EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

¿Qué hacer con la corrupción?

Actitudes

JOSÉ SANTIAGO HEALY

Para la mayoría de los mexicanos queda claro que uno de los problemas más graves y que más afecta al desarrollo del país es la corrupción.

Se trata de un cáncer que ataca a todas las estructuras y sectores del país y que algunas áreas como la judicial y la política, prácticamente han quedado bajo su dominio.

Pero lo más grave todavía es que muy poco se ha hecho para frenarla y combatirla a pesar de las evidencias terribles que surgen por doquier.

José López Portillo, uno de los presidentes más bandidos que ha tenido México, dijo desde el poder que "la corrupción somos todos", en un intento de atemperar la culpabilidad de su régimen.

Obviamente la corrupción no atañe a todos los mexicanos sino a grupos muy concretos de funcionarios, líderes sindicales, empresarios, jefes policiacos y etcéteras. Pero es verdad que la mayoría de los mexicanos la hemos permitido, tolerado y aceptado en algunos casos. La sociedad mexicana ha pecado de omisión a la hora de enfrentar y denunciar esta maligna enfermedad.

En Sonora se presentaron en los últimos años niveles impresionantes de corrupción oficial. No es algo nuevo ni distinto, simplemente que ahora alcanzó -según las evidencias-a todos los escalafones de la estructura de gobierno.

En realidad la corrupción en Sonora se disparó desde los tiempos del gobernador Rodolfo Félix Valdés (1985-1991), cuando llegaron a trabajar a la entidad contratistas y empresarios nacionales que estaban ligados a la ubre del gobierno federal.

Antes la corrupción en Sonora era de menores dimensiones por no decir que doméstica. Pero en los años recientes volvió a subir de tono cuando los gobernadores se dedicaron a coleccionar ranchos y caballos de cría, casi casi como en los tiempos del porfirismo.

Además infinidad de dependencias estatales al igual que ayuntamientos, fueron vilmente saqueados por los funcionarios salientes, sólo dejaron millonarias deudas y cuentas por pagar.

Tal como lo prometió en su toma de posesión, la gobernadora Claudia Pavlovich creó el pasado lunes la Fiscalía Especializada Anticorrupción para perseguir los delitos de los funcionarios del anterior y del presente régimen.

Colocó al frente de este organismo al abogado Odracir Espinoza, quien cuenta con un destacado curriculum académico y profesional. El nuevo fiscal sostuvo que "se ha acabado el tiempo de los intocables" aunque admitió que "la corrupción es un monstruo de mil cabezas al que hay que cerrarle el paso".

No bastará una fiscalía para contener el fenómeno, se necesitarán investigadores especializados, ciudadanos dispuestos a colaborar, autoridades a prueba de cañonazos y lo más importante: pruebas contundentes que aseguren el enjuiciamiento de los funcionarios rapaces.

Lamentablemente los políticos no son nada tontos, las estrategias para enriquecerse en el ejercicio del poder son cada vez más sofisticadas y más difíciles de comprobar.

Lo vemos en el ámbito federal. El presidente Peña Nieto pregonó en su campaña combatir la corrupción oficial, pero sólo hemos visto intentos débiles y en algunos casos abierta ceguera.

Fuera del arresto de Elba Ester Gordillo --cuyo proceso huele más a venganza-no se han procesado a tantos peces gordos que todos sabemos navegan felizmente por el país.

David Kornefeld, exdirector de Conagua, fue multado y obligado a renunciar por utilizar indebidamente el helicóptero de la dependencia, pero en cambio ni a la pareja presidencial ni al secretario de Hacienda, Luis Videgaray, se les sancionó por recibir créditos preferenciales de su contratista preferido en el gobierno del Estado de México y ahora en el gobierno federal.

Peña Nieto lanzó en mayo el Sistema Nacional Anticorrupción que al momento no ha tenido logros importantes. Por el contrario, la campaña peñista palideció por el dictamen del secretario de la Función Pública, Virgilio Andrade, quien exoneró al presidente, a su esposa Angélica Rivera y a Luis Videgaray de todo delito y conflicto de interés en la compra de sus casas.

En Sonora las esperanzas de que la gobernadora Pavlovich cumpla su palabra en cuanto a castigar a los corruptos y regresar al estado de derecho son muy altas, entre otras cosas porque se recuerda a su madre doña Alicia Arellano como una de las políticas más honradas e integras.

Pero la magnitud del enemigo es tan grande y son tanto los intereses que rodean a la corrupción que la tarea será harto compleja. Dios quiera y consiga el objetivo por el bien de Sonora y del país entero, ya es tiempo de regresar a la decencia y la civilidad.

Es ahora o nunca.

Comentarios a [email protected]

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1157552

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx