El pasado viernes 28 se celebró una fecha que cada vez toma más fuerza, el día de los abuelos, hermoso día para quienes tuvimos la fortuna de gozarlos y para los que todavía los disfrutan, va esta columna en su honor y mis comentarios sobre la actividad física en esta etapa de la vida.
En nuestra región la actividad física entre las personas de la tercera edad es cada vez más común. Son múltiples los beneficios que se desprenden de la práctica deportiva en este grupo de edad, en la que aparecen un buen número de enfermedades crónico degenerativas.
Los pacientes de este grupo de edad reportan una mejoría clínica cuando se integran a una actividad física en forma regular, por ejemplo, en los pacientes que padecen enfermedades como la diabetes se observa una notoria mejoría en el control se sus cifras de glicemia (azúcar en sangre) y lípidos (colesterol y triglicéridos), así como entre aquellos en que esta enfermedad se acompaña de una alteración como la hipertensión arterial, con la consecuente mejoría de su calidad de vida, al evitar o disminuir la posibilidad de aparición de complicaciones propias de la enfermedad.
Aquellos pacientes que han sufrido alguna afección cardiovascular y en las que se recomienda actividad mejoran notablemente al controlar su peso corporal y mejorar su capacidad aeróbica, lo que favorece su reincorporación a sus actividades laborales y recreativas, disminuyendo además la posibilidad de aparición de problemas agregados a su enfermedad original.
Otros pacientes que sufren de limitación de la movilidad articular, mejoran o recuperan sus arcos de movimiento con disciplinas como el Tai Chi, ejercicios acuáticos y yoga lo que favorece su incorporación a otras actividades como la caminata o la natación, con muchos de los beneficios arriba mencionados.
Dentro de las ventajas de la práctica deportiva en esta etapa de la vida está la socialización, la interrelación con personas de edades similares, lo que repercute en el aspecto emocional, ya que se promueve una mejoría en el estado de ánimo y por ende en su autoestima lo que disminuye la posibilidad de padecer trastornos emocionales como la depresión, entre otras cosas, se favorece además el sentido de independencia. Es recomendable la asesoría y la valoración médica, tanto para el inicio y orientación de la actividad más conveniente, o bien, para el ajuste de su tratamiento ¡Muchas felicidades y hasta la próxima!
