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Soberbia

FEDERICO REYES HEROLES

Cuando los asuntos son una madeja, cuando no sabemos por dónde comenzar, la versión ingenua, "naive" es útil. No sé nada, no entiendo ayúdenme. Primero los números. Son muchos o pocos, preguntaría el ingenuo.

Los musulmanes en el mundo occidental son numerosos. Oscilan entre el 4.5 % en Suecia y al 7.5 % de la población total de Francia. ¿Numerosos?, no llegan a uno de cada diez. Respuesta, cierto, pero si Suecia tiene poco menos de 10 millones de habitantes, los musulmanes serán más o menos medio millón; en Francia cinco millones pertenecen a esa religión. Pocos en números relativos, muchísimos en números absolutos ¿Cuántos de ese conglomerado son peligrosos? La enorme mayoría son pacíficos, mujeres y hombres trabajadores, imposible un porcentaje. Supongamos que fuera el 0.5 %, en Francia habría 25 mil. Para un atentado se necesita un puñado.

Entonces el terrorismo en potencia está asentado en muchos países de Occidente. Sí, con un agravante, entre más avanza la tecnología menos individuos son necesarios para perpetrar un atentado masivo y letal. Los individuos son, de manera singular, cada día más peligrosos. Esa es parte de la fragilidad contemporánea. ¿Y los aparatos de seguridad y espionaje?, qué pasa con ellos. Ya tienen rendimientos decrecientes. Entre más teléfonos son intervenidos con alta tecnología, menos calidad hay en la información. Se sabía que había amenazas y... Entonces, ¿no se les puede rastrear? Supongamos que Francia hubiera localizado a los sospechosos, al llegar a Bruselas se hubieran desvanecido. En un mundo global, la cadena es tan fuerte como su eslabón más débil. Si las armas de ataque y los explosivos llegan a Bruselas, Francia está en peligro. Pero, ¿no serán los estados siempre más fuertes que un grupo subversivo? No es por definición. Las mayores potencias económicas y militares no han podido en 20 años arrinconar a los terroristas. Jihad, Al Qaeda y el Estado Islámico han ridiculizado a la inteligencia y al poderío militar.

Entonces, ¿está Occidente condenado? Los imperios se equivocan, Niall Ferguson y otros lo han demostrado. Cómo argumentar que el destino de Occidente será diferente. Occidente no ha encontrado otra respuesta que los ataques despiadados. Nada sabemos hoy de los bombardeos en Siria y sus consecuencias humanas, bajas, víctimas, militares o civiles. Las redes sociales exhiben la falsedad: decenas de niños sirios muertos en la calle. Recordemos Vietnam en 1972, la "Operación Linebacker", cuando los EU dejaron caer una lluvia de bombas con sus temibles B52 e incluso utilizaron Napalm y el "agente" o gas naranja que todavía hoy circula por las venas de muchos vietnamitas. Occidente no supo nada o no quiso saber. Violencia trae violencia, hoy pagamos la guerra en Irak y otros.

En la Primera Guerra la gran mayoría de las víctimas eran militares y pocos civiles, hoy es a la inversa, las víctimas son, en su gran mayoría, civiles. Cada muerto deja un resentimiento. Cómo cuantificar ese daño. ¿Eso anuncia más sangre? Sí. La derrota final del fantasma no se dará por las armas. Pueden bombardear el Califato ene veces, los vengadores con pasaportes griegos, holandeses o franceses, seguirán reproduciéndose, organizándose adentro, para matar a sus vecinos. Para ellos el tiempo tiene otra dimensión: quieren reponer el Califato del siglo X. Más de 20 años de sangrientas victorias pasan por la impaciencia de Occidente que quiere vencerlos en un golpe.

De los 774 atentados terroristas en promedio al año, dos por día, (Guillermo Valdés, Milenio, 18/11/2015) muchos son fallidos, pero con los pocos exitosos han logrado atemorizar a cientos de millones en EU, España, Inglaterra, Indonesia, Líbano, Francia y muchos más. Malí es un golpe serio. De poco sirvió la intervención coordinada por la ONU, liderada por Francia con más de 20 países participantes, incluidas varias potencias. Malí exhibió el lado vergonzoso de Occidente: minería sin control, armamentismo, explotación, el lodo de siempre. Entonces, no hay solución. Falso, la hay. Los escandinavos tienen población musulmana y han logrado convivencia pacífica. El atentado en Noruega es diferente, fue un extremista cristiano. Lograr esa convivencia pacífica es el reto.

Integración es la palabra clave. En el siglo XXI, el de las migraciones, la xenofobia es el silente caldo de cultivo del odio. ¿Por qué no regresar a las fronteras cerradas? Respuesta, de allí venimos y fracasó. Europa necesita de la inmigración para sostener sus economías y sus pensiones. Desde allí el asunto viene podrido por la falsedad. Ver a Trump. Pero, si los necesitan, por qué los rechazan. Por una soberbia que hiere y produce terroristas, muchos jóvenes sin retorno, sin patria, pero con una poderosa ilusión: el Califato. En Occidente se piensa que pueden ser aniquilados. Más vale buscar otra alternativa. Hoy los inocentes pagan esa soberbia con su vida.

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