Cultura

Las palabras tienen la palabra

ES ALGO PARA DISFRUTARSE

JUAN RECAREDO

Para la señora que anda de prisa porque tiene que ir por los niños a la escuela, porque tiene que ir al banco, al gimnasio y todavía quisiera que le sobrara un poco de tiempo para irse a tomar un café con las amigas, la compra de los víveres para la despensa es un tormento.

En nuestros lejanos días infantiles, íbamos a la tienda de Don Miguel y teníamos que esperar a que él o su esposa -Doña Vicky- nos atendieran. A ver, tú muchacho que vas a llevar… Pos que dijo mi mamá que le mande 4 huevos, un kilo de frijol y kilo y medio de plátano…- Así era el comercio en aquellos tiempos. Había que esperar a que te atendieran, después de haber atendido a los clientes que llegaron antes que tú.

Había que hacerlo con mucho cuidado porque no era raro que el chamaco tonto llegara a la casa con dos o tres huevos estrellados o de plano rotos, escurriendo su contenido porque no te los daban como ahora, empacados en un cartón especial, sino en una bolsa de papel, y era fácil que se rompieran con el puro roce de unos con otros.

Un día, apareció en el barrio una tienda que anunciaba ser un súper mercado. No me podía imaginar lo que era, hasta que fui a investigar y me pareció maravilloso que pudieras tomar un carrito o una canasta y que la mercancía estuviera a tu alcance para que fueras escogiendo lo que querías comprar.

Me encantó la idea de poder escoger palpando directamente la fruta, las legumbres y la marca de café o de arroz que me gustara, o la de mejor precio.

Aparte de escoger la mercancía, en el súper había un notable ahorro de tiempo y la presencia de los artículos me hacía acordar de cosas que necesitaba pero que se me había olvidado poner en la lista. Desde entonces, me aficioné a ir al súper. Lo disfruto mucho, lo tomo como un paseo, como una forma de distracción.

Mi esposa se queda muy contenta porque a mí me gusta "hacer el súper", que es la expresión usual para decir que vamos de compras a la tienda de auto servicio. Recuerde que la palabra súper es grave o llana, y como termina en "R", no hay que olvidar ponerle acento en la U.

Después de salir a hacer mi caminata matinal, todavía vestido con ropa deportiva, con zapatos muy cómodos, me voy al súper y voy encontrando las delicias de la cocina, me pruebo ropa linda que me encontré ahí, discos, películas y a veces hasta aparatos como una tele, un calentador o un estéreo modular, facturado y garantizado.

Ese jamón serrano se ve espectacular. Me llevaré un "six" de cervezas para seguir la costumbre de tomar una o dos antes de la comida. Está preciosa esa corbata, probaré ese queso manchego que se ve riquísimo, las salchichas alemanas que me encantan, una botanita para ver el partido de futbol… En el súper, hay un mundo de cosas que alegran mi vida cotidiana y todo está ahí, a la vista, al alcance de mi mano.

Escríbale a Don Juan Recaredo. La dirección de su correo electrónico es [email protected]

PREGUNTA DEL PÚBLICO:

Reynaldo de la Garza: ¿El sida es una abreviatura o es una palabra?

RESPUESTA:

Sida es un acrónimo. Los acrónimos son palabras que nacen siendo siglas. Originalmente, la palabra sida era una forma abreviada de "Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida". Ahora ya está incorporada al Diccionario de la Academia de la Lengua como una palabra.

Me retiro con esta reflexión: El que no quiere razonar es un fanático; el que no sabe razonar es un necio; el que no se atreve a razonar es un esclavo. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.

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