En los pasillos del edificio más caro de la ciudad de Torreón comienza a cobrar fuerza el nombre de quien pudiera ser sucesor del alcalde Miguel Riquelme cuando éste se decida a pedir licencia el próximo año para saltar en pos de la anhelada gubernatura de Coahuila. Dicen los subagentes disfrazados de tazas de café que se trata nada más y nada menos que del gerente general del Simas, Xavier Herrera Arroyo. Cuentan incluso que el perfil del jefazo de las aguas y los drenajes ya se está rebotando con las cúpulas del PRI en la Perla de La Laguna y en la Urbe de Adobe para que le den el visto bueno y, supuestamente, las negociaciones marchan sobre ruedas.
Entre las medallas que le cuelgan a don Xavier para vestirlo de las tablas suficientes para hacerse con el puesto es que ha hecho un “buen trabajo” en lo que tiene que ver con los números de la empresa descentralizada, que hace apenas dos años, cuando él era el contralor de la misma (qué curioso), estaban en un espantoso color rojo. Pero los maldicientes se preguntan si con “trabajo” los patrocinadores de Herrera más bien se refieren a la labor de maquillaje contable para que la situación no parezca tan crítica, a la luz de los cuestionamientos que algunos incómodos integrantes del Consejo Directivo del Simas han hecho al respecto. Más allá de esto, en caso de confirmarse la especie, quien se quedaría como los chinitos, “nomás milando”, sería el primer regidor, Miguel Mery, quien hace meses comenzó a hacer una campaña dentro del ayuntamiento para posicionar la idea de que él sería el bueno para el interinato. Todo parece indicar que el coordinador de los ediles tricolores en el Cabildo tendrá que esperar mejores tiempos, quizá cuando la alcaldía sea ya de tres años, luego del enredo de tener que empatar las elecciones locales con las federales que obligarán a hacer una miniadministración de un año, vaya usted a saber.
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En la grilla blanquiazul coahuilense se está configurando un escenario a cuatro bandas con miras a la candidatura para pelear por la gubernatura de la provincia. Por si alguien no escuchó sus fuertes suspiros por ser el abanderado del PAN para la contienda, el senador Luis Fernando Salazar salió esta semana a declarar que, efectivamente, sí quiere ser gobernador. Con él ya son dos los calefactos que se han destapado en el partido de la derecha, ya que el primero fue el exdiputado federal, Guillermo Anaya, -muy calladito en estos días, por cierto-. Dicen los que saben que el problema con estos dos personajes es que si bien mantienen desde hace años el control de la cúpula del partido y buena parte de la estructura -con resultados francamente pobres-, entre la militancia ya no gozan de la ascendencia que antaño tenían. Y es que algunos panistas inconformes ven en don Memo y don Luis a los responsables de que la principal oposición en Coahuila no haya crecido más en los últimos años y los acusan de las sonadas derrotas recientes. Pero, para fortuna de algunos, dicen que no serán los únicos suspirantes destapados, ya que se espera que en las próximas semanas los alcaldes de Saltillo, Isidro López, y de Monclova, Gerardo García, confirmen sus aspiraciones, a menos de que, claro está, lleguen a un acuerdo en lo oscurito para dejar a los jerarcas seguir con su juego, lo cual se antoja difícil. Contra López y García opera la maquinaria estatal que controla don Rubén, la cual les deja muy poco margen de maniobra para lucirse en sus municipios. Lo cierto es que muchos dan por un hecho que entre esos cuatro se dará el estire y afloje para conseguir la tan ansiada candidatura.
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En la presentación del Sistema de Indicadores para la Atracción de Inversiones y Competitividad de La Laguna de Fomec que se llevó a cabo en el Tec de Monterrey se soltaron varias pedradas a los gobernantes asistentes, de las que se salvó el gober de Coahuila, Rubén Moreira, porque no acudió al parecer por “cuestiones de agenda”. Las autoridades de primer nivel que estuvieron presentes fueron el mandamás de Durango, Jorge Herrera, y los alcaldes de Torreón, Miguel Riquelme, y de Gómez Palacio, José Miguel Campillo, y los tres acusaron de recibo (o eso esperamos) de los mensajes contundentes que dieron el director del Imco, Juan Pardinas, y el presidente de la Junta de Gobierno de Inegi, Eduardo Sojo, quien por ciento está por cumplir su ciclo en la institución. Primero, don Juan habló de la importancia de contar con los indicadores que generará el sistema para elevar la competitividad regional y atraer así más empresas para la comarca, pero en su discurso dejó en claro que lo más importante es que los gobiernos estatales de Coahuila y Durango, y los de las cuatros ciudades que conforman la zona metropolitana, se pongan de acuerdo y establezcan de una vez por todas la coordinación que una región como La Laguna necesita para salir adelante. Don Jorge pareció atrapar la pichada ya que en su intervención, además de desvivirse en loas hacia el desempeño del preciso Peña Nieto -como siempre lo hace-, dijo que ambas provincias y los cuatro municipios ya estaban muy coordinados, por ejemplo, en el tema de la vialidad con el reglamento de movilidad que se aprobó hace unos meses. Claro que no habló del puente “mocho” sobre el Nazas en la Falcón, o el que debería ya estar diseñado en el segundo periférico, Jabonoso-La Unión, que confirman la extraordinaria coordinación y buena vibra entre don Jorge y don Rubén. Pero Herrera dijo que era tal el acuerdo entre las autoridades de ambos lados en materia de vialidad que alcanzaba hasta el monto de las “mordidas” que los agentes de tránsito debían cobrar (de veras, así lo dijo). Obviamente, las risas del respetable no se hicieron esperar, aunque en el caso de los Migueles fue más risa nerviosa. Entre el público algunos osados compartieron a sus vecinos la frase “sí, ya nos hemos dado cuenta”. O sea que, entre broma y broma... Cuando tocó el turno de Eduardo Sojo, éste lanzó una frase que debería estar inscrita en las sedes de gobierno de todos los estados y municipios del país: “recuerden que la crítica es asesoría gratuita y las quejas son solicitudes de servicio”. No está de más decir que por estas tierras no hay mucho entendimiento de ambos conceptos, porque nuestros políticos suelen ser de piel delgadita y sensible. Así que bien por don Eduardo y por don Juan.
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Ya entrados en gastos, en el mismo acto convocado por Fomento Económico de La Laguna (Fomec), nuestros subagentes disfrazados de bocinas se enteraron que fue el último que encabeza el empresario Carlos Fernández en calidad de presidente del Consejo de dicha asociación, ya que en diciembre se llevará a cabo la asamblea para renovar a la mesa directiva. Don Carlos termina un ciclo de tres años que no fueron fáciles en términos económicos para la región debido a que a la ola de inseguridad se sumaron los resabios de la crisis económica mundial de 2008-2009 que impactaron fuertemente en La Laguna. No obstante, propios y extraños reconocen el esfuerzo de Fernández quien, para cerrar con broche de oro su liderazgo en la asociación, dejará el sistema de indicadores mencionado líneas arriba que, sin duda, será una fuente invaluable de información estadística para los posibles inversionistas internacionales, nacionales y locales, los gobiernos y para la ciudadanía en general. Ojalá que los gobiernos locales y estatales aprendan algo de ellos. Aunque Fomec es un organismo muy celoso con las formas, se sabe que ya está muy avanzada la sucesión en la presidencia del consejo y que muy probablemente será Alberto Allegre el encargado de tomar las riendas, otro reconocido empresario de quien se espera que dé continuidad a los proyectos iniciados y mantenga el buen ritmo de trabajo que ha tenido la asociación.
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A propósito del desarrollo económico, lo que en principio se vendió como el gran proyecto que vendría a detonar el potencial de la Comarca Lagunera se ha quedado en una promesa con un pleito legal que no tiene para cuándo acabar por, dicen, intereses de la capital de los alacranes. Se trata de la famosa Zona de Conectividad, ubicada en el municipio de Gómez Palacio, que no ha podido consolidarse debido a que los integrantes de la familia dueña de los terrenos mantiene un proceso legal abierto por fraude desde hace años, mismo que se ha ventilado en desplegados publicados por una de las partes. Pero más allá de la bronca entre particulares, el asunto cobra otro giro a la luz de las revelaciones que nos han hecho nuestros subagentes, quienes aseguran que el asunto legal está atorado en la Fiscalía General del Estado que encabeza Sonia Yadira de la Garza. Dicen que esta dependencia ha recibido órdenes del mismímismo gober Jorge Herrera de dejar el proceso en un punto muerto, cosa que favorece a la capital provincial, en donde a todo vapor se trabaja en el Centro Logístico e Industrial de Durango, con una inversión de 1,200 millones de pesillos, con la cual se pretende arrebatar a La Laguna el potencial al que aspiraba con la Zona de Conectividad. En dicho centro logístico se proyecta albergar un parque industrial, una terminal ferroviaria en la que se reubicarán los patios de maniobras para facilitar la salida de mercancía y despejar la zona urbana, una terminal intermodal para trasvase de mercancías y, lo más increíble, una aduana interior y un recinto fiscalizado. Es decir, los mismos planes que se tenían contemplados para la Zona de Conectividad y de los cuales sólo el de la aduana se ha concretado. Con esto se explica por qué el gobierno de don Jorge tiene nulo interés en destrabar el asunto que tiene frenado el proyecto de la vecina ciudad y con él, su desarrollo. Si no vea usted lo expedito que fue el señor gobernador al resolver el pleito entre los herederos del antiguo Sears de la capirucha estatal que impedía concretar la plaza del IV Centenario, raudo y veloz depositó en el juzgado el monto del litigio para quedarse con el inmueble y poder terminar su proyecto. Caramba, o sea que cuando se quiere se puede. Pobre Gómez Palacio, tan lejos de Dios... y de Durango capital.
