A Jorge Ramos le gusta provocar, y deja entrever, como pocos comunicadores, filias y fobias. Inteligente y talentoso, su estilo de hacer periodismo en ocasiones se asemeja más al de un activista que elige batallas y no las suelta. Ramos es congruente con sus odios y también con sus amores.
A sus compañeros y equipo cercano les pide abiertamente, defender los intereses de la comunidad hispana que radica en Estados Unidos. Se asume y admite como espadachín de determinadas causas y agendas. Ramos no niega la piel que habita.
De vivir en México, seguramente ya lo habrían corrido de varios medios de comunicación.
Como entrevistador, Ramos es implacable con quien no le gusta. Logró acorralar a Carlos Salinas de Gortari, lo cual no es nada fácil, y sacó de sus casillas a Enrique Peña Nieto en una de las pocas charlas que ha dado el actual presidente, durante la cual no pudo articular con elocuencia de qué había muerto su primera esposa, Monica Pretelini.
Hombre mediático al fin, Jorge Ramos sabe calcular, cuándo callar y cuándo ser estridente. Al ser nombrado por la revista Time como uno de los latinos más influyentes del mundo, aprovechó el foro y durante la premiación habló de México y de su gobierno en términos lacónicos e implacables.
Ayer, apenas, el periodista estelar de Univisión hizo enfurecer al aspirante republicano que encabeza las encuestas rumbo a la nominación de noviembre, y de qué forma.
Sí, el pleito entre Jorge Ramos y Donald Trump es personal y trasciende la demanda por 500 millones de dólares que el magnate inmobiliario interpuso contra la cadena de televisión hispana Univisión, ante su negativa de transmitir Miss Universo.
Ramos, quien ejemplifica al emigrante exitoso, ha sabido capitalizar muy bien dicha narrativa. Con frecuencia repite que salió de México hace treinta años pues "le era imposible hacer periodismo", cosa exagerada pues entonces era un desconocido, pero en fin, es válido que cada quien venda y cuente su historia de éxito como quiera.
Jorge Ramos considera una auténtica locura el hecho de que Trump pretenda construir un muro y deportar de tajo a 11 millones de inmigrantes indocumentados y según cuenta, desde hace varios meses buscó sin éxito al multimillonario, solicitando una entrevista para así conocer su postura respecto a ese y otros temas.
Reportero, Ramos aprovechó una conferencia de prensa del propio Trump para encararlo e increparlo. Lo logró.
Donald Trump, quien de ser un chiste como candidato ha pasado a convertirse en una amenaza que a muchos les preocupa y que de toda suerte no vieron venir, mostró su lado más autoritario, racista e intolerante.
Con un guiño, Trump causó que un miembro de su equipo de seguridad expulsara a Ramos de la conferencia, aduciendo que el periodista no había respetado el orden establecido para formular preguntas al candidato, como si darle tal tratamiento a uno de los conductores más influyentes de la unión americana fuera opción.
Ya afuera de la conferencia, en el lobby, uno de los miembros de la campaña de Trump le gritó a Ramos que se saliera de su país, a lo que el periodista respondió que era un ciudadano norteamericano.
Jorge Ramos regresó a la sala, y pudo hacerle a Trump un par de preguntas. He revisado varias veces los videos del encontronazo entre ambos, y el tratamiento que las cadenas de televisión norteamericanas le han dado al asunto.
Nos puede caer bien o no Jorge Ramos y gustarnos o no su trabajo, pero el señor estaba haciendo periodismo, si bien considero que en ocasiones Ramos se comporta como una auténtica diva.
Sí, probablemente no en la mejor de las formas, quizá saltándose el orden establecido pero finalmente Jorge Ramos estaba preguntando. A veces hay cuestionamientos que apremian y no pueden esperar.
Lo cierto es que a Trump le incomodaron las preguntas de Ramos y lo mandó sacar. Con ello, se pintó de cuerpo entero. Y es que de ganar y serle posible, ello haría Donald Trump: expulsar a todos los inmigrantes.
Nos leemos en Twitter y nos vemos en Periscope @patoloquasto, sin lugar a dudas.
