Columnas la Laguna

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Don Valetu di Nario, caballero de edad más que madura, preguntó en la farmacia si tenían Viagra. "Sí tenemos -respondió el encargado-. ¿Cuántas pastillas quiere?". Respondió don Valetu: "Necesito solamente un cuarto de pastilla". "¿Un cuarto de pastilla?" -se sorprendió el farmacéutico. "Sí -confirmó el maduro señor-. Nada más quiero que me alcance para no mojarme los zapatos cuando voy a mear"... Si no crees en la suerte ¿cómo explicas el éxito de tus amigos?... La suegra de don Poseidón, granjero acomodado, fue a visitar a su hija. Sucedió una tremenda desgracia: La mula le dio una coz a la señora, y la envió al otro mundo. En el funeral el padre Arsilio, párroco del pueblo, advirtió algo que le extrañó bastante. Las mujeres le decían algo a don Poseidón, y éste asentía con la cabeza. Por el contrario, cuando los hombres le decían algo él negaba también con la cabeza. Fue y le preguntó al granjero la razón de aquello. Explicó don Poseidón: "Las mujeres me dicen: '¡Qué tragedia!", y yo respondo con la cabeza: 'Sí'. Los hombres me dicen: 'Préstame la mula', y yo respondo en la misma forma: 'No'. Y es que ya la tengo comprometida para todo el año'"... Los entendidos aseguran que los cambios hechos en el Gabinete por Peña Nieto tienden a organizar las mesnadas del prigobierno con vistas a la elección presidencial. Algunos analizan esos extraños movimientos en igual forma que se analiza una partida de ajedrez, e incluso utilizan algunas expresiones propias del juego, como "enroque", "movimientos de peones" y otras semejantes. El sabio maestro don Alfonso Alveláis Carballeda, maestro mío en el glorioso Ateneo Fuente, de Saltillo, solía decir que el ajedrez es demasiado juego para ser una ciencia, y demasiada ciencia para ser un juego. Otro juego hay que se llama la política. No se sujeta a ninguna ley científica -me pregunto de dónde diablos sacarían eso de "ciencias políticas"-; antes bien obedece a los instintos y ambiciones de los hombres, a sus pasiones y apetitos, a las cambiantes circunstancias de su espacio y su tiempo. Por eso no puedo descifrar cómo hacen otros el oscuro sentido de las mudanzas hechas por el Presidente. Saquen ellos sus conclusiones e iluminen el camino del profano. Yo me limito a repetir lo que dijo hace tiempo un político priista a propósito de las elecciones en San Pedro Garza García, municipio conurbado con Monterrey, tradicionalmente gobernado por el PAN. Dijo el citado priista: "Si el PRI postulara al Espíritu Santo como candidato a alcalde de San Pedro, ni aun así ganaría la elección". Lo más probable es que el PRI se vea en el mismo caso en la elección del 2018, a pesar de todos los cambios hechos por el Presidente, y los que en el futuro pueda hacer. Para colmo, todo indica que el Santo Espíritu no está con él... Clamaba un cierto marido: "¿Cómo es posible que mi esposa pueda ver un cabello rubio en mi solapa a 30 metros de distancia, y cuando estaciona el coche no vea el poste que está a 30 centímetros?"... Don Chinguetas insistía en ir a la playa nudista. Para justificar su deseo le dijo a su esposa, doña Macalota: "Ahí las muchachas no llevan esos brevísimos bikinis que tanto te molestan"... La abuelita le preguntó a su nieto adolescente qué había aprendido ese día en la escuela. Respondió el muchacho: "El maestro nos habló de la masturbación". Esa palabra le sonó a la anciana como un cañonazo en la oreja. "¡Grosero! -le dijo al chico al tiempo que le propinaba un fuerte mamporro-. ¡Se me va a su cuarto!". El nieto, desconcertado por la violenta reacción de su abuelita, obedeció. Fue la anciana y le contó a su hija lo que había sucedido. "Pero, mamá -le dijo la mamá del muchachillo-. Se trata de la clase de educación sexual. Ahí es normal que se hable de esas cosas. Hiciste mal en castigar al niño. Deberías ir a disculparte con él". La abuela, apenada, se dirigió de inmediato al cuarto de su nieto. Abrió la puerta sin llamar y ¿qué vio? Al muchacho, ocupado en un placer solitario muy propio de su edad. Al verlo así le dijo tratando de actuar con naturalidad: "Acnerito, tengo para ti una rica rebanada de pastel. Ve por ella cuando acabes de hacer la tarea"... FIN.

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