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Mamá prevenida vale por dos

Prepárate para tratar los padecimientos más comunes de tu bebé

Mamá prevenida vale por dos

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ADRIANA GUADALUPE MIRANDA

Además de una emoción inmensa y de llenar sus vidas de alegría, la llegada de un bebé cuando se es madre primeriza también genera ciertos temores. Pero para todo hay solución.

El primer año de vida del bebé, es de los más importantes sobre todo porque se va descubriendo cosas nuevas tanto de los niños como las mujeres como madres.

Entre los padecimientos más comunes, en los primeros días del bebé, se registra la aparición de una secreción amarillenta en los ojos que llega a formar una costra, de la cual no hay que alarmarse. No se trata de una infección. Es el resultado de una de las medidas que muchas clínicas toman para evitar una infección gonocócida, que se trata de un tipo de conjuntivitis que los recién nacidos pueden contraer por una bacteria en el momento del parto.

Para evitarlo, los médicos en ciertas clínicas suelen echar gotas de nitrato de plata en los ojos, lo que llega a ocasionar una conjuntivitis química y dicha secreción. Aunque hoy en día, otros centros médicos prefieren usar ungüentos o gotas de antibióticos que producen menos reacción, la cual tiende a desaparecer por sí sola.

Estreñimiento

Es otro de los “dolores” de cabeza de las madres primerizas. Los autores del libro “El primer año del bebé”, mencionan que cuando se habla de estreñimiento es cuando el bebé hace menos deposiciones que su madre, pero ésta no es una guía confiable ya que cada individuo es diferente.

Lo cierto es que los niños criados con biberón pasan tres o cuatro días sin evacuar, y aún así no se considera estreñimiento, a menos que las deposiciones estén firmes o salgan como pelotitas o bien que causen dolor al expulsarlas e incluso que ocasionen pequeñas fisuras al ano.

Es posible que el niño mejore con un cambio de fórmula o agregándole un par de cucharadas pequeñas de jugo diluido de ciruela, más no de cítricos ya que a temprana edad son considerados como alérgenos y son muy ácidos.

Sobre los niños criados con leche materna, no es muy común que sufran de estreñimiento, ya que la leche de mamá, está perfectamente adecuada al sistema digestivo del bebé. Pero también es cierto que algunos sí tienen que pujar y esforzarse para expulsar las materias fecales. Algunos médicos suponen que es porque la blanda deposición del bebé no ejerce suficiente presión en el ano, otros piensan que tal vez los músculos del año no son bastante fuertes ni están suficientemente coordinados para eliminar fácilmente cualquier excremento.

Cualquiera que sea la explicación, la dificultad debe aliviarse cuando se agreguen sólidos al régimen alimentario del niño, mientras tanto no hay de qué preocuparse, por lo que se aconseja no hacer uso de los laxantes, enemas o ningún otro remedio casero, lo mejor es consultar al médico.

Escroto inflamado

Esta condición se manifiesta en los testículos. Éstos se encuentran dentro de una bolsa protectora llamada escroto que está llena de fluido. A veces, un niño nace con exceso de dicho líquido, lo cual hace parecer inflada, incluso como si tuviera tres testículos. A ello se le conoce como hidrocele y el problema se resuelve de manera gradual en el transcurso del primer año de vida del bebé sin tratamiento alguno.

Hipo

Algunos bebés no empiezan a hipar de recién nacidos sino que ya lo hacían desde el vientre de sus madres. Si es así, lo más probable es que esto continúe dentro de sus primeros meses de vida. Lo que es claro es que el pequeño no siente dolor ni molestia alguna cuando tiene hipo. Los hipos son muy comunes.

Son inofensivos y no requieren tratamiento ni demasiada atención. De la misma forma repentina que aparece el hipo, se desaparece. Su frecuencia va disminuyendo a partir de los seis meses de edad.

De acuerdo con el portal Guía Infantil, en la mayoría de los casos, el hipo es causado por la inmadurez del sistema nervioso que, por la falta de un control adecuado, provoca contracciones, repentinas e irregulares, del diafragma. Los músculos de la respiración (los que separan el tórax del abdomen) se fortalecen e intentan funcionar en armonía. Razón por la que cualquier cosa que irrite el diafragma hará que el músculo tenga espasmos repetitivos, a lo que llamamos hipo. El diafragma puede sufrir alteración por una ingestión excesiva de alimentos, por un sorbo rápido, por tragar aire, o incluso por algún cambio de temperatura.

Para que eso no ocurra, es necesario que el bebé se cambie de ropa en un ambiente sin corrientes de aire, y muy bien abrigado. Los padres deberán buscar orientación médica solamente en los casos de que el hipo no se vaya, y acabe por provocar llantos por parte del bebé.

Estornudos

Cuando aparecen, no hay de qué preocuparse ni hay que apresurarse a dar algún remedio. Lo que el bebé tiene probablemente, no es un resfriado, sino un poco de líquido amniótico y un exceso de mucosidades en las vías respiratorias, lo cual es común en los pequeños.

El estornudo frecuente, le ayuda a deshacerse de partículas extrañas del ambiente que le han entrado por la nariz.

Costra láctea o seborrea

La costra láctea es muy común. Si el cuero cabelludo del bebé tiene piel escamosa y seca que se asemeja al aspecto de la caspa, o incluso presenta manchas escamosas o costras gruesas, grasosas y amarillentas o marrones, lo más probable es que sea costra láctea.

No es lo más agradable, pero es inofensiva. La mayoría de las veces aparece en los primeros meses de vida, y por lo general se va sola en alrededor de seis a 12 meses, aunque algunos bebés la tienen durante varios años.

Aunque esta condición se puede extender hasta las orejas, cejas, cara, cuello e incluso hasta las pompis, a esto se le conoce como dermatitis seborreica.

Las causas se desconocen, aunque algunos médicos especialistas señalan que las hormonas que el bebé recibe de su madre hacia finales del embarazo estimulan en exceso las glándulas sebáceas (productoras de sebo) del pequeño y, como resultado, se forma la costra láctea.

Lo que sí se sabe es que la costra láctea no es producida por falta de higiene ni por alergias. No es contagiosa, y probablemente no moleste al bebé, aunque en caso de que se vuelva más intensa podría llegar a darle comezón.

Para eliminar la costra láctea no se necesita hacer nada. Sólo se recomienda lavarle la cabeza con más frecuencia y de cepillarlo cuidadosamente usando un cepillo blando o una toalla.

Dermatitis o rozamiento

Esta es la forma más común de salpullido que presentan los lactantes y aparecen como un enrojecimiento de la zona genital y entre las nalgas. También es posible que la piel esté un poco hinchada y caliente.

Y puede ser provocada por una serie de factores, desde un cambio en la alimentación del niño hasta su propia orina. Entre las más comunes se encuentra: la humedad, hasta el pañal más absorbente deja algo de humedad en contacto con la delicada piel del bebé. Y cuando la orina se mezcla con las bacterias presentes en las deposiciones, durante el proceso de descomposición se produce amoníaco, el cual puede ser muy irritante para la piel. Aunque es verdad que si el pequeño lleva pañales mojados por mucho tiempo aumenta la posibilidad de que tenga dermatitis de pañal.

Otro factor es el roce del pañal contra su piel, sobre todo si es muy sensible a las fragancias y otros productos químicos utilizados.

El cambio en la dieta, pudiera ser otro detonante. No es raro que los bebés empiecen con rozaduras cuando comienzan a comer alimentos sólidos. Y es que cualquier comida diferente cambia la composición de las deposiciones del bebé, al igual que también puede aumentar la frecuencia de éstas. Si toma pecho, la reacción podría resultar de algo que la mamá ha comido.

O la causa también puede ser una infección. Y es que por debajo del pañal la piel permanece cálida y húmeda, que es el ambiente que más les gusta a las bacterias y a los hongos. Por eso es fácil que se desarrolle una infección que dé lugar a la irritación de pañal, sobre todo entre los pliegues de la piel del bebé.

El mejor tratamiento es mantener el área del pañal limpia y seca. Esto también ayudará a prevenir nuevas dermatitis.

Se debe llamar al doctor si la piel parece haberse infectado, es decir que presente ampollas, granitos de pus, áreas con secreción amarillenta, o heridas abiertas. Es posible que el pediatra le recete un antibiótico oral.

Diarrea

Primero se debe considerar qué es una deposición normal para el bebé. Los recién nacidos hacen caquitas con frecuencia, a veces después de cada comida, y sus heces suelen ser bastante suaves, especialmente si se está amamantando. Pero si sus movimientos intestinales cambian repentinamente, por ejemplo, de pronto empieza a hacer caquitas más veces de lo habitual y las heces son más blandas y acuosas, probablemente es diarrea.

Una infección en el oído puede ocasionar diarrea. En algunos casos puede ser de origen vírico o bacteriano. Si ese es el caso, quizá el bebé está irritable y se estira las orejas. También puede vomitar y tener poco apetito. Es posible además que haya estado resfriado recientemente.

Aunque también hay varios tipos de virus como el rotavirus, adenovirus, calicivirus, astrovirus e influenza que pueden causar diarrea, así como vómitos, dolor abdominal, fiebre, escalofríos y malestar general.

Las infecciones parasitarias también pueden causar diarrea. La giardiasis, por ejemplo, la causa un parásito microscópico que vive en los intestinos.

O bien la leche de fórmula mal mezclada también puede causar diarrea, por lo que es necesario dotar de la cantidad de agua adecuada al prepararla.

Durante el tratamiento de la diarrea es fundamental que el pequeño no consuma alimentos que contengan azúcares, grasas o que sean flatulentos.

El peligro es la deshidratación del niño, por lo que es preciso que ingiera líquidos y se vigile su aspecto. Si el bebé es un lactante que se alimenta de leche materna, conviene no suspender la leche materna y suministrar al niño suero oral cada media hora. Se debe acudir al pediatra si el niño presenta dolor abdominal durante más de tres horas, si los vómitos se mantienen durante 12 horas en los niños o durante 6 horas en los bebés.

Gripa

Los resfriados son muy comunes entre los bebés y los niños pequeños porque no han tenido aún tiempo para desarrollar inmunidades contra los diferentes virus que producen.

Sobre el tratamiento se dice que no se conoce ninguna cura pero los síntomas se pueden tratar, como succionando los mocos con una bomba. Pero si la mucosidad se ha endurecido, se ablandan con gotas salinas nasales.

La humectación del ambiente, es otra de las recomendaciones para reducir la congestión y facilitar la respiración del pequeño.

Los antibióticos no ayudan y no se deben usar a menos que haya una infección bateriana secundaria.

La costra láctea no es producida por falta de higiene ni por alergias, no es contagiosa, y probablemente no moleste al bebé.

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