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Agachones

Diálogo

YAMIL DARWICH

"El futbol mexicano es una triste realidad del cómo se gasta, compra o vende y es un engaño para este país".

El gran negocio gira alrededor de la Selección Mexicana, todo lo que suceda en la Liga, el ascenso, el sector amateur o con las féminas, es "pecata minuta"; lo importante es mercadear a la Selección mayor con todas las historias que sean posibles, siendo un gran negocio de "1,800 millones de dólares que se ganan", cifra declarada por José Luis Sánchez Solá, (a) Chelís, entrenador profesional.

El futbol profesional a cada día enfrenta mayor desprestigio y desconfianza entre los aficionados que sienten les están dando "atole con el dedo" y las denuncias de fraude a nivel internacional son evidencia; la reelección y renuncia de Joseph Blatter, descaro.

Poco a poco van matando a la "gallina de los huevos de oro" y el "Tri", como le llaman a la Selección Mexicana, está ofertada al mejor postor, jugando donde pagan más dólares a la Femexfut y así, Usted y yo lo vemos por televisión, donde nos embrutecen con comerciales que nos proponen endeudarnos. "Ganar ganar", pero sólo para ellos.

Oceánica resultó otra estafa de los ladrones de cuello blanco, una más, de quienes recibieron el beneficio de la complicidad y el compadrazgo de autoridades que deberían atendernos, cuidar los intereses de las mayorías que les eligieron y trabajar para nosotros, los ciudadanos, como nuestros empleados que son. Duele más el pensar que traicionaron la confianza y abusaron de la esperanza de muchos.

La Línea Dorada del Metro del D.F., un fraude entre capitalinos empresarios y gobiernos corruptos, que ahora se acusan mutuamente tratando de evadir la propia responsabilidad, moviendo sus hilos de poder para confundirnos y hacer que el gran robo se pierda en el olvido y el fraude les resulte; de paso, escamoteándonos el derecho a saber la verdad. Piense en La Laguna y sus graves problemas en servicios públicos.

Nos entretienen con enormes golpes publicitarios, entregándonos el espectáculo mediático de la lucha del Gobierno Federal contra narcotraficantes, caso del "Chapo" o la barbarie en Jalisco, que no disminuirán sensiblemente el problema de la violencia, alimentando el círculo vicioso de inseguridad, baja de productividad y mayor pobreza en la vida de los mexicanos en particular. En ese tren se suben las administraciones municipales de La Laguna, anunciando mejoras sin poner atención a la realidad difundida por los medios de comunicación de la región y las asociaciones no gubernamentales que les denuncian.

Habrá que mencionar a los ciudadanos que justificándonos en el "y yo... ¿qué puedo hacer?" continuamos permitiendo vejaciones de autoridades y responsables que se sostienen en la ruda carrera del enriquecimiento inexplicable, sometiéndose a la adoración de los más altos en el poder público, con la esperanza de que algún día les toque "repartir la riqueza" recordando aquello de "el que reparte y comparte se queda con la mayor parte".

Los viejos de antaño decían: "m'ijo, entre más se agacha más se le ve", refiriéndose a los "agachones", que preferían disimular ante las afrentas y agravios, al fin y al cabo "más vale un mal arreglo que un buen pleito". Cada día nos vamos pareciendo más a ésos.

Le advierto que la ilegalidad y el abuso en la manipulación de las leyes -en contraposición al derecho moral- no puede ser el camino, pero sí lo es actuar por los medios que nos quedan a los ciudadanos en el sistema político que llamamos democracia, que se trata de asegurar "se cumpla la voluntad del pueblo". ¿Será Utopía?

Lo invito a actuar, participando en alguno de los muchos grupos sociales, colegios de profesionistas, clubes de servicio, organizaciones no gubernamentales y todas aquellas asociaciones por medio de las que podamos hacer valer nuestra voluntad, insistiéndole: siempre conforme a la ley, aunque nuestros líderes políticos no las acaten.

Actuemos desde esas agrupaciones y exijamos se satisfagan nuestros derechos y la voluntad de las mayorías.

Ocupemos los espacios que nos dejan libres los malos y poco a poco vayámoslos desplazando, hasta recuperar nuestras calles y ciudades.

Participemos y promovamos actividades deportivas, artísticas y culturales, acudiendo en familia y/o en grupos de personas identificadas entre sí.

Eso es lo mínimo que podemos hacer para rescatar a nuestra comunidad y entregar buenas cuentas a las nuevas generaciones, no sea que el juicio de la historia nos describa como "los agachones de principios del siglo XXI".

Haga política sin caer en la tentación de la politiquería y con su presencia, pronunciamientos y actuaciones, exija a nuestros servidores que atiendan nuestras órdenes; para eso ocupan los puestos que les otorgamos con nuestro voto.

Sobre todo, cumpla sus responsabilidades como ciudadano para que se sienta con todo el derecho de exigir que cambie nuestro destino. Y dígame Usted... ¿por quién votó?

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