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Al Larguero

LA HUIDA

Alejandro Tovar

Hay una tristeza enclavada en la memoria dolorida, una tristeza básica del paso del tiempo y una amargura genuina que corresponde a la tesitura del "no pasa nada", ese mensaje que envían jugadores y técnicos en estos tiempos, justo cuando termina la primera etapa y se descubren las falencias, cuando faltan los puntos necesarios y cuando se debe afrontar realidades de un fracaso, aunque todos odian esa condición del trabajo inútil.

Lo primero es negarlo, porque "esa palabra no existe en nuestro vocabulario, se ha luchado siempre, se ha trabajado bien pero no se dieron los resultados". O sea que esto es como un juego de azar, no un compromiso futbolero. En general, el formato se toma como el refugio generoso y siempre fiel, porque cada ser humano tiene un mecanismo de negación para sobrevivir y su única manera de sobrevivir es negar la realidad.

Ayestarán dejó en lo último que dijo la rendija donde se cuela, se intuye, que hubo elementos que no colaboraron abiertamente y "por ello no se dio el proyecto". Si se parte de una base de lógica elemental y tienes al equipo campeón con un estilo, ¿para qué cambiarlo, si ése les dio el título? Eso deja ver que la soberbia le ganó al razonamiento simple. Y así le fue, pues mientras buscaba, el tiempo se le escapó y nunca pudo ganar en casa.

Los jugadores escapan rápido de la responsabilidad porque destinan todo al colectivo y olvidan lo individual pero ante la evidencia nadie puede huir, ¿cómo es que el campeón se clava en el fondo y su terreno, donde era imbatible ahora es un espacio del sufrimiento popular?

No debe aceptarse la clásica frase tan de la gente de futbol "una temporada para el olvido". No, eso no. Una campaña para aprender mucho de ella, para buscar por donde sea necesario el remedio, no solamente por la cuestión natural de los porcentajes, sino porque hay un prestigio que se ha ganado con un gran esfuerzo y no puede seguirse consumiendo en forma miserable.

Santos ya no tiene espacio para volver a equivocarse. Primero se debilitó por acelerar sus ventas millonarias y se quedó con retazos. No puede seguir igual y convencer de que su mística por los técnicos jóvenes y extranjeros deben dominar el ambiente, porque está visto que sus experimentos no resultaron. Si llega Zubeldía estará muy vigilado por miles de ojos tristes.

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