Dolencias. Los menores con el síndrome de Lennox-Gastaut sufren serias convulsiones.
Leo de 11 años, experimenta convulsiones todo el día debido al Síndrome de Lennox-Gastaut que padece.
Su madre, Berenice Mendoza, asegura que "han probado todos los fármacos que existen en México" y nada ha funcionado.
Ambos estuvieron ayer presentes en el Salón de Plenos del Senado cuando la legisladora priista Cristina Díaz subió a tribuna para proponer la legalización de la cannabis para fines medicinales.
"Hemos intentado todas las combinaciones posibles. En mayo le realizaron una callosotomía, que era lo último que podíamos intentar para mejorar su calidad de vida y no funcionó", relata la mamá del niño.
La mujer recordó a los senadores que tienen en sus manos la aprobación de la iniciativa, que su hijo, como todas las personas, tiene derecho a la salud.
"Él tiene derecho a recibir cualquier tratamiento que pueda ayudar a mejorar su calidad de vida, estamos luchando por el derecho a la salud, que es un derecho de todos, pero muchas veces se olvidan de estos padecimientos porque son pocas las personas que los presentan", reclama.
El padre de Leo, Manuel Villanueva, agrega que el tratamiento con cannabidiol es la última opción para reducir el número de crisis convulsivas de Leo, lo que le permitiría tener cierto desarrollo cognitivo, ya que las crisis han impedido que desarrolle habilidades como hablar o caminar.
Rosalba Sánchez y Luis Lara, también acudieron al Senado con su hijo Abraham de 10 años, quien padece el mismo síndrome y se convulsiona entre 30 y 60 veces al día.
La mamá de Abraham, quien está completamente dedicada al cuidado del menor, trata de transmitir a los legisladores lo que significa tener una enfermedad como la de su hijo.
"A los senadores les pido que se sensibilicen con el sufrimiento de Abraham, él tiene alrededor de 9 años tomando medicamentos y teniendo crisis diarias ininterrumpidas. Han sido 9 años de crisis diarias, les pido que traten de imaginar eso y consideren la aprobación de la cannabis", solicita.
La mujer relata que el niño toma cinco medicamentos que no le han hecho ningún efecto benefactorio, por el contrario lo dañan.
Hasta ahora, los 16 fármacos anticonvulsivos que Abraham ha tomado a lo largo de su vida le han provocado efectos adversos como gastritis severa, somnolencia, agresividad, desnutrición y daños en los riñones y el hígado.
