Peligro. México sigue siendo el principal consumidor de refrescos del mundo, por encima incluso de los Estados Unidos. (Archivo)
Para reducir la compra y consumo de bebidas azucaradas de manera significativa será necesario aumentar el impuesto a estos productos de 10 a 20 por ciento, demandó la Alianza por la Salud Alimentaria.
Aunque en el primer año de esta medida el impuesto a bebidas azucaradas fue positivo, pues logró que las familias mexicanas compraran hasta 17 por ciento menos refrescos, para que tenga un impacto en la salud a mediano plazo se necesita un impuesto de al menos 20 por ciento, señaló Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.
Durante la presentación de los resultados preliminares del estudio sobre el efecto del impuesto en la compra de bebidas azucaradas en los hogares mexicanos durante 2014, Calvillo dijo que la reducción promedio en las compras de estos productos fue de 6 por ciento.
Este estudio lo llevó a cabo el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y el Centro de Población de la Universidad de Carolina del Norte.
Los resultados indican que los hogares de ingresos económicos más bajos redujeron la compra de bebidas azucaradas en 17 por ciento para diciembre de 2014.
Además, se registró un aumento del 4 por ciento en el consumo de bebidas sin impuesto, en especial el agua embotellada.
Esto demuestra que dicha medida fiscal es efectiva para reducir el consumo de bebidas azucaradas, y con ello lograr prevenir el sobrepeso, la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, afirmó Calvillo.
Sin embargo, el impuesto del 10 por ciento es menor al recomendado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Calvillo explicó que con un 20 por ciento de impuesto a refrescos y bebidas azucaradas, según pronósticos del estudio, la compra de estos productos podría reducirse hasta en 20 por ciento. También exigieron que se elimine el IVA al agua embotellada en envases menores de 10 litros, con la finalidad de hacerla económicamente más accesible que las bebidas azucaradas.
Y llamaron al Gobierno a utilizar lo recaudado por el impuesto al refresco, que fue de 18 mil millones de pesos en 2014, en programas de prevención de la obesidad y sus enfermedades asociadas, así como terminar con la instalación de bebederos de agua en escuelas y espacios públicos.
