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430: Muere San Agustín, uno de los grandes filósofos de la cultura occidental

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AGENCIAS

El doctor de la iglesia cristiana San Agustín, a quien se recuerda hoy a mil 585 años de su fallecimiento, ocurrido el 28 de agosto de 430, es considerado uno de los grandes filósofos de la cultura occidental.

Sus obras "Confesiones" y "Ciudad de Dios" siguen vigentes en todo el mundo ya que muestran un equilibrio entre la fe y la verdad característica en el pensamiento de Aurelius Augustinus, mejor conocido como San Agustín de Hipona.

San Agustín nació el 13 de noviembre de 354 en Tagaste, al norte de África, en lo que ahora es Argelia. Su padre estaba alejado de la iglesia, por lo que era considerado pagano, y su madre era una mujer sumamente religiosa de educación cristiana.

De acuerdo con el sitio de internet "biografiasyvidas.com", el filósofo estudió gramática, literatura griega clásica y retórica. Al concluir sus estudios, se convirtió al maniqueísmo y viajó a Milán, Roma y Cartago donde destacó por su gran talento en la oratoria.

En su juventud se dedicó a ser libre en busca de satisfacer sus pasiones, pero esto no le hizo abandonar sus estudios y pasó por varias escuelas filosóficas buscando la verdad y la adecuación entre razón y fe, lo que debilitó sus convicciones maniqueístas y modificó su concepción de la esencia divina.

Tras estar convencido de que había recibido una señal de Dios, San Agustín decidió retirarse con su madre, su hijo y sus discípulos a la casa de su amigo Verecundo, en Lombardía, donde escribió sus primeras obras.

A los 33 años se hizo bautizar por San Ambrosio, en Roma, y se consagró definitivamente al servicio de Dios por lo que vendió sus bienes, repartió todo lo que tenía entre los pobres y fundó un monasterio.

Se dedicó a difundir la doctrina cristiana, entre maniqueos, arrianos, priscilianistas, y a la filosofía, por lo que escribió "Ciudad de Dios" y "Confesiones", siendo este último su obra más leída y admirada en todo el mundo.

Las "Confesiones", escritas hacia el año 400, no son un reconocimiento o una declaratoria, sino un tipo de alabanza de un alma que admira completa y absolutamente la obra de Dios, de acuerdo con el portal de una reconocida librería.

En 388, San Agustín regresó definitivamente a África, donde tres años después, fue ordenado sacerdote en Hipona por el obispo Valerio, quien le encomendó entre los fieles difundir la palabra de Dios, tarea que el filósofo cumplió con fervor.

A finales de 395 y tras la muerte de Valerio, San Agustín fue nombrado obispo de Hipona y al caer Roma en manos de los godos, se acusó al cristianismo de ser responsable de las desgracias del imperio, lo que resultó en una encendida respuesta de San Agustín.

En los últimos años de su vida, San Agustín asistió a las invasiones en el norte de África por parte de los bárbaros, de las que no escapó Hipona, su ciudad episcopal. Al tercer mes cayó enfermo y murió el 28 de agosto de 430.

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