Varios legisladores han sido acusados de corrupción o de tener nexos con el crimen. (Archivo)
Al menos 129 de los 500 legisladores que conformarán la Cámara de Diputados a partir del 1 de septiembre próximo llegarán con sombras en su trayectoria.
A pesar de que los partidos aseguraron que enviarían a sus mejores hombres y mujeres para ocupar las curules, lo cierto es que sobre ellos pesan diversas acusaciones.
Una revisión a los perfiles de los integrantes de la 63 Legislatura indica que 15 nuevos diputados han estado involucrados en procesos penales, 12 han tenido señalamientos públicos de corrupción y 8 tienen denuncias de nexos con el crimen.
Además, 8 recibieron acusaciones de presunto enriquecimiento ilícito y a 21 han sido acusados de uso indebido del cargo.
Adicionalmente, 11 han sido señalados por nepotismo, mientras que 14 más han tenido gestiones polémicas en cargos anteriores.
A ellos se suman 6 que han sido catalogados como improductivos en otros puestos públicos, 16 son hijos de políticos prominentes --una decena de ellos, sin méritos legislativos o políticos previos--, 14 han cambiado de un partido a otro en busca de un cargo público y 4 más tienen o han tenido relación con TV Azteca o Televisa.
La mayoría de ellos llega a San Lázaro por la vía plurinominal, es decir, sus partidos optaron por ellos para representarlos sin tener que competir en una elección.
De acuerdo con los datos obtenidos, 70 de los 129 legisladores con señalamientos ocuparán una curul por asignación directa de sus partidos políticos, es decir, sin haber hecho campaña.
De ese total, 33 nuevos legisladores llegan por el PAN, 28 por la coalición PRI-PVEM, 27 por el PRI, 11 por el PRD, 8 por el PVEM, 8 por el Panal, 6 por Movimiento Ciudadano, 4 por la coalición Izquierda Progresista (PRD-PT), 3 por Encuentro Social y 1 por Morena.
A principios de 2015, los tres principales partidos políticos informaron que, para garantizar que en las elecciones del 7 de junio pasado competirían sus mejores cuadros, aplicarían a sus candidatos pruebas de control de confianza, así como una serie de evaluaciones, que incluía la revisión de su pasado, tanto partidista como en las actividades cotidianas y profesionales.
