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El Espacio de Cerpa

CON AUTORIDAD EN EL BRAZO

RODOLFO CERPA ROBLES

Ha llegado septiembre lo que significa, que ya estamos prácticamente de que inicie la mejor gala del deporte con el arranque de la NFL pero también, se presenta el último mes de actividad en el calendario oficial del mejor beisbol del mundo en el cual, veremos un desenlace de película en el este de la Americana en una pelea entre los Azulejos y los Yankees de igual manera, una contienda sin cuartel por el boleto comodín en el mismo joven circuito donde hasta los Orioles, aún pueden soñar.

Pero ante todo esto en donde las 30 organizaciones que forman el "rey de los deportes" en su máxima expresión realizan 162 encuentros en la campaña en los seis meses de acción, es natural que con tanto ajetreo con 2,430 partidos, en cada ocasión en que se lanza una joya de pitcheo como la de Jake Arrieta de los Cachorros el domingo pasado en Dodger Stadium, es justo que se medite como algo inusual en un deporte de tanta tradición.

Después de lo sucedido en Los Ángeles el pasado día 30 de agosto, viene a la memoria lo que tantos aficionados a la escuadra angelina un día presentían ya que, cuando Joe Torre se hizo cargo de los Dodgers, se llevó a Don Mattingly como su coach de bateo pero cuando el ex-mánager de los Mulos dijo adiós a los diamantes, el conjunto de California no busco otro reemplazo sino que aprovecharon para darle la oportunidad al ex-primera base de los Yankees para que dirigiera los destinos de los de azul y blanco.

Ante esta situación, el hueco de entrenador de bateadores quedó libre y entonces ante el asombro de todos quien arribó como nuevo instructor de bateo de Los Ángeles, fue Mark McGwire que tenía sobre sus hombros, la sombra funesta de los incoherentes esteroides y que por tal situación y a pesar de que jugando con los Cardenales en 1998 rompió el récord de más cuadrangulares en una temporada que tenía Roger Maris, su ingreso al Salón de la fama va a estar en chino y en ruso.

Nueve partidos antes del domingo pasado, la escuadra angelina ya había probado otro sabor áspero en Houston cuando Mike Fiers, les dio de comer con la cuchara a toda la novena de Mattingly (y eso que soy aficionado de los Dodgers) lo que significaba el quinto sin hit ni carrera que se lanzaba en la temporada por lo que ahora en el 2015, el pitcheo ha regresado a la esfera de autoritario sobre el poder ofensivo a pesar de que todos cuenten con alguien que los oriente en la forma de parase en el plato. ¿O no McGwire?

Y todo esto comenzó con Chris Heston de los Gigantes quien desde que estaba pequeño, soñaba con tirar una joya como la que logró en contra de los Mets en el mismo Citi Field el pasado mes de junio siguiéndole posteriormente Max Scherzer en contra de los Nacionales al igual que Cole Hamels cuando estaba enfundado con el jersey de los Filis continuando el japonés Iwakuma de Seattle.

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