ya que de no adoptar medidas con ese propósito las proyecciones estiman un aumento de 4 0 5 grados.

El cambio climático es un fenómeno derivado del aumento en la concentración de seis gases en la atmósfera terrestre, principalmente dióxido de carbono (CO2) y metano (CH4), la cual impide que la radiación infrarroja salga de la Tierra y al ser atrapada provoque un aumento en la temperatura del planeta, se les llama gases de efecto invernadero (GEI) porque semeja lo que ocurre en una estructura de este tipo donde se crea una barrera que impide la salida de la radiación solar y crear un microclima favorable para el cultivo de plantas dentro de ella.

Este fenómeno se presenta particularmente cuando se intensifica el uso de combustibles fósiles (carbón, gas y petróleo) como fuente energética con el advenimiento del capitalismo y los procesos de industrialización que implicó, el cual ocurre en los países boreales y son las economías de éstos las responsables centrales de esta alteración global del clima. Actualmente Estados Unidos (24 %), los países europeos y China son los principales países emisores de GEI.

El consumo de estos combustibles genera emisiones de CO2, el principal GEI que está provocando el calentamiento del planeta; se estima que antes de la industrialización (calculado durante los últimos 250 años, de 1750 a 1999) las concentraciones de este gas se incrementaron de 280 a 367 partes por millón en volumen (ppmv), es decir, en un 31 %, mientras que en metano fue de 145 %, de 700 a 1,720 partes por mil millones en volumen (ppmm).

Por su expresión e impactos a nivel planetario, el cambio climático es considerado como la principal alteración del ambiente provocada por las actividades humanas, es un fenómeno que empieza a indicarnos que hemos llegado a los umbrales de afectación de la naturaleza y que si no se toman decisiones y aplican medidas tendremos que enfrentar serias consecuencias en la economía, la población y los ecosistemas naturales. Hoy en día y por muchos años más, las principales medidas que se recomiendan son de adaptación y mitigación con las cuales podríamos sortear sus efectos en tanto se revierte este fenómeno.

Si bien México no es uno de los principales países que emiten GEI a la atmósfera, también contribuye al cambio climático (emite 3.7 ton/hab de CO2, mientras que en EU es de 20.1 ton/hab, estando cerca del promedio mundial de 3.8 ton/hab) y es uno de los que suscribieron el Protocolo de Kyoto, el acuerdo internacional que signa el compromiso de enfrentar el cambio climático global mediante la regulación de las actividades humanas y lograr la reducción de emisiones de estos gases.

En un estudio reciente publicado por el Instituto Nacional de Ecología (INE), se hicieron predicciones posibles sobre los impactos que tendrá el cambio climático global en nuestro país, mismas que nos indicas escenarios poco alentadores. En el caso del agua, indican que al haber cambios en la temperatura y la precipitación causados por la duplicación del CO2 en el aire atmosférico, tendrán un impacto dramático en el régimen y la magnitud de la escorrentía, la humedad del suelo y la evaporación, así como en el grado de aridez de algunas zonas hidrológicas, aunque en otras pueda ser favorable.

Estos cambios en el régimen hídrico (la forma en que se comportan algunas variables como la lluvia) anuncian una mayor vulnerabilidad en la disponibilidad de agua de lluvia, particularmente en las zonas áridas se espera una precipitación más variable (quizá como lo estamos observando últimamente con los aguaceros de invierno pasado que descargan hasta 50 mm de agua en un evento, la quinta parte de lo que llueve en un año) y ciclos de sequía más frecuentes y severos.

Otros de los sectores que se verán afectados es la agricultura de temporal debido a que dependen de la lluvia, los bosques templados, los ecosistemas riparios, la propia diversidad biológica y la población sujeta a mayores riesgos por sus condiciones sociales precarias que les limita adoptar medidas de adaptación y mitigación. Tal parece que el radio de afectaciones será muy amplio y por ello debemos preocuparnos con seriedad ante este fenómeno, hacer lo que nos corresponde a nivel local y personal.

Considerando que una de las principales fuentes de emisiones de CO2 lo constituye el uso de transporte, es necesario que los municipios planifiquen su desarrollo creando infraestructura que posibilite una movilidad sustentable; es necesario se implementen sistemas de transporte colectivo accesibles y de calidad, vías para el transporte no motorizado, entre otras, que reduzcan el uso del automóvil, que contribuyan a mantener la temperatura global debajo de dos grados.

Ante esta situación, colectivos ciudadanos nos unimos a las manifestaciones que a nivel global ocurrirán en estos días en gran parte de los países del orbe, como lo haremos Encuentro Ciudadano Lagunero (ECL) y Ruedas del Desierto, de convocar a la rodada este próximo domingo 29 de diciembre, partiendo de la Plaza Mayor a las 10:00 am.

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