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Justicia y democracia fallidas

Mirando a fondo

VÍCTOR GONZÁLEZ AVELAR

ENTRADA.- Lo hemos comentado con anterioridad en esta colaboración semanal: a los mexicanos no se nos quiere dar ni la justicia ni la democracia. Desde que este país tiene uso de razón, esto es, desde los tiempos de las luchas primigenias por separarnos del dominio español hasta el día de hoy, la administración de justicia se nos ha negado. Presumimos tener una avanzada legislación constitucional que garantiza nuestros derechos humanos y garantías individuales; pero esto es sólo una terca figura de nuestra imaginación.

SOPA.- No obstante que en la vida real nuestros tribunales con más buena voluntad que con recursos materiales y humanos, vienen hasta el día de hoy dando tumbos y traspiés dejando tras de sí un estela de rencor y frustración en el ánimo de la población que exige se le haga justicia pronta y expedita.

La primera instancia de un juicio civil o penal en un país civilizado (anglosajón de preferencia) no dura generalmente más de 30 días, mientras que en México éstos pueden alargarse por décadas.

En la mayoría de los procedimientos penales y en muchos de los civiles, los pobres son casi siempre la parte perdedora. Parecería que nuestro sistema está hecho única y exclusivamente para litigantes con recursos económicos. Los ministerios públicos son por lo general muy acusatorios y enérgicos con los jodidos; pero en tratándose de "peces gordos" les cambia de inmediato su bravo espíritu persecutorio y justiciero.

Pero lo más grave de todo esto, es que en esa eterna búsqueda de la justicia se gasta muchísimo dinero: en la Suprema Corte de Justicia; el Consejo de la Judicatura; el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; la Procuraduría General de la República; el Tribunal Agrario; el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa o la Secretaría del Trabajo y Prevención Social. Estas instituciones se comen la respetable suma de 80,556 mil millones de pesos al año, esto es, 222 millones de pesos cada 24 horas. A este gasto habría que agregarse el costo de la justicia que administran los poderes judiciales de los Estados.

PLATO FUERTE.- De la misma manera que la justicia no quiere dársenos no obstante la millonada de pesos que el estado gasta en ella, con la traída y llevada democracia los mexicanos sufrimos del mismo mal.

Tenemos el sistema electoral más caro e incongruente del mundo, con partidos políticos subsidiados por el estado, muchos de ellos negocios familiares, otros que no representan a nadie.

Para darnos cuenta del costo de nuestra democracia de ficción, este año el Instituto Nacional Electoral (INE) ejercitó un presupuesto de 18,752 mil millones de pesos. A ello habría que sumarle los 15,000 mil millones gastados por las entidades federativas en sus procesos electorales. Esto nos arroja un gasto en conjunto de ¡92 millones de pesos diarios!

Ahora bien, según el INE en junio de 2015 había 83 millones de empadronados de los cuales votaron 39 millones. Esto quiere decir, que cada voto real costo al raquítico erario mexicano la increíble suma de $865 pesos. Como se podrá ver la democracia tampoco se nos quiere dar.

POSTRE.- Otro tema: Hasta que no la conviertan en una auténtica mártir del sistema político mexicano van a descansar. Hasta que parezca que la fuerza del estado se ha volcado sobre ella como represalia por haber cometido el pecado de la disidencia, quedarán tranquilos.

Me refiero nuevamente a Elba Esther Gordillo. Y se preguntarán algunos lectores la razón de mi insistencia por tratar un tema que hasta podría pecar de poco interés público, aunque yo no lo considero así.

Primeramente a la señora Elba Esther no tengo el gusto de conocerla. Accidentalmente en un restaurante del Hotel Presidente en Polanco, comiendo con mi hermano Miguel, entonces Secretario de Educación Pública del gobierno de Miguel de la Madrid, ella se acercó a la mesa y mi hermano me la presentó. Hasta ahí mi relación con la Maestra.

Pero insisto: lo que podría haber sido un procedimiento judicial ejemplificativo que sentara un precedente de lo que puede pasarle a un político corrupto se ha convertido, como siempre sucede en este tipo de casos, en un proceso opaco, poco transparente y en un juicio que parece no buscar castigar a los delincuentes sino aplicar venganza.

DIGESTIVO.- Si la fuga del "Chapo" dejó temblando al gobierno, la muerte en la cárcel de la Maestra lo pondría de rodillas. Entonces cuidado.

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